Cine para la armonía: una invitación a reflexionar sobre la ecología y el bienestar
Edición Impresa | 7 de Septiembre de 2020 | 02:31

“Se busca al culpable. En eso pierden el tiempo algunos presidentes. Apuntan a China, a un laboratorio, al murciélago o al pangolín. Es curioso que no hayan encontrado la respuesta todavía. Es tan obvia, tan conocida: son los mismos responsables de la extinción del guacamayo azul. O del rinoceronte negro. O del sapo dorado”, escribió Alia Trabucco Zerán en “Me olvido de todo menos de mi cuerpo”, crónica de su experiencia tras contraer COVID en la que teje una hipótesis que resuena de varias maneras en estos días de pandemia y desesperación: la enfermedad, o al menos sus efectos globales y demoledores, son el resultado de la mano del hombre, su depredación de la naturaleza sin final, del individualismo que lleva a la falta de protección de su propia especie, y también de las otras. Es providencial, al menos, utilizar esta crisis como una oportunidad para replantear ciertas formas de pensar que aunque no sean la causa, si han agravado las consecuencias de la actual pandemia. Con tal fin llega desde el jueves una nueva edición conjunta, la segunda, de dos festivales que proponen al cine como un vehículo para informar, concientizar y promover un cambio: el Green Film Fest, festival sobre cine medioambiental, y el Anima Film Fest, cita anual que busca difundir valores y estimular la reflexión individual y colectiva para lograr una vida más feliz, unen sus fuerzas por segundo año seguido, para generar preguntas y encontrar algunas respuestas en estos tiempos de incertidumbre donde el cambio parece urgente.
“Confiamos muchísimo en el poder de la imagen, utilizamos el cine como medio para generar conciencia ambiental porque una imagen, una película, un documental, te pueden generar un click mental. Es muy poderosa la imagen para transmitir y cambiar conciencias”, afirma al respecto Alejandra Cordes, directora de Green Tara, la productora encargada de ambos festivales que se llevarán a cabo, desde el jueves hasta el 17 de septiembre, de manera online, con un costo de 300 pesos para acceder a toda la programación.
“Nos costó mucho tomar la decisión de hacer los festivales en un año más difícil: lo que más nos impulsó es darnos cuenta de que en un momento así es cuando más se necesita tomar conciencia, nutrirse de contenido que genere un cambio de hábitos, que nos permita entender qué está pasando, colaborar desde nuestro lugar”, cuenta Cordes, para quien aunque “no se puede negar que es una situación terrible”, “como toda crisis tiene externalidades positivas: todos tuvimos que frenar, nos guste o no, todos tuvimos que mirar un poco para adentro, y de mínima rever nuestros hábitos”.
El festival comienza el jueves: la programación entera tendrá un costo de $300
Una situación que parece haber acelerado ciertas tendencias que ya se manifestaban: el medioambiente y la vida en armonía con el entorno son preocupaciones centrales para los jóvenes de hoy, y de hecho desde la fundación del Green Film Fest, hace once ediciones, la cantidad de documentales sobre la temática solo ha ido en franco aumento.
“La industria está gobernada por los grandes tanques, pero siempre queda un lugarcito para lo alternativo, y por suerte sin dudas aumentó en este tiempo la producción de cine ambiental en el mundo”, reflexiona Cordes, que cree “que estamos mal pero que vamos a estar bien: confío en que el aumento de este cine representa una toma de conciencia, una toma de conciencia de que no hay tiempo, no queda demasiado tiempo”.
Ese reloj que pende apocalíptico sobre la cabeza de quienes estudian el evidente deterioro del mundo alrededor tiñe de necesaria oscuridad buena parte de las producciones cinematográficas alrededor de la cuestión. Pero “aunque la temática es dura, procuramos no mostrar cuestiones muy dramáticas”, dice Cordes, porque “entendemos que el cambio es por lo positivo. Intentamos mostrar que hay otras formas de vivir, como la película ‘The Biggest Little Farm’”, una de las cintas que destaca la directora, que también recomienda “Un camino al bienestar”, producción de Green Tara y retrato de la vida de un hombre común que se encuentra con un monje budista en busca de respuestas.
La programación de este año contará además con películas que, con distintos formatos y narrativas, muestran los principales desafíos ambientales de nuestro tiempo y las acciones necesarias para enfrentarlos: “Living in the Future’s Past”, “Empatía”, “Anote´s Ark”, “Artifishal”, “Cómo corre Elisa” y “Waterproof” son algunos de los títulos que se verán desde el jueves, en el festival doble dedicado a la ecología y el bienestar, que también incluirá una selección de cortos ambientales del programa de cine del British Council. En las cintas, varias argentinas, varias internacionales, se tratarán temas como la sustentabilidad, las formas de vida alternativa, el consumo, la industria, la conservación de especies, el cambio climático, las tierras y las aguas y más.
Los festivales unieron sus fuerzas porque “para estar en armonía con el planeta hay que estar en armonía entre nosotros”, afirma Cordes, y además porque “hay películas que incluso nos costaba encasillar en uno o en otro festival: la sustentabilidad también tiene que ver con lo social”.
Después de todo, “solo cuando uno está bien, está en armonía con uno, en eje, puede tomar consciencia de que somos todos seres conviviendo en un ecosistema: solo en eso momento uno puede tener consideración por los otros seres vivos. Está todo íntimamente ligado”.
El festival propone repensar el modo en que vivimos y nos conectamos con nuestro entorno
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