Las actitudes preventivas que toma la gente frente al Covid
Edición Impresa | 9 de Abril de 2022 | 02:15

Si bien la experiencia aquilatada en los años de la pandemia de Covid-19 enseña que los sistemas de salud de todo el mundo y los especialistas se vieron, de pronto, obligados a escribir sobre un libro en blanco, ya que no existían antecedentes ciertos sobre los orígenes y características de esta enfermedad, con el correr de los meses fueron apareciendo fórmulas de naturaleza preventiva, que la mayoría de la gente aceptó y que tuvieron aplicación masiva en todo el planeta.
Se habla aquí de las restricciones más visibles que se asumieron, tales como el barbijo, el lavado de manos, el uso de alcohol en gel, el distanciamiento social o la necesidad de contar con espacios ventilados y, en este último caso, con el crítico problema que plantearon de entrada los transportes públicos de pasajeros.
Ahora se encuentra iniciado un proceso de aflojamiento de las medidas preventivas y, tal como lo detalló un artículo publicado en este diario, existen algunos desajustes -por así llamarlos- con los barbijos, que el ministerio de Salud bonaerense declaró de uso opcional en escuelas, ámbitos laborales y espacios recreativos, en una medida adoptada por el actual descenso de casos de Covid-19.
Ocurre, sin embargo, que buena parte de la gente siguió estos días utilizando el barbijo, demostrándose que la medida oficial fue tomada con cautela por la mayor parte de las personas. Si bien basta observarlo en las calles, existen testimonios que así lo indican: así, a título de ejemplo, puede decirse que autoridades de muchos colegios aseguraron que la mayoría de los estudiantes y docentes asisten a los establecimientos con tapabocas, aunque se admite el ingreso de quienes prefieren no usarlo.
Dirigentes de entidades comerciales afirmaron que lo mismo ocurre en ese sector, estimándose que el 95 por ciento de quienes acuden a sus locales -sobre todo si se trata de mayores de 40 años de edad- siguen utilizando el barbijo, pese a que saben que dejó de ser obligatorio. En muchos casos se dijo también que se aguardan decisiones más específicas por parte de los organismos estatales.
Si bien, como principio general, en cuestiones sanitarias todas las poblaciones deben atenerse a lo que dispongan las autoridades de las áreas de salud, lo que está ocurriendo ahora en nuestra zona revela otra de las “páginas en blanco” que abrió el coronavirus. Así como, en su momento, mucha gente quiso salir al aire libre y realizar actividades deportivas –pese a que las disposiciones oficiales lo tenían prohibido y lo reprimían con operativos, tal como ocurrió cuando se aplicó con extrema rigidez la cuarentena-, ahora es la misma gente la que, también razonablemente, ha decidido continuar con la vigencia de algunas medidas preventivas, entre ellas la del uso del barbijo que sigue utilizando, pese a que no existe obligación de hacerlo. Tal experiencia colectiva podría llegar a ser aleccionadora y ser sometida a análisis más profundos.
Se ha dicho también que, inevitablemente, las decisiones de los sistemas de salud se ven siempre necesariamente condicionadas por el curso de pandemias o de epidemias sanitarias, debiéndose admitir, entonces, la alternativa de que puedan variar de acuerdo a la evolución del mal.
Al margen de esperar que las vacunas contra el Covid-19 hagan sentir su eficacia y confirmen, como hasta el momento lo están haciendo, ser científicamente confiables, es importante que la población desee seguir respetando las medidas racionales y básicas de prevención, recomendadas por autoridades y especialistas.
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