Una aventura que terminó en hazaña

Se lanzaron a la aventura en la competencia más difícil de todas y terminaron haciendo historia en los caminos sauditas que, plenos de dificultades, fueron el escenario de esta nueva edición del Dakar. Kevin Benavídes y Manuel Andújar han quedado incorporados, dando pelea en los terrenos más extremos, a la lista de ganadores de la prueba más exigente del planeta.

En el caso de Andújar lo hizo en una categoría –cuatriciclos--, que ya había visto flamear nuestra bandera en lo más alto con las victorias de Alejandro y Marcos Patronelli y Nicolás Cavigliasso. Nacido en Lobos, representante y fanático hincha de Boca, Andújar logró recoger el legado de quienes se impusieron en seis de las doce pruebas de quads que se llevan disputadas en el histórico rally.

El otro gran héroe, el salteño Benavídes, se subió primero a la rampa de premiación en la categoría motos, una verdadera hazaña, por el nivel de quienes integran el lote de aspirantes, después de haberlo intentado, sin suerte, desde la edición 2016. Un lustro después de aquel desafío, el de Salta exprimió a fondo a su Honda para postergar las aspiraciones de una selecta nómina de contrincantes y ser el primer sudamericano de la historia en imponerse en la categoría top del Dakar.

Antes rindió una a una las exigentes materias que propone la prueba. Estuvo un año trabajando en este proyecto y como guía de sus planes de carrera tomó las experiencias recogidas en los salvajes caminos de Africa y en los riesgosos senderos de Sudamérica, escenario de las pruebas anteriores. El argentino es el heredero del reinado que supieron ostentar pilotos de la talla de Stéphane Peterhansel, Cyril Neveu, Hubert Auriol, Cyril Despres y Marc Coma.

Benavídes las pasó todas en los 12 capítulos que conformaron este Dakar. De ser escolta pasó al lugar 13, una caída con la nariz rota y después la remontada con la vital victoria conseguida en el quinto día de carrera y el posterior salto al lugar de privilegio. Un error de navegación también había complicado las cosas, pero son problemas que surgen a menudo en medio del desierto.

Las motos están directamente relacionadas con la familia Benavídes. Su padre Norberto, piloto nacional y titular de una concesionaria, lo subió a Kevin a la edad de tres años en una moto. Las crónicas cuentan que a los 9 empezó a competir, a los 16 se hizo profesional y a los 21 ya tenía un nombre en el Enduro. El subcampeonato en el Dakar 2018 lo ubicó definitivamente en la vidriera.

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Una aventura inesperada kilómetro a kilómetro que significó el reinado para dos argentinos que la pelearon de comienzo a fin, sin desvanecer frente a los infortunios ni confiarse demasiado en los momentos buenos. El deporte motor argentino, que ha sabido cobijar exponentes notables y triunfos memorables tiene en Benavídes y Andújar dos nuevos motivo de orgullo.