VIDEO.- Crimen de La Loma: una familia religiosa, reservada: "No hay una punta de donde empezar a tirar"

"Esa mañana estuve charlando con él. De nada, de cosas sin importancia, el tiempo, la política. Era un vecino amable, gente reservada pero que no mostraba ningún conflicto. Por eso el barrio está tan impresionado porque en todos estos años nadie vio nada, nadie oyó ni una pelea, ni un grito, ni un rumor de que algo fuera de lo normal pudiera estar pasando dentro de esas paredes".

El vecino de la familia Bertoloti, en La Loma,  pide reserva, no quiere lo que considera "publicidad", pero es uno de los tantos que por estas horas han accedido a hablar con este diario para tratar de desentrañar lo que a esta altura tiene visos de misterior. ¿Qué pasó en la casa de dos plantas del 467 de la calle 29? ¿Qué tema, que discusión, que problema familiar encendió lo que en principio pareciera la locura homicida de uno de sus miembros? 

"No hay ni una punta de donde empezar a tirar", es el concepto que parece definir la situación y que muestra de cuerpo entero a un barrio confundido.

La casa de los Bertoloti queda en mitad de la cuadra. Tiene un fondo que da al corazón de la manzana donde comparte geografía con otras propiedades. Medianeras por donde la vida cotidiana va y viene traducida en risas, gritos, alguna que otra queja o reproche y a veces un insulto al aire. Así suele ser en ese y muchos otros barrios donde cada casa, como consiga el viejo dicho popular, "es un mundo".

En el caso de la casa Bertoloti ese mundo parecía casi perfecto. Es la impresión de los vecinos de al lado, de enfrente y de los del fondo que coinciden en que "nunca" oyeron voces de pelea.

Los que tienen unos cuantos años en el barrio, incluso, recuerdan al ahora acusado Guillermo Ignacio Bertoloti volviendo del colegio San Cayetano, junto con su hermana. No son pocos las familias que en la cuadra y en las cercanían han formado parte de la misma comunidad educativa.

"Gente muy religiosa, sobre todo ella que hasta supo tener un pequeño negocio en la zona", cuentan quienes los han visto en la misa de San Cayetano, en la cercana 44 y 29.

"No hay una punta de donde tirar", insiste uno de los vecinos más confundidos, acaso el que más contacto tenía con la familia Bertoloti.

"A los chicos (a Guillermo Ignacio y su hermana) les dieron todo. Incluso cuando murió la abuela les dieron las propiedades, el auto. Es inexplicable todo", insisten.

Ni un comentario puertas afuera que pudiese dejar entrever malestar, pesadumbre, preocupación.

·El pibe tenía su trabajo, vivía en la casa que le había dejado la abuela en Villa Del Plata", insisten.

La cámara de seguridad de una propiedad de la zona habría registrado el ingreso de Guillermo Ignacio Bertoloti a la casa de sus padres cerca de las 21.30. Alrededor de una hora antes de que se oyeran los disparos.

Algo pasó en esa hora de charla familiar. Ahí anida el misterio-

 

 

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