Certezas, hipótesis y mitos del Mundial ‘78
Edición Impresa | 25 de Junio de 2020 | 03:21

Hoy, cumplen 42 años de la consagración del seleccionado argentino como campeón del Mundial 1978. A la distancia de una montaña de almanaques, de las torrentosas aguas que pasaron bajo los puentes, cabe tomar distancia de las coartadas maniqueas que persisten y acaso persistirán. Argentina, es pertinente decirlo, no fue un mero campeón del mundo mal habido tras derrotar en la final a Holanda por 3 a 1, ni tampoco fue un campeón puro de toda pureza.
Esto es: entre la orgánica mano negra de la dictadura militar y la epopeya de ese brioso corcel llamado Mario Kempes, viceversa, se registraron una gama de matices que como mínimo vuelven plausible y honesto el intento de reponer y dilucidar. Vayamos, entonces, a ese puñado de preguntas que de pura pertinentes son ineludibles:
La Copa del Mundo, ¿fue enteramente amañada para que la ganara la Selección Nacional?
- No, ni de lejos. Desde luego que la Junta Militar concebía el éxito del Mundial como un todo que incluía la coronación del equipo, pero no al punto de exponerse tanto que el fraude deviniera grosero y susceptible de inmediata impugnación y repudio internacional.
¿Eso supone, entonces, la plena transparencia de la final con Holanda?
- Hasta donde se sabe, fue 100 por 100 transparente, incluido el cometido del árbitro Sergio Gonella, fallecido el 19 de junio de 2018.
¿Y el partido con Perú?
- El desarrollo del partido con Perú fue cuanto menos sospechoso. En ese sentido, a falta de una investigación instruida desde el Estado mismo, abundan trabajos periodísticos exhaustivos y rigurosos. Si se diera por descontada la colaboración de algunos jugadores peruanos y fuera factible imaginar aquel partido pero en condiciones “normales”, ¿estaba Argentina en condiciones de golear a Perú? Eso es indemostrable.
-Además de Kempes, ¿quién fueron los jugadores argentinos más destacados?
- Fillol, de gran nivel y clave en el empate con Brasil y en la final misma. Passarella, su compañero de zaga Luis Galván y el menos ponderado Américo Gallego. Un peldaño abajo, Osvaldo Ardiles y Jorge Olguín, cuyo despiste en la última jugada de los 90 minutos con Holanda casi costó el gol de Rob Resenbrink. Leopoldo Luque convirtió tres veces en momentos decisivos: a Hungría, a Francia y el cuarto tanto a Perú.
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