Brutales asaltos a dos jubiladas: en uno actuó una mujer con su hijo de 12 años

En episodios distintos, aunque ciertamente parecidos en su violencia, dos jubiladas platenses padecieron verdaderas odiseas en sus viviendas de la zona Norte, a manos de delincuentes que las castigaron sin piedad para forzarlas a entregar dinero, valores o, en rigor, cualquier cosa. De hecho, en uno de los casos los ladrones se llevaron 250 pesos y un paquete de fideos Matarazzo, que encontraron en la casa de la mujer que confió en ellos para darles una mano.

El primero de los hechos sucedió el domingo a la tardecita en un coqueto chalet de 11 entre 513 y 514, donde su dueña, de 77 años, estaba junto a su compañera de siempre, una perrita caniche.

En eso irrumpieron varios hombres que “se le metieron por el frente”, comentó una vecina a este diario, mientras que otro hombre de la zona apuntó que “le rompieron la puerta” principal.

Ninguna de las personas que hablaron con EL DIA pudieron confirmar cuántos sujetos actuaron: “Algunos dicen que fueron dos los que entraron a robarle y hay quienes aseguran que en el grupo que llegó en un auto blanco había cinco” delincuentes, refirió un frentista de la cuadra. Tampoco puede asegurar nadie cuánto tiempo duró aquella secuencia brutal para la víctima.

En lo que sí hay coincidencia generalizada es en que “no se escucharon ruidos, ni al momento de entrar los ladrones ni cuando la golpeaban dentro de la casa. Fue una sorpresa para nosotros”.

Una vez que los intrusos tomaron el control de la propiedad redujeron a la dueña y la inmovilizaron de un golpe en la cabeza que le abrió una herida sangrante.

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“La golpearon mucho, le dieron un culatazo en la cabeza y le desfiguraron la cara”, confirmó la primera vecina.

Nadie sabe a ciencia cierta si le pegaron porque se negó a revelar el escondite del dinero o para convencerla de que lo hiciera. Como sea, lo encontraron.

Revisaron cada rincón de la vivienda hasta apropiarse de alrededor de 5.000 pesos y 2.000 euros, con los que huyeron en el mismo auto en el que llegaron, cuya marca y modelo no se saben. Un hombre que vive a pocos metros de la casa de la damnificada apuntó que “hay una cámara de seguridad particular que registró a los delincuentes”, lo que probablemente ayude a sumar pistas para identificarlos.

Una vez que se sintió de nuevo a salvo, la jubilada pidió ayuda. Un llamado al 911 acercó a la escena a los patrulleros del comando que salieron en busca de los asaltantes -sin éxito- y una ambulancia del Same que trasladó a la mujer a un hospital. Ahí la asistieron y pudo reunirse con sus familiares.

“Hasta donde conozco es la primera vez que le entran a robar a esta mujer, que es una señora bárbara, muy atenta y siempre acompañada con su perrita caniche”, señaló la vecina que vive en la misma cuadra.

Por último, consultada sobre la inseguridad en esa zona aclaró que los asaltos como los de este último domingo no son habituales, aunque sí “los rateros, que en algún descuido te llevan algo. A mí ya me robaron tres bicicletas que de adentro de mi casa”. Los efectivos de la comisaría Sexta tomaron intervención en el caso, caratulado “robo calificado y lesiones”.

ATENTADO A LA CONFIANZA

El otro episodio sucedió en Tolosa, en la zona de El Mercadito, donde una jubilada de 87 años fue salvajemente atacada por una mujer y su hijo de 12, quienes un rato antes le habían pedido “lo que pudiera darles” a cambio de barrer las hojas que el otoño había acumulado en la vereda de su casa de 529 entre 118 y 119. La víctima accedió, sin saber que esa suerte de “acuerdo” no era más que la excusa para la concreción de un delito.

Según el reporte oficial, sucedió a las 11.30 de la mañana de ayer, cuando alguien tocó el timbre en la casa de María Esther. Ella fue atender y, sin quitar la traba de seguridad, se encontró con una mujer que estaba acompañada por un niño.

Llegó con su hijo pidiendo “algo” a cambio de barrer las hojas. Frente al niño, atacó a una jubilada

No está claro si la recién llegada le pidió dinero, algo para comer, o si directamente se ofreció a barrer la vereda, pero lo cierto es que la jubilada accedió a recompensar esa tarea. Antes de emprenderla le pidió permiso para ir al baño con la excusa de que estaba embarazada. Y María Esther confió de nuevo.

Para franquearle el acceso quitó el seguro de la puerta de rejas, justo antes de que la mujer le cayera encima a puro golpe. Así la condujo hasta el living, donde siguió pegándole y la amenazó con un cuchillo que tomó de la cocina. Después le ató las manos a una silla y recorrió con su hijo los distintos ambientes, en busca de plata. Obtuvo 250 pesos y un paquete de fideos Matarazzo, con los que escaparon de la casa.

Los vecinos de María Esther la socorrieron y llamaron a la Policía con mucha rapidez, lo que permitió que personal de motorizada, Comando de Patrullas y la Local detuviera a la acusada, para trasladarla a la comisaría Sexta. Hoy será indagada por el fiscal Marcelo Romero.

Los médicos del Same que asistieron a la jubilada en su casa concluyeron que, en principio, la gravedad de las heridas no requería su traslado a un hospital.