Dinero, poder y una interpretación rígida de la ley islámica

Edición Impresa

En 1994, el movimiento de los talibanes (”estudiantes en religión”) apareció en Afganistán, un país devastado por la guerra contra los soviéticos (1979-89) y que enfrentaba una lucha fratricida entre muyahidines (miembros de diferentes facciones) desde la caída del régimen comunista en Kabul en 1992.

Formados en las madrasas (escuelas coránicas) del vecino Pakistán, donde estos islamistas suníes se refugiaron durante el conflicto con los soviéticos, los talibanes estaban liderados por el misterioso mulá Mohammad Omar, fallecido en 2003, y sucedido por el mulá Akhtar Mansur, asesinado en 2016 en Pakistán.

Actualmente, los talibanes están dirigidos por Haibatullah Akhundzada y el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador del movimiento, encabeza el ala política.

Como la mayoría de los afganos, ellos son sobre todo pastunes, el grupo étnico que dominó el país casi sin interrupción por dos siglos.

ASCENSO FULGURANTE

Los talibanes prometían restablecer el orden y la justicia. Así lograron un veloz ascenso y en octubre de 1994, casi sin luchar, tomaron Kandahar, la antigua capital real.

Con un arsenal militar y un gran tesoro de guerra que les permitía comprar a los comandantes locales, se apoderaron de Kabul el 27 de septiembre de 1996.

Ya en el poder (de 1996 a 2001), los talibanes impusieron una estricta ley islámica (Sharía) que prohibía los juegos, la música, las fotos y la televisión. También impidieron trabajar a las mujeres y cerraron las escuelas para niñas.

En marzo de 2001, la destrucción con dinamita de los budas gigantes de Bamiyán (centro del país) indignó al mundo.

La sede del poder se mudó a Kandahar, donde el mulá Omar vivía recluido en una casa construida por Osama bin Laden, líder de Al Qaeda y gran socio de los talibanes.

LA CAÍDA

Tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE UU, perpetrados por Al Qaeda, Washington y sus aliados de la OTAN lanzaron una amplia operación militar en el país el 7 de octubre de ese mismo año, luego de que el régimen talibán rechazara entregar a Bin Laden.

El 6 de diciembre capitularon. Tanto los dirigentes talibanes como los de Al Qaeda huyeron al sur y el este del país y también a Pakistán. Los ataques y emboscadas contra las tropas occidentales se multiplicaron.

En julio de 2015, Pakistán acogió las primeras conversaciones directas, apoyadas por EE UU y China, entre el gobierno afgano y los talibanes. A mediados de 2018, estadounidenses y talibanes iniciaron unas discretas negociaciones en Doha. En febrero de 2020, Washington firmó un acuerdo de retiro de tropas con los talibanes, que comenzó en mayo pasado para completarse el 31 de agosto. (AFP)

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE