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River sigue sin gol: no le pudo ganar a Arsenal

Otra vez, el equipo de Gallardo no pudo con un rival que se refugió en defensa y le achicó espacios

River sigue sin gol: no le pudo ganar a Arsenal

Alejandro Mediba fue una de las figuras de Arsenal / Télam

4 de Abril de 2021 | 04:42
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Frente a Arsenal, en el Viaducto, River volvió a dejar interrogantes en lo que tiene que ver con la resolución de partidos frente a equipos que le achican los espacios, como una semana antes le había ocurrido frente a Racing, y anteriormente contra rivales de las mismas características. Lo pagó con un empate sin goles que le complica la clasificación a la ronda final. Ni con un jugador en los últimos 15 minutos más pudo salir del 0-0.

Por reconocimiento unánime, el Millonario es el equipo de mejor funcionamiento en el fútbol argentino, aunque su campaña en este certamen, con tres victorias, dos empates y dos reveses, no reafirmaban ese concepto en la previa de su viaje a Sarandí.

En la fecha anterior, el empate sin goles frente a Racing le había dejado como factura pendiente poder superar a un esquema ultradefensivo como el utilizado por la Academia en el Monumental. Es como si hubiese quedado flotando en el ambiente la creencia de que al conjunto de Gallardo se le hace cuesta arriba sacar diferencia ante equipos que se le cierran.

La endeble actualidad de Arsenal, con un punto en siete presentaciones, no asomaba como un rival que le planteara un partido de un arco al otro. Por el contrario, la apuesta parecía clara, un esquema defensivo, con escasos espacios, a la espera de un error para sacar una diferencia. Esta vez, hubo un par de variantes que podía ayudar al conjunto de Nuñez a resolver el plan que pergeñó Sergio Rondina: el regreso de los o Montiel y Angeleri, laterales especialistas en abrir el juego.

Lo que no estaba en los planes era la presencia de David Martínez en lugar de Jonatan Maidana, el experimentado central de buen rendimiento en esta nueva etapa en el club que fue cuidado por el técnico para los dos partidos que aparecen en el horizonte, Contra Atlético Tucumán, el miércoles en el Estadio Ciudad de La Plata, por la Copa Argentina, que podría darle luz verde a un superclásico en octavos de final, y ante Colón, el domingo en el Monumental, por la Copa de la Liga Profesional.

Arsenal llegó a este partido en el peor momento, porque ocupa el último lugar último en la Zona, y con un promedio de puntos que ha bajado sin pausa cada fecha que pasó y en la fecha anterior perdió un partido increíble contra Argentinos.

Enzo Pérez marcó el equilibrio en River desde que la pelota comenzó a rodar, De La Cruz aceleró el traslado moviéndose preferentemente por izquierda, aunque Palavecino, otro volante de buen pie, no encontró el modo de organizar, y el control de la pelota quedó en eso. Julián Álvarez tampoco mostró ingenio, y con marcadores que no les dieron un metro de ventaja, la dupla Suárez-Borré tampoco consiguió marcar la distancia que la teoría marca entre uno y otro.

Como se esperaba, Arsenal priorizó el esfuerzo al control de los ataques del rival que tenía enfrente, y después de lograrlo, al punto que su arquero prácticamente no debió intervenir, encontró la confianza necesaria para buscar algo más.

El elenco de Nuñez apuró el traslado de la pelota ni bien comenzó la etapa complementaria, porque era evidente que de lo contrario no podría resolver los problemas que a primera hora, y con los antecedentes de uno y otro, daba la sensación que no llegaría a los términos fijados con el desarrollo del juego.

Esa dinámica, más que el crecimiento individual, porque los jugadores con mayores posibilidades continuaron en un nivel por debajo al de costumbre, le permitió a River elaborar situaciones contra el área de enfrente, más peligrosas cuando llevó la pelota por el medio que cuando volcó la pelota a la izquierda para que Angileri levantara un centro.

Desde que Arsenal se afirmó y le tapó los caminos, en River se impuso la presencia de Carrascal, a quien en definitiva Gallardo mandó a la cancha cuando se jugaban 20 minutos. La gambeta y repentización del colombiano podía ser la carta ganadora en una noche de pocas luces, en particular de Álvarez, el primero en dejar la cancha. Pero no hubo caso, y ni siquiera cuando quedó con uno más por la expulsión de Farioli el equipo de Gallardo encontró el gol.

 

 

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