Justificadas quejas vecinales por ruidos y desórdenes de las motos en las noches
Edición Impresa | 4 de Febrero de 2022 | 02:01

Picadas nocturnas que se encuentran prohibidas, explosiones de motores con escape abierto, motociclistas sin casco, sin luces ni patentes generan quejas entre vecinos del Centro y de distintos barrios y localidades de La Plata. Una suerte de festival de estruendos y de conductas temerarias alteran las noches y madrugadas de miles de pobladores, sin que el poder público presente acciones eficaces para frenar estos desbordes.
Se dijo ya en muchas oportunidades que el auge en las ventas de motocicletas y, por consecuencia, la verdadera explosión de presencia de estos vehículos, no se ha visto correspondida por una acción institucional que se ocupe de reglamentar aspectos esenciales, como la contaminación sonora, la velocidad, los lugares de estacionamiento y, también, las innumerables y peligrosas infracciones que cometen algunos conductores, que no trepidan en cruzar las plazas a toda velocidad, por dar tan sólo un ejemplo negativo de los muchos que podrían mencionarse.
Vecinos que no pueden dormir por las picadas nocturnas y que solo buscan contar con tranquilidad para el descanso. Denuncias que se plantan ante el 911 y tan sólo la esporádica respuesta de algún patrullero policial.
Muchos vecinos aludieron al hecho de contar con adultos mayores enfermos en sus domicilios, o niños de muy corta edad, que no pueden conciliar el sueño por el ruido en la calle.
Si bien desde la Comuna se aseguró que “todas las semanas” se llevan adelante operativos de prevención que apuntan especialmente a controlar la circulación vehicular de motos, verificar que sus conductores cumplan con el uso del casco reglamentario y cuenten con todos los papeles correspondientes para poder circular, lo cierto es que la anarquía que imponen algunos motociclistas parece vencer en forma holgada a los operativos de control.
Hace tiempo se ha señalado aquí que distintas entidades relacionadas a la seguridad vial vinieron alertando en los últimos tiempos sobre la necesidad de ordenar el tránsito en las ciudades, regulando los límites de velocidades y, entre otros temas, aludiendo en forma prioritaria a la necesidad de que los conductores de vehículos ajusten su comportamiento a las leyes vigentes.
En este último sentido, las denuncias vecinales y algunos operativos policiales dejaron a la vista, en los últimos días, las actitudes de algunos motociclistas que infringen muchas de esas normas en nuestra ciudad.
La realidad viene indicando con elocuencia que tanto el parque de motocicletas como el manejo de estos vehículos en la Ciudad requiere una política integral, que apunte a garantizar no sólo la tenencia legal -esto significa, con los controles comunales pertinentes-, sino una mucho mejor concientización de los conductores en el cumplimiento de las leyes y ordenanzas vigentes.
El caso de la contaminación sonora no debiera revestir mayores secretos para los inspectores y policías: se trata sólo de retirar de las calles a las motos que superen los límites de ruido admisible. Ello, sin perjuicio de recordar que, lamentablemente, las estadísticas de siniestralidad con estos vehículos muestra, año tras año, cifras demasiado trágicas y altas.
Está claro que recae una primera y gran responsabilidad sobre las autoridades de control del tránsito, que deben redoblar sus esfuerzos para fiscalizar el desplazamiento de las motocicletas y lograr que se generalice entre quienes las conducen el estricto cumplimiento de las leyes.
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