Se encogen los penes humanos por la contaminación, que amenaza con la extinción de la especie

Investigaciones pasadas concluyeron que la contaminación había dañado los penes de osos polares y que los de las nutrias se habían tornado "flácidos". Es en este contexto que ahora la ciencia asegura que también está afectando a los de los humanos y y advierte que esto podría amenazar la propia supervivencia humana. 

Tales afirmaciones fueron expuestas en un nuevo libro de la Dra. Shanna H. Swan, reconocida epidemióloga ambiental y reproductiva, quien vincula el uso de químicos industriales en productos cotidianos con penes más pequeños, menor cantidad de espermatozoides y disfunción eréctil. El prolijo título y subtítulo de la edición -que generó polémica- suena como una campana de advertencia que no podemos permitirnos ignorar: "Cuenta atrás: cómo nuestro mundo moderno está amenazando el conteo de espermatozoides, alterando el desarrollo reproductivo masculino y femenino y poniendo en peligro el futuro de la raza humana".

En 2017, Swan fue coautora de un estudio que encontró que el recuento de espermatozoides se había desplomado en Occidente en un 59 por ciento entre 1973 y 2011. En su nuevo libro, la experta explora cómo un bajo recuento de espermatozoides, bajas tasas de fertilidad y encogimiento del pene están relacionados con un culpable común: productos químicos. "Los productos químicos en nuestro medio ambiente y las prácticas de estilo de vida poco saludables en nuestro mundo moderno están alterando nuestro equilibrio hormonal, causando varios grados de estragos reproductivos", escribe en su nuevo libro. Swan también compartió sus hallazgos sobre las tasas de fertilidad. "En algunas partes del mundo, la mujer promedio de veintitantos hoy es menos fértil que su abuela a los 35". También agregó que un hombre podría tener la mitad de espermatozoides que su abuelo.

La última investigación de Swan también afirma que los contaminantes y los productos químicos están disminuyendo la calidad del semen y provocando la reducción del tamaño del pene y el volumen de los testículos. Swan llama a esto una "crisis existencial global" y advierte que esto podría amenazar la propia supervivencia humana. "El estado actual de los asuntos reproductivos no puede continuar por mucho más tiempo sin amenazar la supervivencia humana", escribe. “De los cinco criterios posibles sobre lo que hace que una especie esté en peligro, solo se debe cumplir uno; el estado actual de las cosas para los seres humanos cumple al menos con tres", agrega.

La investigación de Swan también encontró que la exposición a los ftalatos, sustancias químicas se encuentran comúnmente en plásticos y juguetes, al final del primer trimestre en el útero, condujo a una distancia anogenital más corta (AGD). “Nadie va a como ese término, por lo que podría utilizar en su lugar, mancha o pegajosa ”, le dijo a The Intercept , aunque tampoco es que vayamos a usar sus palabras alternativas sugeridas en el corto plazo. “Pero básicamente es la distancia entre el ano y el comienzo de los genitales. Y los científicos han reconocido su importancia durante mucho tiempo. Tengo un artículo de 1912 que analiza los AGD y mostró que eran casi un 100 por ciento más largos en los hombres que en las mujeres. Nuestro trabajo ha demostrado que los productos químicos, incluido el ftalato de dietilhexilo, acortaron la AGD en los hombres ".

En su columna para The Guardian, la activista ambiental Erin Brockovich también analiza el libro y señala la exposición a “químicos permanentes” y cómo se encuentran comúnmente en productos electrónicos, plásticos, envoltorios de alimentos y productos de limpieza. “Algunos de ellos, llamados PFAS, se conocen como 'sustancias químicas permanentes' porque no se degradan en el medio ambiente ni en el cuerpo humano. Simplemente se acumulan y acumulan, haciendo cada vez más daño, minuto a minuto, hora a hora, día a día. Ahora, parece, la humanidad está llegando a un punto de ruptura ". 

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Pero eso no es todo. Según el estudio, los productos químicos y los contaminantes también pueden afectar la libido. "Encontramos una relación entre los niveles de ftalato de las mujeres y su satisfacción sexual", dijo Swan a The Intercept. "Y los investigadores en China encontraron que los trabajadores con niveles más altos de bisfenol A, comúnmente conocido como BPA, en la sangre tenían más probabilidades de tener problemas sexuales, incluida la disminución del deseo", sostuvo. 

Según la investigación de Swan, el BPA, los ftalatos, los parabenos y la atrazina son los principales culpables de la disminución de la libido y la fertilidad. Estos productos químicos se encuentran comúnmente en plásticos, herbicidas, pasta de dientes y productos de belleza y actúan como disruptores endocrinos que conducen a un nacimiento prematuro, un coeficiente intelectual más bajo, obesidad y, según la investigación de Swan, un tamaño de pene más pequeño. Puede ser difícil evitar estos productos químicos, ya que a menudo no están en las etiquetas y se encuentran comúnmente en plásticos, champús, cosméticos, alimentos enlatados e incluso recibos de cajeros automáticos.

Un estudio de 2018 realizado por científicos de Melbourne confirmó que los productos químicos en los plásticos provocan defectos genitales en los bebés varones. Este año, investigadores de la agencia nacional de salud pública de Francia encontraron que los niños pequeños que vivían en regiones contaminadas donde solía tener lugar la extracción de carbón tenían el doble de probabilidades de tener un testículo descendido y cinco veces más probabilidades de tener dos testículos no descendidos. 

Swan advierte que la reducción de la fertilidad y los productos químicos tóxicos pueden afectar gravemente a las generaciones futuras. “Si está embarazada y está embarazada de un niño, las sustancias químicas a las que está expuesta pueden pasarle a través de la placenta. Entonces, las células germinales que crearán a sus hijos ya están afectadas. Además, ese niño vuelve a estar expuesto a sustancias químicas cuando sea adulto. Es un modelo de dos hits ”, dijo. “Es por eso que tenemos este continuo declive en la fertilidad y la calidad del esperma. Si no tuviéramos un éxito de nuestros padres y abuelos, entonces cada generación comenzaría de nuevo. Sería malo, pero el impacto estaría al mismo nivel cada vez. El hecho de que llevemos con nosotros los problemas de las generaciones pasadas significa que estamos comenzando en un nivel más bajo y nos golpean una y otra vez ”.

Entonces, ¿estamos condenados a ver crecer a las generaciones futuras con penes cada vez más pequeños, o hay algo que podamos hacer? Según Swan, comprar productos orgánicos y usar menos plástico en nuestra vida diaria ayudará a eliminar los químicos de nuestras vidas. Incluso aconseja comer comidas caseras en lugar de salir a comer, ya que los paquetes de alimentos y los guantes que usan los trabajadores de los restaurantes transfieren los ftalatos a la comida, que luego ingresan a su cuerpo. Swan sostiene que debemos "hacer lo que podamos para salvaguardar nuestra fertilidad, el destino de la humanidad y el planeta".