En pocos días, dos mujeres violadas en ataques callejeros

La cuarentena no aplaca a los violentos. Sobre todo a quienes aprovechan la “ventaja” que les otorga el escaso movimiento de vehículos y peatones en determinados horarios para atacar.

En la Región se registran peleas callejeras, entre familiares, asaltos y tiroteos por drogas. También escalaron de forma exponencial los casos de violencia de género. En medio de esa vorágine salvaje, dos episodios de abuso sexual con resultado dispar: el primero, que tuvo lugar el miércoles último, ocurrió en Berisso; el restante fue el domingo, en City Bell.

Ambas mujeres denunciaron los ataques a las autoridades. En uno atraparon al autor (aunque por otro delito) y en el otro está libre, aún fuera del alcance de la investigación.

AL RÍO

El jueves 7 de mayo, a las 10 de la noche, efectivos del Comando Patrullas de Berisso que vigilaban las calles se toparon con un solitario peatón en 5 y 168. El sujeto caminaba ensimismado hasta que fue interceptado por los uniformados a fin de identificarlo.

La tarea transcurría de manera normal tras solicitarle la documentación personal, pero cuando le preguntaron por el permiso para circular la situación se desmadró.

Según informaron fuentes oficiales, el hombre señaló que no poseía la autorización correspondiente y al ser notificado de que estaba “en plena infracción del Artículo 205 del Código Procesal Penal de la Nación Argentina”, su humor cambió por completo.

LE PUEDE INTERESAR

Continúan los robos y crece el temor entre comerciantes y vecinos en la zona de 122 y 52

LE PUEDE INTERESAR

Disparos y gases durante una revuelta por un traslado en la comisaría de El Dique

“Comenzó a insultar a los policías y a gritar amenazas, asegurando que iba denunciar el accionar Policial”, confió un vocero policial. Los uniformados intentaron calmarlo, pero tenía otros planes.

Conforme la versión oficial, lejos de apaciguarse, “le arrojó un golpe de puño a la altura del chaleco antibala, sin provocar lesión alguna, a uno de los oficiales, además de escupirlo en el rostro”.

Luego de un breve forcejeo, el agresor fue reducido. Cuando obtuvieron información sobre su identidad, la cuestión tuvo un giro inesperado.

Es que, al cruzar sus datos en la capa informática, establecieron que se trataba de la persona sospechosa por un abuso sexual que había denunciado una mujer el día anterior en la comisaría Primera.

En su declaración, la damnificada afirmó que la violación ocurrió en las inmediaciones de la parada de colectivo situada en 60 (Avenida del Petróleo) y 145 (20 de junio), y que después del acto la arrojó hacia el interior del canal Este. Con esa información, el hombre de 32 años, quedó aprehendido bajo el cargo de “presunto abuso sexual, resistencia a la autoridad e infracción al artículo 205”.

ABUSO Y ROBO

Como todos los domingos, la joven esperaba la llegada del colectivo en la parada de 450 y Camino General Belgrano.

Eran las 6.30 de la mañana, el sol apenas asomaba, hacía frío y en la calle el tránsito era nulo. La chica, de 23 años, iba a trabajar.

De una dirección indeterminada, un desconocido se le acercó. Ella no lo vio hasta que lo tuvo casi encima. Antes que la cantidad de ropa que traía puesta y su rostro semicubierto, le llamó la atención el brillo que asomaba en su mano. Recién cuando se lo apoyó en el cuerpo supo que era un cuchillo.

La víctima nunca pudo verle la cara, pero en su exposición posterior la joven indicó que se trataba de un adulto de “entre 35 y 60 años”.

Sin retirar el arma blanca del cuerpo, la amenazó de muerte y la hizo caminar hacia 28. Según recordó la víctima, anduvieron cerca de 30 minutos hasta llegar a un descampado situado en las inmediaciones de 28 entre 444 y 446.

En ese terreno la violó. Y, por si fuera poco, antes de escapar le sustrajo el teléfono celular y unos mil pesos que la mujer tenía en la billetera.

En tanto, ella se quedó tendida en el pasto, en estado de shock, por unos minutos. Apenas pudo recomponerse, salió a pedir ayuda y se topó con un móvil policial.

Como pudo, entre llantos y muy conmocionada, les refirió parte de lo sucedido. Entonces la trasladaron Gabinete de Delitos contra la Integridad Sexual de la DDI, donde le realizaron las pericias y la asistieron profesionales de la salud.

En cuanto a la investigación, fuentes judiciales revelaron que “en la zona no hay cámaras de seguridad, por el momento no se pudieron obtener imágenes, así que estamos buscando alguna instalada en las casas”.

pocos datos

Los datos son escasos y la víctima no estaría en condiciones de identificar a su agresor: “no lo pudo describir, aunque dijo que sólo se le veían los ojos”, manifestó una fuente consultada por este diario.

Por ese motivo será importante conseguir testigos que los hayan visto pasar y que puedan aportar algún detalle de la vestimenta del abusador.