Artistas jóvenes que reviven el antiguo arte de los ex libris

No forman parte de una sociedad secreta. Correspondería decir, en cambio, que integran una galaxia desperdigada en las ciudades del mundo y que existen para alumbrar con arte a los libros, con sus pequeños sellos o grabados llamados “ex libris”.

Se habla aquí de los exlibristas, verdaderos miniaturistas llenos de pasión simultánea por la lectura y pintura, ocupándose durante horas y horas con sus laboriosos buriles y gubias de darle más valor y mayor identidad de los libros.

¿De cuáles libros? De los libros que los lectores quieran tener con su propia marca. Son cada vez más los coleccionistas, entre ellos hay muchos platenses, que se suman a esta tendencia, en la que el libro papel se valoriza como objeto artístico, además de literario. Esos libros quedan para siempre con identidad de lector, ya no sólo de autor.

Los grandes protagonistas de la literatura fueron capturados también por los grabados

No es algo nuevo. El ex libris más antiguo que se conserva perteneció a Amenhotep III, faraón egipcio del siglo XV a.C que se encuentra en el Museo Británico de Londres. El monarca usó una placa de barro cocido con jeroglíficos para precisar su propiedad sobre unos papiros de su biblioteca.

LE PUEDE INTERESAR

Susan Sontag: escritos de una vida

LE PUEDE INTERESAR

Al alma de las cosas

Pintores de distintas épocas y escuelas se vieron deslumbrados por la belleza de los ex libris y cultivaron ese tipo de arte. Allí pueden mencionarse figuras tales como Durero, Braque, Klee, Klimt, Holbeim, Goya, Giacometti, Manet, Matisse, Mondrian, Pissarro, Renoir y Dalí, este último autor de un conocido Ex libris de inspiración taurina dedicado a Federico García Lorca. Los grandes protagonistas de la literatura, Don Quijote, los personajes de Shakespeare y Dante, así como muchos otros fueron capturados también por los grabados.

Subordinado en los primeros tiempos a la moda de los nobles o aristócratas, el exlibrismo vive en la actualidad una etapa de expansión democrática, con miles de coleccionistas en todo el mundo asistidos por el muy antiguo arte que se despliega ya sea como xilografías, calcografías, litografías o serigrafías que se utilizan para estampar alegorías en los libros. El costo para el coleccionista no es elevado. Pero sí son caras las herramientas, los cueros, las piedras y matrices de los exlibristas.

“Lo más admirable de este arte es su carácter de poética visual, su capacidad de expresar conceptual y técnicamente, de una forma sintética, aquello que quiere decir” afirmó José Miguel Valderrama, presidente de la asociación de ex libristas españoles y propietario de unos 6.000 ejemplares con estampas taurinas o mitológicas en sus libros.

Ex libris de Horacio A. Crovetto, lector platense. Autora Julieta Warmar

La estampa o el grabado impresos en pequeños formatos se adhieren en el reverso de la cubierta o tapa de un libro. De ese modo queda la marca y el símbolo de identidad de una biblioteca o colección particular y hace referencia al propietario del libro.

Motivos heráldicos o religiosos; la muerte; la belleza sublime o fealdad del cuerpo humano, animales reales o imaginarios, mascotas fantásticas, todo muestran los ex libris antiguos. Hay también ex libris eróticos o sensuales con desnudos que fascinan, el vuelo de pájaros mitológicos, se ven fondos de bosques y mares, la imaginación abierta a todo, grabada con infinita paciencia y no menos técnica por los artistas.

JULIETA WARMAN

A metros de plaza Italia, en esas ruidosas calles del centro platense pobladas de micros y motos, se conserva una antigua casa de planta baja, en donde antes estuvo la sastrería “Estoril” de su abuelo y un primer piso –a este por acceso de escalera- Allí es el estudio de la artista Julieta Virginia Warman (1975-).

Warman trabaja varias horas al día en obras distintas, en grabados, xilografías, serigrafías, pero se entusiasma con los ex libris. Profesora, licenciada en Artes Plásticas, graduada en Bellas Artes de la UNLP, dedica todo minuto que le sobra a crear.

El primer piso, de varios ambientes, cobija tantos libros como grabados, litografías, xilografías y otras obras de Warman, especializada en técnicas de grabado en el taller porteño del grabador Osvaldo Jalil. El nombre de Warman ya trascendió en planos nacionales e internacionales y recibió múltiples distinciones. Actualmente está exponiendo en CABA (Galería La Casa de al Lado, de Caballito) y en el Centro Cultural Necochea.

Su estudio es un muestrario cambiante de grabados y litografías. Ha ilustrado numerosos libros y muestra con orgullo su trabajo en “Haikú de guerra”, un libro de poemas de Martín Raninqueo, veterano de guerra de Malvinas que vive en un pueblo cercano a La Plata.

“Uno de mis haiku preferidos del libro de Martín es el que dice “Brama fusil! / Festeja con nosotros/ el fin de la guerra”, mientras muestra el grabado correspondiente. Ese libro y las ilustraciones recibieron distintos premios. También ilustró las obras de varios escritores jóvenes

Warman se desvive por explicar en detalle el mundo de los ex libris: “Hacer un ex libris es como buscar la luz en la matriz de cada libro”. Se entusiasma y busca alternativas: “En este mundo anónimo, de código de barras, el ex libris da cuenta de la identidad de una persona…y al mismo tiempo, pienso, es un regodeo de imágenes que se va acercando a la verdad”.

Ex libris del platense Emmanuel Palazzi. autora Julieta Warmar

“El Ex libris hizo camino conjuntamente con los libros, intrínsecamente unidos. A partir de mitad del siglo XIX, con el advenimiento de la imprenta como gran industria, el libro pasó a ser objeto de producción masiva, se popularizó y fue perdiendo valor…pero ahora, con el florecimiento de los coleccionistas y de las asociaciones de exlibristas se está restituyendo no sólo el arte del Ex libris sino la valoración del libro” reflexiona Warman. Las medidas promedio del grabado oscilan entre dos y cuatro entímetros y nunca el sello debe exceder los 13 centímetros de alto.

Los ex libristas del país se conocen y también a los de otras naciones. De esa comunidad luminosa, Warman menciona a Mauricio Schvarzman, de Lomas de Zamora; a Osvaldo Jalil y Pablo Delfini, de CABA; a Fernando Polito, de Quilmes y también de Quilmes, a Marcelo Aguilar; a Esteban Grimi, rosarino que vive en Mendoza; a las porteñas Muriel Frega y Gladiz Muñoz; a Marcelo Kopp, rosarino; Anteo Scordmaglia, porteño y a Juan Bertola de La Plata. “Con este último, estudié grabado”, agrega.

El mundo los exlibristas, muchos de ellos muy jóvenes, están representados por la FISAE (Federación Internacional de Sociedades de Exlibristas).

El nombre de Warman ya trascendió en planos nacionales e internacionales

¿Quiénes son los clientes de los exlibristas? Básicamente, los amantes del libro, los amantes de la lectura” dice la artista.

De Warman dijo el escritor y grabador Julio Fuks: “la pericia de Julieta Warman al momento de tallar con buriles la matriz es superlativa. Se pueden ver en la imagen impresa detalles micrométricos. Demencial, diría: se puede leer la tapa de un libro que tiene un par de milímetros de tamaño. Para dar una mejor dimensión tendría que decir que la talla no perdona el error: lo que la herramienta quita al material ya no se puede reponer”. Al hablar de los trabajos de Warman, los califica como “maravillas del arte impreso”.