Los desbordes le restan contundencia a la marcha por Diego en el Obelisco

Dalma, Gianinna y Claudia Villafañe debieron irse sin hablar por culpa de la desorganización

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Una verdadera multitud se movilizó ayer a pedir justicia por Diego Armando Maradona, cuya muerte, el pasado 25 de noviembre, más allá del dolor, desembocó en una investigación, a cargo de la Fiscalía de San Isidro, que tiene hasta el momento siete personas imputadas en la causa. Luego de una rápida convocatoria por redes sociales, el llamado tuvo una difusión masiva, con un punto de encuentro acordado en el Obelisco, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para reclamar justicia. Sus hijas, Dalma y Giannina, y Claudia Villafañe, la ex esposa, se sumaron pidiendo tranquilidad y el uso de barbijos para evitar la propagación de la pandemia por Covid-19, a diferencia de lo que fue el velorio en la Casa Rosada.

La invitación se realizó con el lema “No se murió, lo mataron”, una sospecha que cobró mayor fuerza a partir de la revelación de audios muy comprometedores entre los encargados de cuidar la salud del ídolo y que constan en la investigación coordinada por el fiscal general John Broyad. Surgió de forma espontánea en las redes sociales y se viralizó a partir del impuso que le dieron distintas agrupaciones de fanáticos. como Pueblo Maradoniano, Comando Maradona y La Diego Maradona. “Todos al Obelisco a exigir juicio y castigo a los culpables”, se pidió a través de

los afiches que circularon dando por seguro que “la condena será social”.

A través de su cuenta de Twitter, Giannina se incorporó a la cadena de mensajes pidiendo manifestarse en forma pacífica contra quienes, sostuvo, no atendieron a su padre en los términos debidos: “No murió, ¡lo mataron! y adelantó su presencia: “Por favor! Nos vemos todos ahí! “No hay una organización oficial, fue una convocatoria a la que nosotros le dimos mayor visibilidad. Nos pareció una excelente fecha: 10-M, 10-Maradona, sin dudas que era el día”, explicó Diego Coelho, integrante de Pueblo Maradoniano.

A las 18, por calle Cerrito, irrumpieron Claudia, Dalma y Giannina encabezando un grupo que portaba una bandera reclamando “Condena social y judicial para los culpables” y avanzó en forma desordenada abriéndose paso por hombres de seguridad. En forma repentina las pancartas se multiplicaron, la cantidad de público se hizo mucho más significativa y de inmediato comenzaron los gritos contra los principales referentes de quienes conformaron el último entorno de Diego Maradona, con Matías Morla a la cabeza.

Grupos representativos de diferentes agrupaciones identificadas con el “10” arribaron por otras arterias, como Corrientes y 9 de Julio, haciendo flamear banderas y golpeando bombos. La plazoleta que rodea el Obelisco, en minutos se convirtió en un caos, y aunque algunos trataron de poner orden a través de megáfonos, la confusión fue cada vez más grande y en este marco, Claudia, Dalma y Giannina se retiraron, luego de un cuarto de hora, dejando ver sus caras desencajadas por las condiciones en que debieron movilizarse.

“A DIEGO LO MATARON”

Detrás de ese clima del que Dalma, Giannina y su madre escaparon ingresando al Hotel Presidente, sobre Cerrito al 800, en cuyo estacionamiento habían dejado los vehículos a bordo de los cuales habían llegado, aparecieron en escena Verónica Ojeda, ex pareja de Maradona, con Dieguito Fernando, hijo menor de quien murió siendo director técnico del equipo de Gimnasia, y el abogado Mario Baudry, actual pareja de Ojeda.

Baudry explicó que “Dieguito pidió venir, y con autorización de la psicóloga que lo atiende lo hemos traído”, a la vez que Verónica Ojeda compartió la teoría de que “a Diego lo mataron”, aunque evitó focalizar en alguien la acusación. “La Justicia va a decir quién fue”, contestó.

Pasadas las 18:30 los familiares de Maradona y sus allegados, quienes en la oportunidad actuaron como apoyo, se retiraron en una caravana de autos con vidrios polarizados del Hotel Presidente, agradeciendo con saludos desde el interior de los vehículos, aunque haciendo saber a través de personas que trabajaron en la organización que lamentaban no haber podido manifestarse a través de megáfonos, como estaba previsto.

“No pudieron hablar como tenían pensado, por la cantidad de gente que asistió”, trató de resumir un hombre que trató, sin éxito, ordenar una movilización que tenía programado ubicar a Claudia, Dalma y Giannina en un “corralito”, desde el cual pudieran expresarse al pueblo maradoniano. En cambio, terminaron siendo el eje de un episodio plagado de desorden, sin ningún distanciamiento, y refugiándose en el hotel dentro del cual habían guardado sus automóviles.

Los fanáticos del “10” continuaron en el Obelisco, sobre la Plaza de la República, cada vez en mayor número, porque minuto a minuto se sumaron grupos identificados con clubes, peñas y agrupaciones, que pudieron identificarse por camisetas, banderas y pancartas. A propósito de las camisetas, hubo del seleccionado nacional, de Gimnasia, de Boca y de otros equipos del fútbol argentino. Las banderas, por su parte, dejaron leer frases reclamando justicia por la muerte del ídolo y frases propias del “10”.

Se había dejado trascender que al menos representantes de las hinchadas de Gimnasia, Boca, Racing, Nueva Chicago, Almirante Brown y Arsenal tenían previsto ser parte de la manifestación, aunque al menos no se hicieron ver como tales más allá de la presencia de camisetas identificatorias.

A todo esto, se hizo más numerosa la presencia policial, a los convocados por la marcha se incorporaron turistas, y el cuadro de situación obviamente causó serias complicaciones en el tránsito, porque personal encargado de trabajar en estas circunstancias estableció cortes que llegaron a 9 de Julio y Córdoba. Antes de la marcha por Maradona, la zona había mostrado dificultades para los automovilistas a causa de una movilización a cargo de organizaciones sociales.

Con el transcurrir de los minutos, bajó la agitación, igual que la cantidad de gente y cuando la zona empezaba a recuperar la normalidad, pasadas las 19:30, una joven hizo lo posible para que los medios tomaran conocimiento que en medio del reclamo había sufrido el robo de su teléfono celular, en el cual tenía fotos y videos con el “10”.

No fue el único robo, porque se denunciaron otros, incluso a periodistas que cubrían la marcha, y en ese marco, los encargados de la seguridad procedieron a realizar algunas detenciones, que desencadenaron empujones, corridas e incluso hubo escenas en las cuales le revisaron el bolso a una mujer acusada de “pungüista”, la cal terminó siendo trasladada a una dependencia policial.

LOS IMPUTADOS

Hasta ahora, los imputados por el fallecimiento de Diego Maradona son el neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Díaz y los enfermeros Dahiana Madrid, Ricardo Almirón, Nancy Forlini y Mariano Perroni. Sin embargo, los grandes apuntados son su abogado personal Matías Morla, repudiado en forma sostenida en la manifestación de la víspera, y el también letrado y empresario Victor Stinfale.

“No hubo una organización oficial, fue una convocatoria a la que nosotros le dimos mayor visibilidad. Nos pareció una excelente fecha: 10-M, 10-Maradona, sin dudas que era el día”, explicó un miembro del Pueblo Maradoniano.

“Nos unimos a un pedido de justicia y convocamos a la gente para que fuera al Obelisco en paz y con barbijo. Ese fue nuestro pedido, pero sabemos lo que puede pasar cuando hay tanta masividad”, completó en referencia a la confusión que terminó reinando.

Con el antecedente caótico en las calles el día del velatorio en la Casa Rosada, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires bosquejó “un servicio preventivo de seguridad, con seguimiento digital desde el Centro de Monitoreo más personas apostado en las calles”, que a la vista de lo ocurrido no alcanzó para evitar el caos.

 

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