Siguió el crecimiento de la violencia de género en el primer mes del año

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No corren buenos tiempos para la plena igualdad de las mujeres en nuestro país y, por el contrario, tanto el último año transcurrido como el primer mes del 2022 refleja a través de distintos sondeos, oficiales y particulares, el crecimiento de la violencia de género en sus diversas modalidades.

En este contexto, una entidad privada, “Mumala” dedicada al seguimiento del fenómeno, acaba de informar en lo que va del año se registró un femicidio cada 31 horas, confirmándose de este modo la presencia de una tasa elevada de muertes en mujeres por vía de la violencia. Recientemente se informó en este diario que el año pasado se registraron más de 220 femicidios, con los porcentajes más altos detectados en las provincias de Santiago del Estero, Formosa, Tucumán, Chaco y Neuquén.

Cabe señalar que, en esta oportunidad, los distritos con más cantidad de casos son los de Córdoba (6 casos), la provincia de Buenos Aires (5 casos) y Santa Fe (4 casos).

Si bien las cifras oficiales del 2022 son elaboradas por la Corte Suprema de Justicia y recién serán divulgadas a comienzos del año siguiente, distintas organizaciones de la sociedad civil elaboran sus propias estadísticas actualizadas mes por mes, las que se realizan con criterios propios y, por ese motivo, difieren en la cantidad de víctimas, como por ejemplo, el Observatorio Lucía Pérez, que contabilizó 36 femicidios y transfemicidios durante el mes de enero pasado.

Tal como se comprueba habitualmente son las parejas o ex parejas de las víctimas los responsables de la agresión que, de acuerdo también a lo conocido, se ven precedidas por malos tratos, castigos y, por cierto, en muchos casos, por denuncias de las mujeres que no fueron atendidas cabalmente por los organismos receptores.

Corresponde consignar que los especialistas insisten en decir que las estadísticas de casos de violencia de género, si bien son indispensables, no abarcan la profundidad de un problema que, más allá de las cifras y, por cierto, de los hechos que lo expresan, admite graves falencias culturales en buena parte de la población y, al mismo tiempo, revela omisiones indisculpables por parte de sectores de la sociedad argentina que permanecen indiferentes a las diversas desigualdades que sufren las mujeres, tanto en nuestro país como en el mundo.

En la sociedad argentina persisten sin duda errores y omisiones en las estrategias institucionales –sean legislativos, judiciales o policiales- para combatir la violencia de género. Existieron algunos avances culturales, pero aún teóricos, que no se convierten en hechos positivos concretos. La distancia entre esas buenas intenciones y la realidad sigue siendo enorme. Mientras tanto, las mujeres continúan como víctimas indefensas de homicidios, golpes, amenazas, malos tratos psicológicos y físicos.

El atraso mayor, como se ha dicho, parece seguir estando en el plano cultural, con una sociedad que aún no ha comprendido los diversos grados de violencia que siguen acechando a las mujeres. Pese a que, como se dijo, hay pasos positivos hacia la vigencia de una nueva visión sobre el tema, falta aún consolidar una cultura –y, esencialmente, una educación temprana sobre los niños y jóvenes- plenamente comprensiva de lo que falta para igualar totalmente los derechos de ambos géneros. Es de esperar que en 2022 se avance hacia esa meta.

 

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