Quejas en el turf porque se impuso la “ley seca”

Una normativa, que cobró vigencia cuando se reanudó la actividad después del paréntesis al que obligó la circulación del coronavirus, prohíbe la venta de bebidas alcohólicas en el Hipódromo. El impedimento para consumir una pinta de cerveza o una copa de vino puso en alerta a los propietarios de los puestos distribuidos en el patio del espacio de turf. Aseguran que a raíz de esa traba el lugar perdió atractivo y asiste “mucho menos público” que el habitual en los tiempos de pre pandemia.

“Desde que no nos dejan vender alcohol cayó mucho la cantidad de gente en el Hipódromo y nos cuesta hacer algo de caja”, se quejó la dueña de uno de los pequeños locales del patio de comidas.

La mujer, con veinte años de permanencia en un puesto, afirmó que al clásico platense (el Dardo Rocha) asistió “la mitad de la gente” y le atribuye esa menor concurrencia a la imposibilidad de los habitués de las carreras de caballos de consumir bebidas alcohólicas.

Son siete los puestos gastronómicos que venden, en líneas generales, comidas rápidas como panchos, hamburguesas, choripanes, papas fritas y pizza. Muchas veces esos alimentos eran acompañados -antes de la prohibición- por una cerveza o vino.

“Nos dijeron que no podemos vender alcohol por una ley que lo prohíbe, pero este es un espacio recreativo, donde viene gente súper respetuosa. No se entiende”, añadió la puestera.

La postal costumbrista de los eventos turfísticos, esa que mostraba al emblemático predio del Bosque platense agitado por la gran concurrencia de visitas, con hombres (la mayoría de los concurrentes son varones, pues no asisten muchas mujeres y en los últimos tiempos tampoco jóvenes), apostando en las ventanillas, revisando el programa, decidiendo qué caballo apostar, y eventualmente, tomando un trago, ya no es tal.

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Las reuniones hípicas se desarrollan en días hábiles, los martes y jueves, y domingos por medio, que son, estas últimas, las jornadas de mayor afluencia de público.

Ocurre que en la actualidad la pista “en vivo” no es la única manera de seguir una carrera; con los años se fueron sumando agencias al sistema de apuestas y a esos locales son muy frecuentados por los “burreros”.

Claudio Gómez, un concurrente de años a las carreras hípicas, asistía a los espectáculos de la mano de su abuelo. Así, adquirió un hábito que se volvió práctica y que lo llevó regularmente al Hipódromo algunas décadas. Ya desde hace un tiempo, es habitué de una agencia. “Ahí solamente sirven café; no hay posibilidades de tomar bebidas alcohólicas y la verdad que no veo el vínculo entre las carreras y el alcohol. Por lo general, son jornadas largas, de seis o siete horas, y el que asiste es porque quiere ver el espectáculo”, indicó.

Fuentes de Lotería de la Provincia, señalaron que, “en rigor, por una ley nacional que regula eventos deportivos, no se puede consumir alcohol durante la reunión hípica, pero el resto de los días e incluso después de finalizadas las carreras sí pueden vender bebidas con alcohol y los puestos están habilitados para eso”.