Máximo Kirchner terminó alineando pero respetó el poder de los intendentes
Edición Impresa | 19 de Febrero de 2022 | 02:48

Por JOSÉ PICÓN
Máximo Kirchner terminó imponiendo sus deseos de evitar peleas internas que pudieran generar cierta fragilidad a sus primeros pasos como presidente del PJ bonaerense. A través de negociaciones fatigosas en algunos casos o con mano de hierro en otras, logró desactivar desafíos y amagues de confrontación en el cierre de listas para la renovación de las conducciones locales del peronismo.
Ese primer dato saliente se enlaza con otro. Máximo decidió respetar el poder territorial de los intendentes, que en su gran mayoría se terminaron anotando para presidir los destinos del PJ en sus distritos.
Ese acuerdo macro no impidió que La Cámpora generara un avance en su proyecto por extender ya su fuerte influencia en la Provincia. En los distritos donde no gobierna el Frente de Todos coronó su arremetida con candidatos propios. Por ejemplo, en Lanús terminó encumbrando en la lista única a Julián Alvarez, ex subsecretario de Justicia.
En La Plata se produjo un hecho similar: quien será el próximo presidente es el diputado provincial Ariel Archanco, también ligado al camporismo. Esa designación termina, de alguna forma, con la influencia de dirigentes del viejo tronco peronista que quedaban a cargo del partido casi sin discusión. Un cambio de mando a tono con la llegada de Máximo Kirchner al PJ bonaerense.
La simbiosis entre el poder territorial de los intendentes del Conurbano y La Cámpora hizo que los jefes territoriales acapararan el poder partidario. En Lomas de Zamora, el partido quedó para Martín Insaurralde. En Almirante Brown, para Mariano Cascallares. Mariel Fernández conducirá el peronismo de Moreno y Mayra Mendoza (del camporismo), lo hará en Quilmes.
La lista sigue. La vicegobernadora Verónica Magario presidirá el PJ de La Matanza y en San Martín, será el turno del intendente Fernando Moreira. El ministro provincial Leonardo Nardini lo hará en Malvinas Argentinas y el inoxidable Mario Ishii en José C. Paz.
Hubo otro dato llamativo en el cierre de listas cuyo plazo se terminó extendiendo hasta las 4 de la mañana de ayer. En Esteban Echeverría, nadie se atrevió a desafiar al intendente Fernando Gray, el dirigente que sigue peleando en lo Justicia contra el desembarco de Máximo Kirchner en el partido provincial. “Es una interna cerrada, no se quisieron exponer a una derrota segura”, se ufanaban en despachos municipales de ese distrito.
Uno de los pocos distritos donde habrá interna es Mar del Plata, entre un candidato alineado a la titular de la Anses, Fernanda Raverta, y sectores del PJ de la Feliz entre los que aparece el ex diputado provincial Manino Iriart.
Tras el portazo de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados nacional del Frente de Todos en desacuerdo con los términos de la negociación con el Fondo Monetario Internacional, se habían generado especulaciones acerca del impacto que esa decisión pudiera tener en el cierre de listas. El nuevo titular del PJ bonaerense sostuvo su alianza con los intendentes y sorteó el examen. Esa alianza que viene funcionando desde hace tiempo y que tuvo su punto más alto en el arribo de varios alcaldes al gabinete bonaerense, no dio espacio ni aire para alumbrar rebeliones.
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