El seguimiento de casos ya motiva más de 54.000 llamados diarios en el AMBA

Hasta no hace mucho el trabajo de Alejo Lescano era el de recibir reclamos vecinales por teléfono. Pero eso fue antes de la pandemia. La llegada del coronavirus cambió radicalmente su tarea y hoy se dedica a hacer el seguimiento telefónico de la evolución de los casos confirmados, de los sospechosos, de sus contactos estrechos. Son, en total, entre 150 y 200 llamados diarios en los que va estableciendo progresivamente un vínculo con los afectados que permanecen aislados en sus casas, quienes le cuentan cómo están, si permanecen asintomáticos, si tienen alguna molestia. Y a medida que los llamados se repiten, los consultados entran en confianza, cuentan algunos de sus miedos y ansiedades vinculados con la enfermedad, piden aclaraciones relacionadas con los protocolos, manifiestan su inquietud por no poder salir a trabajar, preguntan cuándo llegará, por fin, el alta.

Alejo Lescano es uno más en el creciente grupo de operadores telefónicos que se dedican a hacer el seguimiento del COVID-19 día a día en todo el país. Lo hace desde su puesto de operador en el  Comité de Emergencia Municipal, donde cada día se hacen más de 3.000 llamados relacionados con el seguimiento de pacientes activos y casos sospechosos de coronavirus.
Mientras tanto, una situación similar se vive en cada uno de los 135 municipios de la Provincia, donde el crecimiento del número de contagios llevó a que la cantidad de centros de telemedicina se ampliaran. Sobre todo en las localidades comprendidas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Así lo explica Sebastián Crespomédico de  la Unidad de Fortalecimiento del Sistema de Salud de la cartera sanitaria bonaerense y coordinador médico del Centro de Telemedicina que funciona en el ministerio de Salud bonaerense (CeTec-19), quien aporta números para reflejar el explosivo crecimiento que tuvieron estos espacios desde el comienzo de la pandemia hasta hoy.
“Al principio, en los Centros de Telemedicina de los municipios del AMBA se hacían alrededor de 200 llamados por día. Hoy estamos hablando de más de 54.000 diarios”, explica.

A medida que iba creciendo el número de afectados, contactos estrechos y casos sospechosos a los que llamar, también fue aumentando el número de centros.

Al Cetec-19 y los que tienen asiento en las principales regiones sanitarias (la V, VI, VII, XI y XII) se fueron sumando otros dispositivos en distintas universidades como las de La Plata, Avellaneda, Quilmes, la Arturo Jauretche, la facultad de Ciencias Exactas de la UBA y las  de Tres de Febrero, Mar del Plata, Lomas de Zamora, Lanús y Bahía Blanca, entre otras, en el marco de una estructura en constante ampliación, según indica Crespo y que contempla además a más de 400 centros similares que dependen de los 135 municipios bonaerenses.

Son estructuras que llevan adelante una tarea sin precedentes por su magnitud (el antecedente más cercano era el seguimiento de pacientes en tratamiento que hacían algunas hospitales sanitarias) y que se considera clave para mantener al virus a raya evitando nuevos contagios.

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Los centros tienen funciones diferenciadas, distingue Crespo: “mientras los de las universidades se concentran en seguir los contactos estrechos, el central y las regiones sanitarias tienen una tarea más amplia, que incluye atender los llamados del 148, el análisis de los síntomas y el seguimiento de los positivos”, dice el profesional.

Del otro lado de las líneas, acompaña el aumento del número de dispositivos una también creciente cantidad de operadores telefónicos que son los encargados de llevar adelante el vínculo con  los pacientes activos y sospechosos y sus contactos estrechos.

Entre ellos hay profesionales de la salud (muchos de ellos trabajando desde sus casas porque tienen algún tipo de factor de riesgo frente al COVID-19),  estudiantes avanzados de carreras relacionadas con la salud y voluntarios de distintas universidades, según indica Crespo.

Para cada uno de ellos, el trabajo cotidiano se va convirtiendo en una ventana a las vivencias, miedos y ansiedades de los afectados por el coronavirus que hacen aislamiento en su casa, sus allegados y los que son considerados casos sospechosos.

Este diario dialogó con algunos de esos operadores en el centro Comité de Emergencias Municipal (COEM), quienes indicaron que los platenses recién diagnosticados con coronavirus que hacen aislamiento domiciliario y son contactados diariamente por teléfono para conocer su evolución, oscilan en una amplia gama de reacciones frente a la enfermedad: desde aquellos que, al tener síntomas leves, le restan importancia al hecho de haberse contagiado, hasta quienes a pesar de estar asintomáticos manifiestan un profundo miedo a desarrollar,  en los días siguientes, las formas más graves de la enfermedad.

En esos diálogos cotidianos aparecen también las principales dudas y preocupaciones de los casos activos y sus contactos estrechos contactados.

Entre ellas, una de las más comunes tiene que ver con los protocolos: los pacientes suelen manifestar interrogantes sobre la duración del seguimiento, la cantidad de días que tienen que permanecer en aislamiento o si, al final de ese período, se les va a someter a un nuevo hisopado antes de darles el alta.

“Estos centros son una herramienta clave contra el virus. En ellos se hace una tarea para la que no había antecedentes en esta escala“

Sebastián Crespo,
Unidad de Fortalecimiento del Sistema de Salud. Ministerio de Salud Bonaerense

Otra de las inquietudes  frecuentes se relaciona con las condiciones del aislamiento: ¿cómo debería ser el contacto del positivo con sus convivientes?, plantean algunos contagiados y en algunos casos postulan  que no tienen posibilidades materiales de disponer de una habitación separada en la que aislarse de sus familiares. Cuando esto no puede resolverse, se los traslada a los centros de aislamiento para pacientes leves dispuestos por el municipio.

Otro planteo frecuente que manifiestan algunos pacientes  activos y en aislamiento a los operadores que los llaman es su necesidad de seguir trabajando, porque, aunque con coronavirus, se sienten bien y no disponen de ahorros como para hacerle frente a los días establecidos de confinamiento.

En este caso, indican los operadores,  se les lleva todo lo indispensable (alimentos, elementos de limpieza) para que la persona pueda cumplir con el aislamiento.

Según se explicó oficialmente, el municipio hace seguimiento de los casos que ingresan a través de la comuna  (sea por el SAME o los controles casa por casa en barrios) y de los que deriva Provincia.

“Los que ingresan a través de los hospitales son seguidos a través de los centros provinciales”, indicaron a este diario desde el área de salud municipal

“La comunicación del Municipio con los casos es diaria a través de un llamado. No obstante, en el caso de que haya alguna urgencia que amerite comunicarse, ellos pueden hacerlo a través de la línea 107 de Emergencias”, se explicó.

Además, tanto la Provincia como la Municipalidad disponen de líneas que ofrecen contención psicológica frente a los problemas que plantea tanto la pandemia como la cuarentena. La de la Municipalidad es el 147 y la de la provincia el 08002225462.

EL DESAFÍO DE ENCONTRAR A TODOS LOS CONTACTOS ESTRECHOS

Pero la tarea de los operadores está lejos de terminar tras disipar las dudas antes mencionadas.

En ocasiones, relatan, detectar a todas las personas que estuvieron en contacto con un nuevo caso positivo de coronavirus en los  días previos al diagnóstico, se transforma en una verdadera pesquisa. En otras no son los contactos los que hay que ubicar, sino sus números de teléfono, algo que también requiere de un trabajo minucioso.

El seguimiento da pie a detectar algunos incumplimientos del aislamiento, sobre todo de parte de los contactos estrechos de un caso activo. Si esto sucede se indaga en las razones y se concientizar a la persona para que no vuelva a incumplir, indican.

“La gente recibe muy bien el seguimiento, siente que se preocupan por ellos y por lo general responden con una actitud positiva. Es muy raro que alguien no conteste o no colabore”, sostienen los operadores consultados.

La alegría mayor llega en el momento del alta. Para Alejo Lescano, es el instante “ que te genera más satisfacción, porque significa que la persona cumplió con el aislamiento y finalmente se recuperó”.

Alejo Lescano, operador COEM La Plata / Dolores Ripoll

TESTIMONIO
“LA SATISFACCIÓN MÁS GRANDE ES CUANDO COMUNICAMOS EL ALTA”

“La satisfacción más grande de este trabajo es cuando llega el momento de comunicarle el alta al paciente al que uno le hizo el seguimiento. Porque es una persona con la que estuviste en contacto diariamente durante catorce días y con la que generaste un vínculo y ya se recuperó”, dice Alejo Lescano, uno de los operadores que trabaja en el Comité de Emergencia Municipal de La Plata (COEM) en el seguimiento de casos positivos y sospechosos de COVID19 que hacen aislamiento domiciliario.

Como contraparte, los mayores desafíos suele plantearlo la localización de los contactos estrechos de un recién diagnosticado: “Me ha pasado de pacientes que tuvieron contacto con tres personas, pero sólo saben cómo encontrar a una. Generalmente cuando nosotros los localizamos ya están informados de la situación”, dice Lescano.