Veredas rotas en la Ciudad por las obras que reparan distintas redes de servicios
Edición Impresa | 13 de Junio de 2022 | 03:02

Puede ser el arreglo de una pérdida de agua en cualquier vereda por parte de la empresa a cargo del servicio, o la reparación de una cañería de gas o cualquier otra tarea realizada por distintas concesionarias que buscan reparar alguna red. El resultado habrá de ser el mismo: quedará la vereda rota, sin que se repongan las baldosas removidas para realizar la reparación. Es un clásico más de la Ciudad.
Una nota reciente reflejó uno de estos casos, registrado en 8 entre 40 y 41. El pozo abierto corresponde a un “arreglo”, según denunció un frentista, que fue realizado por Absa hace varios meses. El vecino realizó un primer reclamo en diciembre pasado, acumulando desde entonces otros numerosos pedidos de reparación. No hubo respuestas.
Nuestra ciudad recibe el bombardeo de las cuadrillas que arreglan cañerías, que se van y que nunca terminan la ejecución del trabajo con la correspondiente reposición de baldosas. El resultado son veredas lastimadas aquí y allá.
Es muy común que tanto en el centro como en la periferia muchas cuadrillas –tanto de empresas que realizan obras privadas como pertenecientes a organismos públicos- dejen inconclusas las obras, “olvidándose” en forma indefinida los montículos de tierra extraída o restos de materiales no utilizados, viéndose así imposibilitada la circulación de transeúntes o automóviles por las veredas y calles.
A grandes rasgos puede decirse que se trata de uno de los problemas más recurrentes que se presentan en distintas zonas, pero especialmente en el casco céntrico de La Plata, relacionados a fallas o roturas en las redes de energía eléctrica, gas, agua y teléfonos, que se traducen en serios y peligrosos trastornos para los vecinos. En este caso, miles de peatones son las víctimas directas de esas tareas mal terminadas y en no pocas ocasiones puestos en riesgo por la presencia de zanjas o pozos que carecen de cobertura.
En muchas oportunidades también se ha puesto de relieve aquí la falta de planificación con que suelen realizarse algunas de esas obras públicas, evidenciada en el hecho de que las empresas de servicios, para concretar extensiones de sus redes u otras tareas, se ocupan de romper lo que otras acaban de construir. Las visibles consecuencias de estas improvisaciones se traducen, por ejemplo, en veredas rotas o en excavaciones que nadie se ocupa de rellenar.
Asimismo, suele ocurrir que en la ejecución de esos trabajos, para concretar la rotura y posterior reposición de las baldosas, las cuadrillas toman la totalidad del ancho de las veredas, impidiéndose por completo el paso de los peatones, obligándolos a transitar por la calle, con los riesgos que ello supone. Cabría señalar que esta costumbre se ha extendido también a muchas de las obras particulares, a pesar de que existen ordenanzas que prohíben la ocupación completa de las veredas.
Podría añadirse, además, que el problema que plantean las obras inconclusas no sólo genera grandes riesgos físicos para las personas, sino que también conspira contra la mejor imagen de orden que la Ciudad debiera preservar.
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