Una pelea central en la que al final ganaron las súperestructuras

José Picón

 

La interna entre Facundo Manes y Diego Santilli asoma como una de las atracciones centrales de las PASO de septiembre. La oposición dirimirá supremacías por primera vez en la Provincia desde que se creó Juntos por el Cambio y el resultado no sólo marcará el ordenamiento de la lista de diputados nacionales y los armados seccionales: comenzará, además, a marcar el futuro de la coalición de cara a la cita de 2023.

Pese a lo novedoso de la interna ambos armados no pudieron salirse de la lógica de las superestructuras partidarias. Es cierto que Manes supone una bocanada de aire renovado para la política y para el radicalismo, un candidato disruptivo en medio de cierto cansancio que buena parte de la sociedad viene sintendo respecto de la política. Sin embargo, quedó rodeado de dirigentes que responden a estructuras tradicionales tanto de su propio partido como de los aliados que logró sumar en su ingreso a la arena de la política electoral. El radicalismo impuso a Dania Tavella y a Fabio Quetglas en los lugares 2 y 5. Tercero quedó Emilio Monzó, el ex presidente de la Cámara de Diputados. Y cuarta, la titular del GEN, Margarita Stolbizer.

La lista de Santilli respondió también a la lógica del armado superestructural del PRO y de su principal aliado en esta contienda, la Coalición Cívica de Elisa Carrió. El “Colorado” debió repartir espacios por aquí y por allá para contener al ala dura del PRO que lo desafió y que finalmente su jefe político, Horacio Rodríguez Larreta, consiguió contener a fuerza de gestos y candidaturas. En esa lista nacional “cobraron” con gente propia Patricia Bullrich, Jorge Macri y el propio Mauricio Macri. Elisa Carrió tuvo una fructífera pesca de lugares: tres entre los primeros diez, lo que la transformó en una socia privilegiada.

Y los pocos bocados que quedaron fueron para algún que otro dirigente cercano a lo que fue el armado de María Eugenia Vidal, que se quedó con escaso juego en la Provincia.