La presencialidad plena en las escuelas, con todos los recaudos sanitarios

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La decisión de volver en estas jornadas a la presencialidad escolar plena en nuestra ciudad, con cursos completos dictados en los colegios, deberá verse acompañada por el cumplimiento de los recaudos preventivos dispuestos, para permitir la convivencia de los chicos en las aulas. Es sabido por todos que la pandemia no ha desaparecido y que, por consiguiente, las distintas comunidades educativas deben atenerse a lo recomendado por las autoridades.

Sería muy largo enumerar aquí las distintas instancias –muy polémicas, por cierto- que atravesó la educación en nuestro país a partir del inicio de la pandemia en marzo de 2020. Sea como sea, la primera y más importante conclusión tiene que ver con la necesidad de que los estudiantes de nuestro país no sigan perdiendo días de clase, garantizándose para ello los necesarios niveles de seguridad sanitaria.

Tal como se detalló en la edición de ayer, ya sin “burbujas”, con un menor distanciamiento interpersonal allí donde las instalaciones lo permitan, aunque sí con el uso de barbijos, el lavado constante de manos y la ventilación cruzada, se volverá en las escuelas a algo más parecido a la “normalidad” después de un ciclo lectivo puramente virtual y una etapa de este año de semi presencialidad.

Los establecimientos de enseñanza tanto de gestión estatal como de gestión privada recibieron por parte de la dirección general de Cultura y Educación la comunicación sobre cómo debe implementarse la nueva modalidad de clases. En varias carillas se despliega la resolución 400/2021 del Consejo Federal de Educación, que establece una actualización de los protocolos para cumplir en esta etapa de “intensificación de la presencialidad cuidada”.

Según se explicó, el principal cambio que establece la nueva normativa, más allá del hecho que la actividad escolar tendrá lugar en las aulas todos los días de clases y en la franja de horario completa, es el pasaje del distanciamiento social de referencia dentro de los salones de 1,5 metro a 90 centímetros (tomando como parámetro el rostro de las personas).

En esa línea, se recomendó que se procure siempre la máxima distancia entre estudiantes. La notificación brinda como ejemplo que si hasta el momento fue posible mantener una distancia interpersonal de 1,5 metro para la sección completa, esta situación debe mantenerse. Por otra parte, si el agrupamiento de los subgrupos de una sección no permitiera sostener esa distancia, deberá ordenarse la disposición del aula de modo que permita la mayor distancia que sea posible. La distancia física mínima entre la o el docente y las y los estudiantes sigue siendo la misma: los 2 metros.

Se sostuvo siempre en este diario que era preciso alentar toda medida que apuntara a garantizar y a mejorar el servicio escolar, asegurándose la igualdad educativa. Tales expresiones se formularon, por ejemplo, cuando las autoridades provinciales anunciaron a principios del mes pasado que se analizaba agregar los días sábados para los estudiantes que necesitaran recuperar contenidos. Desde hace mucho tiempo –se puede hablar de décadas- fueron diversas y crecientes las carencias del sistema educativo público, al que la pandemia sumó para todos el lastre de más de un ciclo lectivo sin clases presenciales. Retomar el vínculo perdido con sus colegios, con sus docentes y compañeros es vital para los millones de alumnos de nuestro país.

Es de esperar que con esta medida –que demanda también el compromiso de los padres y de los planteles docentes- comiencen a mejorarse los niveles de rendimiento escolar que, antes de la pandemia y según los últimos resultados de las pruebas internacionales PISA- casi la mitad de los adolescentes de 15 años no podía comprender un texto y 6 de cada 10 no sabían lo básico en Matemática. Sólo la educación podrá allanar el camino de tantos chicos y adolescentes, inculcándoseles no sólo conocimientos sino formándolos como futuros ciudadanos.

 

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