Paremos la pelota y las declaraciones estúpidas

Martín Cabrera

mcabrera@eldia.com

Leandro Díaz jugó muy bien con los pies pero muy mal con su boca. En su mejor momento profesional en Estudiantes le pifió feo. Sus declaraciones post clásico no tuvieron sentido. Fueron inoportunas y demoró a la hora de pedir disculpas.

También mostró un delay la dirigencia de Estudiantes, que bien podría haber intercedido para frenar una ola de insultos y un clima tenso que se empezó a vivir entre hinchas de un lado y otro pasadas las 19, cuando su frase empezó a viralizarse por redes sociales y aplicaciones celulares.

Hoy la sociedad vive un momento tan salvaje que cualquier palabra fuera de lugar puede desatar una “pelea” evitable. Y mucho más en el mundo del fútbol, donde a veces la línea entre el folklore y la falta de respeto es tan delgada como un hilo. Hace años que dejamos de cuidar los modales, todos, y más allá de las palabras de rutina no existe una buena convivencia. La del domingo fue muy grosera, pero hace tiempo que la pelota está picando varias veces en las dos veredas.

Esta sociedad tal vez ni siquiera esté preparada para escuchar ni siquiera las chicanas de Mariano Andújar, quien con mucha más sutileza y menos agresividad no dejó de tirar un pelotazo en la cara a sus rivales. Es cierto que a veces se castiga por demás a quienes quieren celebrar logros propios, es verdad, pero hay momentos para todas las cosas.

Tampoco parecieron ser muy atinadas las declaraciones de Gabriel Pellegrino, el presidente de Gimnasia, que en los medios definió como “estúpido” al jugador de Estudiantes, además de quejarse porque dirigentes de ese club no lo habían llamado para disculparse. El diálogo institucional está en otros ámbitos y no en las redes. En definitiva es el mismo dirigente que años atrás estaba en un video diciéndole “inglés” a su par albirrojo (Juan S. Verón) y no hubo pedido de disculpas, al menos públicas. Paremos la pelota.