El día después de la comilona navideña: cómo sanar el cuerpo

Las fiestas de fin de año con sus típicas maratones de comidas y bebidas nos aportan la misma cantidad de calorías que deberíamos consumir en una semana: un promedio de 14 mil, cuando una persona sana precisa entre 2 mil y 2.500 por día. Tras la cena navideña, el 25 muchos seguirán comiendo durante toda la jornada pero pensando ya en cómo sanar el cuerpo tras la comilona.

Expertos advierten que para compensar estos excesos, los días posteriores a la celebración conviene elegir nutrientes saludables, sobre todo verduras, frutas y agua, que ayudan a “limpiar” el organismo, prevenir malestares gástricos y el riesgoso sobrepeso.

“Cuando realizamos una ingesta excesiva de alimentos y bebidas, generalmente, se produce un desorden metabólico que provoca diferentes síntomas, como pesadez, distención abdominal, dolores abdominales, diarreas llamadas hiperosmóticas originadas por excesiva ingesta de alimentos y, también, pueden aparecer alteraciones gástricas como acidez, náuseas, vómitos y dolores de cabeza”, explica la presidenta del Colegio de Nutricionistas bonaerense, Paula Das Neves.

Además, hay que tener presente que durante diciembre no sólo se come y se bebe en exceso en las Fiestas, sino casi todo el mes porque se suman las despedidas de año con amigos o compañeros de trabajo.

Por lo tanto, una vez pasadas las grandes comilonas de fin de año habrá que tomar cartas en el asunto para sanear el cuerpo y mantenerlo en equilibrio ¿Cómo lograrlo? “La mejor manera es comer saludablemente, esto implica respetar las cuatro comidas: desayuno, almuerzo, merienda y cena, incorporar cinco porciones de frutas y verduras al día, que equivalen a tres frutas diarias, medio plato de vegetales crudos y medio plato de vegetales cocidos y evitar alimentos con excesivo contenido de grasas y azúcares”, recomienda Das Neves. Y agrega que si uno hace el recuento de cuántas frutas y verduras come en un día, lo más probable es que se queda corto y no llegue a las cinco porciones que recomienda la Organización Mundial de la Salud. La clave para lograrlas, indica Das Neves, radicaría en sumarlas a la dieta como reemplazo de otros alimentos más calóricos, por ejemplo, preferir una fruta en lugar de galletitas o bizcochos a media mañana o a la hora de la merienda.

En una dieta saludable, además, a la hora de hidratarse lo mejor es el agua segura porque no aporta calorías, quita la sed como ninguna otra bebida y es un verdadero bálsamo para el organismo, más aún si se la compara con el alcohol, las gaseosas o los jugos excesivamente endulzados con azúcares.

La especialista no es partidaria de las prohibiciones pero entiende que hay algunos alimentos que no son recomendables: “Hoy en día todos sabemos que las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados como galletitas, aderezos, salchichas, hamburguesas, snacks o preparaciones listas para el consumo son las que más contenidos de grasas, azúcares, aditivos y conservantes tienen y, por lo tanto, los que más propician la obesidad y el sobrepeso”. Por eso insiste en “priorizar una alimentación variada que, principalmente, tenga alimentos frescos, panificados y cereales con fibra y el agua como bebida de elección”.

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