La jugada al límite de Máximo y los interrogantes por su futuro político

Emiliano Russo

 

La jugada arriesgada de Máximo Kirchner al renunciar a la jefatura del bloque oficialista en Diputados no sólo constituye un desafío al Presidente y a su estrategia de relanzamiento de gestión al acordar con el FMI sino que llevó a muchos actores de la política a preguntarse por su capacidad de liderazgo o más bien de construcción política dentro de una fuerza que busca devolver al kirchnerismo puro al sillón de Rivadavia.
Para los dirigentes cercanos a Alberto Fernández se trató de un nuevo gesto de "ruptura" pese a que por estas horas son muchos los dirigentes del oficialismo que intentan proseguir con este experimento electoral que constituye el Frente de Todos. También le endilgan falta de cintura política para negociar con la oposición como se vio en el fracaso de la sanción del Presupuesto 2022, un "proyecto que venía a libro cerrado y no lo pudo aprobar".
En el entorno del diputado de origen platense, recuerdan que el FdT ganó en 2019 para resolver las inequidades que produjo el materia económica el macrismo -una tarea irresuelta que es base de los cuestionamientos hacia dentro que se suceden desde 2020- pero también de la deuda del Fondo a la que no reconocen como propia sino como una artilugio que el poder de Washington utilizó, en 2018, para intentar poner a flote el gobierno de Mauricio Macri y propiciar su reelección.
Son estas convicciones las que defiende Máximo y por las cuales ha venido en silencio batallando dentro de la coalición oficial. Son las mismas que mostraba, tibiamente, porque siempre cultivó el perfil bajo, en su breve paso por la Facultad de Periodismo en 1995, cuando defendía la postura del por entonces ignoto gobernador de Santa Cruz en defender los "Hielos Continentales" -primera épica del kirchnerismo- a contramano del acuerdo que negociaba con Chile el entonces presidente Carlos Menem.
Máximo tiene a un grupo de seguidores fieles dentro del kirchnerismo, no sólo a la Cámpora, que vienen corriendo "por izquierda" al Ejecutivo. Son los mismos que temen que no haya 2023 sin "llenar la heladera" de los argentinos por el ajuste que, vislumbran, se viene.

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