¿A dónde va la economía?

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Ricardo Rosales

prensa.rosalesr@gmail.com

¿Hacia donde se dirige la economía argentina? ¿Existe algún plan oficial de salida tras el desplome de la cuarentena? El COVIT-19 y la crisis mundial explican la fuerte caída del último mes y medio, pero el nivel de actividad ya estaba en descenso. Según el Indec en febrero último, el PIB retrocedió 2,2 por ciento y acumuló en el primer trimestre del año una baja del 2 por ciento, además de la perdida de empleos y capacidad de consumo. La suba del dólar de las últimas semanas y la suspensión de las actividades están derrumbando los ingresos de la población, salarios y jubilaciones, pero también el precio de los bienes, inmuebles, o las empresas locales. La perdida de valor de los activos argentinos es “escandalosa”, según el economista Carlos Melconian.

Las dificultades con el dólar también son anteriores a la crisis sanitaria mundial. Un estudio de la Fundación Mediterránea señala que a pesar del estricto control de cambios y el saldo positivo de la balanza comercial, el sector externo no mejora. Las reservas internacionales del BCRA se redujeron en l.287 millones dólares en el primer trimestre. Hubo una marcada caída de la compra de divisas por atesoramiento (de un promedio mensual de 2.700 millones de dólares entre enero/octubre del 2019, a 95 millones en el primer trimestre del 2020) y también una fuerte reducción del déficit de servicios (turismo en gran medida), pero el resultado del balance de pagos externos se redujo a 174 millones de dólares en el primer trimestre (un año atrás fue positivo por 738 millones). El saldo comercial también desmejoró: fue de 3.078 millones en enero/marzo frente a 4.509 millones de un año atrás.

¿Cuánto más caerá la economía argentina? Algunas estimaciones hablan de 7% de caída del PIB e incluso del 9% en el año. En este último mes y medio alrededor del 70% de la economía en blanco habría tenido un retroceso del 40%. La economía informal no habría registrado una caída menor. En cualquier caso, es muy difícil tener una medición exacta. Aunque, dejando de lado el dato final, no existen dudas respecto que el país esta transitando la mayor retracción económica de su historia y en menos de dos meses. De allí la urgencia de diseñar algún plan de la salida a la actual cuarentena. La acción económica del gobierno de Alberto Fernández. se percibe escasa y detrás de los acontecimientos. Adicional a otros aspectos, como insistir en recetas que fallaron en los últimos 60 años, tales como controles de precios, del dólar, o aumentos de impuestos. Sin un programa económico a la vista, solo resta esperar que la crisis sanitaria sea lo más corta posible.

Aunque igual, se presentan desafíos trascendentes y a muy corto plazo. Esta semana vence el plazo establecido por el ministro Martín Guzmán para que los acreedores de deuda argentina con ley NY se pronuncien por el canje propuesto. Lo más probable es que no se llegue a ningún acuerdo y la negociación se prolongue por algún tiempo más. La deuda en juego es de unos 65.000 millones de dólares. Pero la cuenta regresiva respecto a si el país decide ingresar en default, tiene como fecha el 22 de mayo. En esa fecha se cumplen los plazos legales por el no pago del vencimiento de los bonos Globales por 503 millones de dólares. ¿Decidirá el Presidentedeclarar la cesación de pagos de la Argentina por tan escaso monto? Una semana después ocurre otro vencimiento clave, esta vez con el Club de París por 2.100 millones de dólares (solo la mitad se puede renovar por un plazo determinado).

La negociación de la deuda es un tema lejano a la mayoría de la población, urgida por la crisis adicional a los miedos de la pandemia. La clase dirigente en cambio, debiera saber que otro default podría llevar la economía a niveles de catástrofe con escasas posibilidades de recuperación. Europa, EE UU, China, Japón y otros países están iniciando el mayor rescate económico de la historia, usando el ahorro acumulado y el crédito a tasas negativas, generando la mayor solvencia y liquidez posible. La Argentina no dispone de ahorros y tampoco capacidad de crédito. Otro default cerraría la puerta al financiamiento y golpearía sobre la capacidad de importar insumos y sus exportaciones. El ministro Guzmán, según dicen a su alrededor, no tiene la intensión de llegar al default. Pero en otros lugares oficiales, se coquetea con esa posibilidad imaginando que ocurriría como en 2001.

Entre tanto, en los últimos días el Gobierno estaría blindándose ante un eventual default y aumentando los controles sobre el dólar. El Central y la Comisión de Valores lanzaron medidas que intentan restringir el alza de otros dos dólares legales: el MEP (o bolsa) y el Contado con Liquidación. Como ocurrió en el pasado, son decisiones de corto aliento y que lejos de suprimir el alza, alimentan los circuitos ilegales. La demanda de la divisa persiste a pesar de los férreos controles y horadan las reservas del BCRA. No es un misterio que la negociación de la deuda es una de las razones del precio del dólar. Aunque no es la única. La devaluación del dólar oficial es desde inicios de este Gobierno de 11% para el comercio, sumando un retraso respecto a lo ocurrido con otras monedas de la región y en un contexto de muy fuerte expansión de la base monetaria.

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