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Deportes |GIMNASIA LE EMPATÓ EL CLÁSICO A ESTUDIANTES EN EL QUINTO MINUTO DE DESCUENTO: FUE 1-1

VIDEO. Paz e infierno por igual

El Lobo se quedó con la última sonrisa tras alcanzar la merecida igualdad, pero sigue sin quebrar la racha ante el Pincha, que pese al sabor amargo mantuvo la punta en la zona 1 y sus más de 12 años sin perder en el derby

Martín Cabrera

Martín Cabrera
mcabrera@eldia.com

21 de Marzo de 2022 | 05:40
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El gol de Eric Ramírez fue el desahogo del pueblo de Gimnasia. El grito esperado y postergado. El que estaba al caer pero que parecía no iba a llegar. El 1-1 dejó una sensación de alivio en el local, que al menos rescató un punto cuando los nubarrones estaban encima de su entrenador Pipo Gorosito. Pero también, claro, es un punto que no le sirve demasiado para prenderse en la pelea por un lugar en los cuartos de final, y que tampoco le permitió romper esa racha sobre Estudiantes que ya va para más de doce años. Fue un premio al esfuerzo y una bala para el lado de la Justicia, pero no mucho más en la medida cuando bajó la euforia tras el pitazo final de Silvio Trucco del clásico 164, que no defraudó en cuanto a emociones y situaciones de riesgo, como suele suceder en esta ciudad.

Para el Pincha, gol de Ramírez lo bajó del pedestal. No pudo irse del Bosque con el pecho inflado y rápido rumbo al Country para seguir con el festejo junto a sus hinchas. Indudablemente fue un cachetazo y un sabor amargo, porque el reloj marcaba 50 minutos y el de Benjamín Domínguez, seguramente, iba a ser el último remate del partido y no parecía llevar tanto peligro. Pero su arquero y capitán, enorme figura ayer y en la mayoría de los clásicos jugados, falló. Habrá sido por el sol en contra como aseguró Ricardo Zielinski u otro factor, pero no dio respuestas y le dejó el gol al que el entrenador resistía. En definitiva, el mismo pibe que seguramente le haya recargado su tarjeta de DT de Gimnasia.

Como sucedió en el local, el empate fue tomando otro sabor para el visitante con el paso de las horas. En la previa, la mayoría de sus protagonistas lo hubiese firmado sin ponerse colorados, porque le permitía estirar una racha ante su clásico rival que es pesada para el que está abajo, pero también para el que debe estirarla. Además, le sirvió para salir ileso, conservar la punta y estar en lo más alto (junto a Boca, es cierto) cuando el torneo superó la mitad de su desarrollo. De hecho ya se sacó del camino la “fecha de los clásicos”, que pese a las declaraciones para la tribuna hay muchos protagonistas que preferirían evitar porque a veces se lleva demasiada energía en la previa y deja secuelas en el caso de que la suerte no acompañe.

El partido no fue muy vistoso. No tuvo mucho del inolvidable 4-4 de hace tres meses atrás. Pero mostró lo suyo. Ambos tuvieron mucho respeto y poca audacia. Les costó más de la cuenta ir a buscar el otro arco. Es más, en el arranque los primeros minutos casi ni se jugaron. Pura protesta al referí, al rival o a lo que sea. Fue como una pulseada donde cada protagonista quiere poner mejor su mano, o antes de un scrum donde los primeras líneas se miden y se tocan para entrar mejor que su adversario.

Gimnasia apostó al manejo de Brian Alemán y a los pelotazos cruzados a Johan Carbonero, que tuvo un par de corridas que pusieron en aprietos a Agustín Rogel. El Lobo, en el primer tiempo, mostró un mano a mano del colombiano que tapó muy bien Mariano Andújar, que además resolvió brillante ante sendos cabezazos de Franco Soldano y Guillermo Fratta. Además, fue muy efectiva la presión de Nery Leyes sobre Jorge Rodríguez, que no apareció en toda la tarde.

Tarragona fue el mejor del Lobo y Fernando Zuqui el más parejo del Pincha

 

Del otro lado, Estudiantes se quiso hacer fuerte en defensa para salir muy rápido de contragolpe, básicamente por sus bandas. Un par de veces el que rompió fue Emmanuel Mas, y otras Leonardo Godoy. Pero, lo mismo que su rival, tuvo dos chances claras con el uruguayo Rogel, que capturó una pelota dentro del área y un cabezazo, ambas tras una pelota parada.

Lo mejor lo mostró en el tramo final del primer tiempo. Fue Fernando Zuqui el que más y mejor rédito le sacó a ese pasaje. Manejó los tiempos y pudo hacerle un contrapeso a Brian Alemán en su relación con el árbitro. Fue entonces cuando el Pincha empezó a acercarse hasta el arco de Rodrigo Rey y no sorprendió que a los 42 Gustavo Del Prete le ganara el mano a mano a Alemán para meterse en el área y entregarle el gol a Godoy, que fue más astuto que Germán Guiffrey para empujar la pelota al fondo del arco. Un gol clave que desató todo el nerviosismo contenido en los hinchas locales que apuntaron contra determinados jugadores pero, básicamente, con su entrenador.

El propio Del Prete, en una jugada similar a la del primer gol, tuvo el segundo en su botín derecho. Hizo un jugadón y cuando podía cederle el tanto a Zuqui quiso emular a Nicolás Pasquini en el último clásico pero la pelota se fue lejos y el Lobo respiró.

En el segundo tiempo Gorosito no se guardó nada. Sus jugadores tampoco. Dos cambios de arranque (adentro Piriz y Eric Ramírez), uno a los siete minutos (sorprendió Lautaro Chávez por el paraguayo Sosa) y dos más cuando el reloj marcaba los 21 minutos (Domínguez y Cardozo). No fue una aplanadora Gimnasia, pero indudablemente mejoró, controló mejor la pelota y jugó gran parte del tiempo en territorio enemigo. Corrió y se entregó.

Lo tuvo el ingresado Ramírez con un cabezazo y el pibe Guillermo Enrique con un fuerte remate desde la derecha que contuvo Andújar. Además con una docena de tiros de esquina hizo laburar a destajo a los centrales del Pincha y a su arquero. Lo buscó, con sus virtudes y falencias, por todos lados.

La jugada de Cristian Tarragona que le rompió el travesaño del arco de Estudiantes pareció ser la última imagen de una tarde que iba rumbo a la frustración. Si no entró esa, dijeron en la tribuna, no entra ninguna más. Pero no, el destino le guardó una carta más, la que le dio el empate con sabor a algo más: el mencionado remate de Domínguez que no pudo contener el arquero y que empujó el chico de Concordia, el que los hinchas pedían a gritos que sea titular pero el DT ignoraba.

Estudiantes no quiso jugar el segundo tiempo. Apostó demasiado a controlar el partido con oficio y evidenció el desgaste de haber jugado 11 partidos en 36 días. No es excusa pero sí una realidad. Aguantó hasta donde pudo y estuvo a nada o a casi nada de llevarse el premio principal y desatar otra fiesta. Mientras le dio el cuerpo lo controló, pero le faltó un pelito. Otra vez fue empate en el Bosque. Esta vez Gimnasia se fue con una sonrisa porque lo alcanzó en el descuento. Pero con el correr de la tarde no fue tan malo para Estudiantes. Cielo e infierno para ambos.

 

 

 

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