La facultad de Medicina en el “reino del revés” de la vigente María Elena Walsh
Edición Impresa | 8 de Septiembre de 2022 | 02:10

El paro “a la japonesa” anunciado por estudiantes de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en reclamo de más clases presenciales -algo que amaga con colocar a esa casa de altos estudios en el “reino del revés” de María Elena Walsh, ya que en abril pasado ocurrió lo mismo antes de la elección del decano y no hubo avances- constituye un nuevo llamado de atención que las autoridades no debieran ignorar o relativizar en modo alguno.
La movida convocada para el viernes por la agrupación estudiantil que estuvo un largo período al frente de la representación del claustro, parece marcarle un límite a los conceptos de insólita permisividad y facilismo que se vinieron haciendo cargo nada menos que del estudio de la medicina. Y ello, justamente, en una de las unidades académicas que durante décadas formó médicos de excelencia.
Frente a la empobrecida calidad educativa que reciben en los últimos años, el reclamo de los estudiantes de más enseñanza –algo que remeda a la protesta ideada en Japón, consistente en aumentar la producción para “visibilizar” las reivindicaciones laborales- se expondrá esta vez en un sector del acceso a la sede de 60 y 120, con una serie de actividades públicas referidas a la formación, por la que están manifestando malestar.
Según se indicó, se sucederán una serie de cursos sobre sutura y veno-punción, charlas sobre medicina popular, anticonceptivos, trabajos de parto y mostración de corazón, entre otras actividades previstas. Se formularán asimismo otros reclamos relacionados a la vida estudiantil.
Como bien se sabe -y tal como se reflejó en este diario-, los estudiantes de Medicina estuvieron, acaso, entre los que más sufrieron durante la pandemia, al depender durante esos cursos de la sola conexión con docentes a través de las pantallas, por videoconferencias y rendir exámenes en una plataforma.
En los últimos meses, mientras persistía la modalidad virtual (aún cuando todas las dependencias de la UNLP ya habían retomado la presencialidad total), los futuros médicos denunciaron que fueron desaprobados luego de no poder conectarse a raíz de dificultades técnicas. No hace falta explicar la importancia que tiene para la formación del personal de salud el contacto directo con los pacientes y, antes que ello, con los docentes.
La situación controversial se desarrolla en un escenario de recarga de matrícula. Desde 2015 (cuando se eliminó el esamen de ingreso) hasta aquí, la facultad multiplicó por diez la cantidad de estudiantes, hasta llegar a unos 33 mil.
Se sostiene que ese incremento tras la anulación del examen eliminatorio no se acompañó con docentes y aulas. Así las cosas, desde la agrupación estudiantil Unite señalaron hace pocas semanas, que el 95 por ciento de los inscriptos en la carrera no llega al último año de cursada.
Están a la vista aún los bochazos masivos y tampoco pueden ignorarse los reclamos de muchos profesores calificados, que protestaron contra el actual estado de cosas y a muchos de los cuales se les “aceleró” el retiro invocándose razones de edad. Por cierto que todo este panorama, revelador, entre otras cosas, de una paupérrima politización, tiene un precio muy alto, que corre por cuenta de la calidad educativa que reciben los alumnos de la Facultad.
Está en claro también -en todos los niveles de la educación- que con medidas permisivas y demagógicas, con facilismos inauditos en los programas de enseñanza- no se puede encarar con seriedad la formación de las jóvenes generaciones de nuestro país.
Es de esperar, entonces, que las autoridades educativas que han fijado programas y sistemas de funcionamiento que están fuera de lugar, que no responden a ninguna concepción valedera, rectifiquen el rumbo y normalicen la capacitación que merecen los jóvenes, muy especialmente en un mundo en el que la mayoría de los países le presta a este desafío la mayor de las atenciones.
En el caso de los estudios médicos, está demás decir lo que puede significar abandonar concepciones que exigen el mayor perfeccionamiento y la más alta sabiduría en la enseñanza.
EDITORIAL DIARIO EL DÍA
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