Juan Carlos Migliore

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El fallecimiento de Juan Carlos Migliore provocó numerosas muestras de dolor y generó múltiples recuerdos por su reconocida trayectoria profesional. Su familia, la medicina y el deporte fueron sus principales pasiones.

Había nacido el 22 de mayo de 1928, en Catriló, La Pampa, provincia donde su abuelo fundó diferentes pueblos tras llegar de Sicilia, Italia. Descendiente del General José María Paz, su madre María Carlota Rebollo Paz y el padre, Oreste Migliore, formaron una familia en la que Juan Carlos fue el menor de 5 hermanos y creció guiado por los valores del esfuerzo, el sacrificio y resiliencia para superar crisis, y la responsabilidad por cada compromiso asumido.

La crisis global de los años 30 llevó a la familia a dejar La Pampa y se instalaron en nuestra ciudad. Estudió el secundario en el colegio Nacional y luego ingresó y se graduó en la facultad de Medicina de la UNLP.

Ejerció primero como dermatólogo, se casó con su gran amor Mabel Cano, a quien conoció en la adolescencia y con quien disfrutó de un matrimonio de más de 70 años. Tuvieron dos hijas (María Inés y María Cecilia), ocho nietos y 9 bisnietos. Una de sus hijas tuvo inconvenientes de salud, y debió recurrir a la homeopatía, especialidad en la que él se preparó y se dedicó luego hasta jubilarse luego de trabajar intensamente en consultorios de distintas provincias, donde se ganó el afecto de los pacientes por su calidez, conocimiento y aplicación de todo lo aprendido para seguir cada caso palmo a palmo.

El deporte fue una de sus grandes pasiones: nadador, jugador de rugby en Los Tilos, luego pasó al tenis y más tarde fue el turno del golf. Cada disciplina la desarrolló con dedicación y pasión. Fanático de Estudiantes, siguió de cerca cada una de las campañas de los equipos de fútbol que llevaron a la gloria al club albirrojo.

En el club Los Tilos dejó su huella marcada a fuego. Fue socio fundador cuando tenía 16 años, brilló en el equipo de rugby y se ganó la admiración en la institución cuando en 1946 apoyó el único try en una final disputada en Núñez, en la que el equipo logró el primer ascenso a la Segunda División. En Los Tilos fue reconocido como socio vitalicio y honorario.

Le encantaba disfrutar de la familia y de los encuentros gastronómicos y sociales, en los que su personalidad invitaba a vivir momentos inolvidables con anécdotas, dosis de excelente humor y juegos en los que se destacaba por su amplia formación cultural.

 

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