Al sur de la Ciudad, un baño de sangre que vinculan a las drogas

De madrugada, en 124 y 615, un joven colombiano señalado como puntero fue ejecutado con dos tiros en la cabeza. A pocas cuadras, se registró otro ataque a balazos, que dejó tres heridos

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Las casas humildes recortan el horizonte que anuncia campo en el borde de Villa Alba, al extremo sur de la localidad de Villa Elvira. La Ciudad parece haber llevado hasta sus confines los peores males de un entorno urbano: durante la madrugada del domingo, un joven colombiano de 27 años se refregaba las manos al lado de un tacho con fuego cuando fue abordado por dos desconocidos que llegaban en moto y en segundos, a miles de kilómetros de su país natal murió con la cabeza destrozada por dos balazos.

Esa será la escena fatal de una jornada llena de sangre en una zona caliente de la Ciudad, que une Villa Montoro, El Palihue y Villa Alba, tanto por los arranques de violencia como por la profusión de conflictos vinculados con el tráfico de drogas. Es ese negocio ilegal una de las principales motivaciones del terror que parecen los vecinos cuando suenan armas y se oye el chiflido de las balas sobre la cabeza.

No está del todo claro todavía en la investigación policial y judicial a cargo del fiscal Marcelo Martini (UFI Nº 3) si un ataque en una vivienda de 122 bis y 608, donde conocerían a Víctor Mejías, el hombre asesinado de dos disparos en la cabeza en la calle, fue antes o inmediatamente después del crimen. Lo cierto es que allí fueron baleadas otras tres personas: una mujer de 52 años y dos varones de 21 y 24 años.

Mientras los policías esperaban autorización para entrar al Hospital San Martín para hablar con estas últimas tres víctimas, cuyas vidas no corrían riesgo anoche, en el espectro policial había dos versiones distintas sobre la posible conexión de los hechos.

En lo que todas las fuentes acordaron es que a Mejías lo ejecutaron por un tema de drogas.

A unas 15 cuadras del lugar del ataque de ayer, en la plaza El Palihue, que da nombre a la zona en la que se encuentran ese barrio y Villa Alba, el 29 de marzo fue asesinado Jorge Mujica, un hombre de 44 años, también vecino de la zona. Ese asesinato, ocurrido en inmediaciones de 99 y 122, fue enmarcado por los investigadores en una venganza entre grupos que se dedican al tráfico de drogas.

Puntualmente, consideran en la justicia y la Policía que a Mujica, quien fue investigado por actividad narco, lo baleó un familiar de Mauro Núñez (44), también ampliamente conocido en el área.

Núñez fue ejecutado en mayo del año pasado, en un hecho atribuido a un allegado a Mujica, entonces menor de edad inimputable de delitos.

El chico fue entregado por la madre y quedó libre en horas. Finalmente, cayó hace pocas semanas por el delito de tenencia ilegal de un arma en otra zona de Villa Elvira.

Mujica y Núñez arrastraban antecedentes penales por compra y venta de estupefacientes. Y más que la historia en los tribunales fueron las disputas por el presente que tenía cada uno lo que habría derivado ambos crímenes.

Esta vez, la pelea por el territorio vuelve a aparecer como móvil del baño de sangre en Villa Alba.

“¿Vos sos Víctor Mejías?”, habría preguntado, palabras más palabras menos, uno de los dos hombres que se acercaron en una moto roja hasta el terreno situado en inmediaciones de 124 y 615. Se calcula que el colombiano esbozó una respuesta y acto seguido se escucharon los disparos. Otra vez la violencia y la muerte en el área.

Según informó la Policía, el cadáver del joven presentaba dos heridas en la cabeza que fueron fatales. Más tarde, los efectivos de la comisaría de Villa Ponsati levantaron cinco vainas servidas calibre 9 milímetros. Además, en el lugar, un terreno vacío, en medio de una cuadra abierta, con pocos árboles y construcciones bajas, había varias latas de cerveza, restos de una fogata y dos sillas de caño.

A la vez, dentro del dobladillo del pantalón que llevaba puesto Mejías encontraron 9 bolsas pequeñas con cocaína y una con marihuana, detalló la Policía.

Investigadores consultados por este diario calculaban ayer que el hombre hacía guardia en un “kiosco” de droga en plena vía pública cuando fue abordado por la pareja de la moto.

“Lo tenían en la mira y lo sacaron del medio para ganar el lugar”, resumió la primera hipótesis que se hace la Policía uno de los investigadores del crimen.

Eso sí, la fuente aclaró que en la fuerza se descarta una guerra de presuntas bandas o clanes, al estilo de la que enmarcó recientemente los asesinatos de Mujica y Núñez, este último un hombre que había ganado notoriedad fuera de los límites de Villa Elvira luego de que se le atribuyera el famoso baile bajo una lluvia de billetes de origen narco, en una casa fastuosa situada en medio de la humildad de esa zona al sur de la Ciudad.

Todo aquello quedó grabado en un video que tenía como aparente finalidad enviar un mensaje a otros referentes de la compra venta de estupefacientes luego de que fuera apresado en la zona.

Tras la muerte de Mujica, atribuida a una venganza por el crimen de Núñez, durante los últimos meses se desarrolló una batalla con varios tiroteos entre deudos de ambos “referentes”.

La violencia pudo verse en videos que mostraban tiroteos a plena luz del día. Finalmente, la Policía hizo varias detenciones, entre esas la del presunto asesino de Mujica y la calma había vuelto en las últimas semanas.

A unas 15 cuadras del lugar del ataque hubo otros dos crímenes asociados al narco menudeo

Con respecto a Mejías, las fuentes indicaron que llevaba algunos años en el país. “Vendía droga en ese barrio y no mucho más que eso. No tenía familia acá”, dijo un investigador. Se supo ayer que tenía un amigo en la cuadra, un hombre de 31 años, paraguayo, quien se presentó en el lugar del crimen cuando los policías levantaban evidencia.

El final dejó otra postal: un carpintero de 28 años fue arrestado por los policías de Ponsati bajo la sospecha de haber “carancheado” el cadáver de Mejías cuando la cuadra se estremeció por los balazos.

Según se sospecha, se acercó a ver qué pasaba y en soledad sacó plata de uno de los bolsillos de la ropa que llevaba puesta el hombre muerto. Ahora afronta una causa por el delito de hurto calamitoso.

tres heridos

También durante la madrugada hubo violencia en una casa situada en 122 bis y 608. Según informó la Policía, todo ocurrió alrededor de las seis de la mañana.

Cuando llegaron los policías del Comando de Patrullas, a instancias de una denuncia realizada al 911, encontraron allegados a los habitantes de la casa quienes contaron que varias personas ya iban camino al Hospital San Martín con tres heridos de bala. Los trasladaban sus propios familiares, también de esa casa y el barrio.

dos hombres en moto

Ante el cuadro, los policías fueron en búsqueda de los heridos y en el Hospital se determinó que se trataba de una mujer de 52 años, con un balazo en un glúteo; un joven de 21, con un tiro en un gemelo; y otro varón de 24 años, también herido por un disparo de un arma de fuego en la zona de la cintura.

Los efectivos hablaron con los familiares también en la puerta del Hospital y se determinó luego que los heridos estaban fuera de peligro.

“Por lo que se pudo hablar, las víctimas no pudieron identificar a los autores del hecho”, explicó una de las fuentes policiales consultadas en la víspera. No obstante eso, el pesquisa consultado indicó que “sí pudieron ver que serían dos hombres mayores de edad que se movilizaban en una moto Honda Twister negra”, detalló.

En distintos momentos del día circularon dos ideas con respecto a este ataque. Primero, se mencionó que ocurrió tras el asesinato de Mejías, como un segundo capítulo de un “ajuste” con víctimas que se conocen entre sí. Tanto que si bien al colombiano se le asignaba domicilio en 116 y 611 también “paraba” en la casa de la segunda balacera, indicó una de las fuentes.

Más tarde, esa versión fue rechazada por otra fuente policial. “Los hechos no están conectados””, indicó otro investigador.

Se aguarda por la declaración de las víctimas del tiroteo, internadas en el San Martín

 

 

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