VIDEO.- Los abuelos, el foco de la violencia en la Región: "Ringuelet es la boca del lobo"
| 4 de Abril de 2022 | 20:20

Los ataques a jubilados en la Región despiertan un temor indescriptible. Cada familia busca la forma de proteger a los mayores, que terminan presos de la delincuencia, del miedo y de su propia casa, abarrotada de sistemas de seguridad que los maleantes logran vulnerar.
Un grupo de vecinos de Ringuelet habló con diario El Día para mostrar su descontento con la poca atención municipal que reciben. Adriana, la hija de una pareja que fue asaltada la semana pasada, aseguró que el barrio de 510 y 9 bis es “la boca del lobo”.
Durante la entrevista estuvo presente Juan Carlos, vecino del padre de Adriana y la víctima más reciente de la inseguridad pero, de los nervios y el ataque de pánico que les dejó el último robo, se descompensó y no pudo hablar. Esta es la otra cara de las agresiones a los jubilados: el día después.
El miércoles pasado a las tres de la mañana, tres personas entraron cuando la pareja (88 y 91 años respectivamente) estaban durmiendo. Al ser hipoacúsicos, no escucharon cuando le rompían las rejas con unas tijeras profesionales y los despertaron con golpes y amenazas.
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“Les pegaron, les tiraron y rompieron todo. Se llevaron dinero, joyas y los dejaron en esas condiciones”, relató Adriana. “Las consecuencias son ellos golpeados y asustados. No es la primera vez que pasa”, agregó. El día anterior a este robo, Juan Carlos sufrió una entradera a las doce del mediodía. Al día siguiente le robaron a otro jubilado en Gonnet bajo la misma modalidad: tres delincuentes con guantes para no dejar huellas.
Modus operandi
Frente a los antecedentes, los vecinos del barrio asumen que es una organización que sabe a dónde apuntar en sus ataques. “Convierten en vulnerables a personas que, hasta el momento, no lo son y nosotros naturalizamos estos hechos de violencia”, reflexionó Adriana.
Cansados de los reclamos, ya no piden más policías en las calles sino que las personas de la tercera edad tengan la libertad de desarrollar su vida con total normalidad en una “infraestructura que los proteja”. De hecho, Adriana recordó que dos días antes del robo pasó de noche por el barrio y pensó que la falta de iluminación es un riesgo y una postal que se repite en Ringuelet. “No pido más seguridad sino infraestructura municipal”, afirmó.
En este contexto destacan que las personas mayores, por su modo de entender la vida, son “los únicos” que pagan sus impuestos para mantener a la Ciudad en condiciones pero terminan en el foco de la atención de los malvivientes. El deseo de ellos y de su familia es que puedan salir a la calle sin miedo y volver a apropiarse de esos espacios públicos que sus 70 años en el barrio los dejaron ver crecer, como las plazas.
Otra vecina, María del Carmen, comentó que ellos fueron protagonistas en el mismo barrio de dos violentos robos. Uno ocurrió en 2014 cuando llegaba a su casa con su marido. Al bajar del auto, unos ladrones amenazan al hombre con un arma y a ella la tiran, provocando la rotura de meniscos. Encontraron el automóvil robado en “la villa de 514”. Cuatro años después, volvieron a robarles pero esta vez estaba con su nieto: “nos orinaron todo y se llevaron hasta la bijouterie de plástico”.
“Hace quince días entraron tres veces por el jardín de una vecina y cuando escaparon, se olvidaron una ojota”, sumó a los testimonios. María del Carmen considera que hace por lo menos siete años que el barrio viene en picada en cuanto a la inseguridad: “Uno a veces tiene miedo de hablar pero estamos cansados”.
Jorge, vecino de Ringuelet denuncia que a esta problemática de robos aparentemente organizados se le suma la cercanía con la estación ferroviaria: “Hay gente del conurbano que viene, hace sus cosas, se toma el tren y se va”. El pedido barrial, que acumula números de reclamos en la Municipalidad, es por el arreglo de la iluminación y la poda de arboles que debido a su altura bloquean la poca luz que llega.
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