Ladrones sin límites se llevaron la silla de ruedas de una nena con parálisis cerebral

Vivian Berselle atendió a EL DIA ayer por la tarde desde su casa, cuando volvió de la comisaría Quinta a donde había ido a hacer una denuncia. Con la voz quebrada, relató el motivo: un día antes, desconocidos se habían llevado del edificio de 19 y 70, donde vive junto a sus dos hijos, la silla de ruedas de la menor de 9 años. “Tiene parálisis cerebral y con esa silla iba al colegio. Era importante para ella, es lo único que tiene para trasladarse”, dijo la mujer en tono de súplica.

El caso fue reportado en una zona golpeada por los delincuentes. En un caso, con violencia extrema. Uno sucedió en un supermercado de 54 y 21, donde dos motochorros dispararon contra la vidriera; mientras que el restante ocurrió en una casa de 59 entre 29 y 30 (ver pág. 16).

Tras el robo, Vivian le consultó a los vecinos del inmueble si habían visto o escuchado algo que pueda servir para descubrir a los ladrones, pero no tuvo fortuna.

Entonces, “de la desesperación lo publiqué en todas las redes sociales”, contó.

“La idea”, agregó la mujer, “es que le llegue a quienes se la pudieran haber llevado. Lo único que queremos es que la devuelvan, que la dejen en algún lugar a la vista y mandamos a alguien a que la busque”.

Por lo que se pudo reconstruir, el hecho debería haber ocurrido entre la noche del sábado y la madrugada del domingo.

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“Nosotros la dejamos siempre en el mismo lugar. La silla queda al lado de la puerta del departamento -viven en un primer piso-, donde hay un gabinete de medidores de gas y la guardamos ahí desde hace cuatro años”, explicó Berselle.

El viernes fue el último día que la usaron, aunque aclaró que “el sábado estaba porque fuimos a cerciorarnos”.

Sin embargo, la jornada siguiente la mujer salió y enseguida notó “algo extraño”.

Según detalló en diálogo con este diario, se fue “a hacer los mandados, a eso de las 11, y vi que la silla no estaba donde siempre la dejábamos nosotros”. Le preguntó a su hijo mayor, de 19 años, si él la había movido por algún motivo.

Como la respuesta fue “no”, decidió consultar a los otros frentistas. “Pregunté a los vecinos y nadie tenía noticias. Enfrente hay una parada de taxis en la que suelen estar siempre los mismos choferes y nos conocen, pero me dijeron que tampoco vieron nada”, remarcó. Vivian no sabe quién o quiénes pudieron haberla sustraído.

En la propiedad, “la puerta de entrada desgraciadamente no cierra bien, quizás con un empujón fuerte la abrieron”, recordó. Sin embargo, no hubo otro faltante.

Ayer, la damnificada radicó la denuncia y -conforme expresó- la Policía le comentó que “por ahí lo que hacen es pintarla, la camuflan para después venderla”. También, que se iban a “fijar en las cámaras de seguridad de las casas linderas” para conseguir alguna pista que permita capturar a los delincuentes y recuperar la silla de ruedas.

Sobre la silla, Vivian indicó que “está hecha a medida para mi hija, es de aluminio, a propulsión, con los estribos de color azul y dos manijas de color negro. El respaldo es anatómico, es chiquita y ultraliviana”. Nueva en el mercado se puede conseguir por 50 mil o 60 mil pesos, una suma que “no podemos pagar de ninguna manera”, lamentó.

Por la noche, una de las maestras de la menor se comunicó con la familia para darles una buena noticia en medio de la angustia.

“Me dijo que posiblemente le consiga una prestada, que por lo menos le va a servir para no estar confinada y sin poder moverse”, sostuvo Berselle.