La nominalidad tapa lo real

Edición Impresa

Agustín Lódola

Director de LABDATA,

Facultad de Ciencias Económicas, UNLP

Resumir en un número los fenómenos económicos (inflación, desempleo) es siempre complejo. Hacerlo para un componente tan subjetivo como las expectativas implican un desafío mayor. Sin embargo, en la economía actual las expectativas inciden (tal vez demasiado) en los resultados y por lo tanto lo peor que podemos hacer es ignorarlas.

¿Qué expresan al respecto los empresarios platenses? A pesar del complejo panorama macroeconómico, se mantienen optimistas. Esperan un mejor final de año que el trimestre que paso (julio/octubre). Esa mejora la esperan más en ventas, pero no tanto en empleo e inversiones.

Además, esta leve mejora es claramente estacional, porque cuando se comparan los datos respecto al mismo trimestre del año anterior (momento de salida de la pandemia) todos los indicadores empeoran. Para rescatar es que la caída de las expectativas se observa en ventas, pero no tanto en empleo e inversiones.

En resumen -y típico de una economía con régimen de alta inflación-, la nominalidad predomina y termina tapando (afectando) la economía real (empleo, inversiones).

 

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