“Spider-Man”: sesenta años de un héroe como uno
Edición Impresa | 14 de Agosto de 2022 | 05:47

En 1962, Stan Lee tuvo una idea: un adolescente con los poderes de una araña. Fue rechazado por el editor de Marvel de pleno. Pero Lee estaba convencido, y aprovechando que la colección Amazing Fantasy se iba a cancelar, coló por allí a Peter Parker, diseñado primero por Jack Kirby, que dibujó un Spider-Man musculoso, acorde a sus criaturas, y luego por Steve Ditko que, sí, dio en el clavo con la imagen del héroe: un adolescente flexible pero flaco y pequeño, un tipo común (tirando a feo, según hubiera preferido Lee, aunque muchos dibujantes lo han embellecido), con un traje que sería votado el mejor de todos los tiempos.
En aquel primer capítulo de la saga arácnida, publicada hace 60 años este mes, una araña radiactiva muerde a Peter Parker y adquiere superpoderes: al principio, se divierte, sale en la tele, se distrae con la fama. Y, claro, deja escapar a un ladrón que luego asesinará a su tío Ben, descubriendo que un gran poder conlleva una gran responsabilidad…
Desde entonces, Spider-Man ha tenido versiones futuristas, clones, seis brazos, se ha convertido en una araña de verdad, en lagarto... ha muerto y resucitado... e incluso lo resetearon. Varias veces. Pero siempre siendo un muchacho común que además de lidiar con terribles villanos, tenía que enfrentar los desafíos de esta etapa de la vida, el amor, los estudios y una economía siempre en ruinas. Un héroe laburante y terrenal.
Pero son justamente esas características las claves de su longevo éxito, que lo convirtieron en el héroe del pueblo, tu amigable vecino Spider-Man, un superhéroe distinto con el que cualquiera se podía identificar. Sus triunfos, claro, eran el triunfo de los desamparados: Spider-Man, el mejor Spider-Man, extrajo siempre fuerza de su comunidad… y no de adminículos tipo Inspector Gadget, ideados por un multimillonario, como la última versión cinematográfica del héroe, algo que la última película corrigió de forma devastadora.
“A veces cuando pensamos en los superhéroes pensamos en multimillonarios con trajes, científicos brillantes o dioses nórdicos”, dijo Angélique Roché, presentadora del podcast “Marvel’s Voices” y coautora del libro próximo a publicarse “My Super Hero Is Black”.
Spider-Man cambió la idea de humanos principalmente privilegiados usando su riqueza y su poder para convertirse en héroes, afirmó Roché. Las representaciones de Spider-Man, en los comics y en el cine, han aparecido en múltiples universos, o el llamado “Universo Spider-Man”. Miles Morales, un adolescente afrolatino, es Spider-Man y se ha vuelto muy popular protagonizando su propia película animada. Cindy Moon, una chica estadounidense de ascendencia coreana conocida como Silk, fue picada por la misma araña que Peter Parker.
“Como Spider-Man significa tanto para nosotros, deberíamos estar siempre abiertos a las posibilidades”, dijo Roché. “Siempre debemos esperar y creer que nunca habrá escasez de personas que quieran luchar por lo que es correcto”.
Spider-Man era el primer héroe trabajador, pero no comenzó siendo como un héroe particularmente diverso, pero evolucionó rápidamente al calor de los movimientos de derechos civiles estadounidenses y las distintas problemáticas sociales que impulsaron cambios en la industria del comic. Los superhéroes racial y culturalmente diversos, generalmente ausentes de la escena masiva de los comics durante sus primeras décadas, comenzaron a emerger en los años siguientes al debut de Spider-Man, particularmente en Marvel. En 1996 Black Panther, también conocido como príncipe T’Challa de la nación africana ficticia de Wakanda, se convirtió en el primer superhéroe negro de Marvel. En la década de 1970 debutaron personajes como Storm, la diosa mutante famosa por ser miembro de X-Men; Luke Cage, un residente de Harlem ex convicto con una fuerza sobrehumana y una piel casi impenetrable; Shang-Chi, maestro de las artes marciales y uno de los primeros superhéroes asiáticos, y Red Wolf, arquero experto y primer superhéroe indígena estadounidense. Y, claro, los X-Men mismos eran una evidente metáfora sobre el racismo en Estados Unidos.
Mientras tanto, Spider-Man se convertía en el primer cómic de superhéroes que trataba el tema de las drogas, en una saga mítica que se publicó sin el entonces obligatorio sello del Comics Code Authority; y la muerte de su novia, Gwen, a manos del Duende Verde es uno de los momentos míticos de la historia del cómic mundial. Pronto, además, habrá un Spider-Man homosexual.
Pero hubo que esperar para tener un Spider-Man negro: aunque hace tiempo Spider-Man era un favorito de la comunidad afroamericana en EE UU, recién en 2008 apareció Miles Morales. Aunque el color de la piel no era tan relevante, afirman sus seguidores: su atractivo trascendió hace mucho su representación original de un adolescente blanco, poco imponente y huérfano gracias a la máscara.
El chiste está, claro, sobre todo en este siglo XXI que ha despertado a la inequidad racial en la representación cinematográfica: en la más reciente película de Spider-Man, “No Way Home”, Electro, el villano interpretado por el actor ganador del Oscar Jamie Foxx, bromea con el Spider-Man de Andrew Garfield que le sorprende que Spider-Man no sea negro. Porque, ¿cómo puede el héroe del pueblo ser blanco?
Pero allí es que el disfraz se vuelve crucial. Como dice Stan Lee en “Spider-Man: un nuevo universo”, cualquiera puede estar detrás de la máscara, es solo un símbolo. Por eso era crucial para Lee que no se viera la cara de Peter Parker, para que cualquier adolescente pudiera imaginarse impulsándose entre rascacielos: el traje clásico de Spider-Man, completo con su máscara con grandes ojos y estampado de telaraña, es un ingrediente clave para el atractivo del personaje más allá de raza, género y nacionalidad. Casi cualquier persona puede imaginarse tras ella interpretando al personaje, un sabelotodo subestimado que tras ponerse rápidamente ese traje entallado se convierte en una potencia para el bien.
“Podrías tener a aquellos que argumentan que si cambias a Spider-Man para que sea negro, entonces puedes cambiar a T’Challa para que sea blanco’’, dijo Tyler Scott Hoover, un coleccionista de todo lo arácnido. “Spider-Man nunca estuvo realmente definido por su etnicidad, sino más bien en por su estatus social y las luchas que tuvo que pasar. Eso es algo que lo hace aún más cercano para la gente de color y de distintos orígenes étnicos, porque hay mucha lucha involucrada en la vida en la que tienes que perseverar”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE