Radiación solar: el mayor daño sufrido por la piel ocurre antes de los 18 años

Especialistas resaltan la importancia de cuidar a los niños de una sobreexposición al sol ya que un 80% del perjuicio que causa suele darse en la infancia y la adolescencia

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Cuidar a los más chicos de una sobreexposición solar no sólo los protege de sufrir dolorosas quemaduras sino que ayuda además a evitarles serios problemas cutáneos en la adultez, entre ellos el cáncer de piel. Y es que gran parte del daño que producen las radiaciones solares en la piel se acumula durante la infancia y adolescencia, señalan especialistas al resaltar la importancia de tomar recaudos a temprana edad.

“El fotodaño que generan las radiaciones solares es acumulativo y el 80% del daño que acumulamos en nuestra vida tiene lugar antes de los 18 años”, afirma la dermatóloga Clara Hernández Gazcón.

Los rayos ultravioletas (UV) “producen en la piel un daño acumulativo e irreversible. Se estima que una persona de 60 años recibió en los primeros 20 años de su vida un porcentaje de entre el 40 y el 50%, de la dosis acumulativa”, detalla la médica, al aclarar que el riesgo no se reduce sólo a la radiación de tipo A.

Ocurre que si bien “las radiaciones UVA se asocian con el cáncer de piel, las quemaduras solares agudas producidas por los rayos UVB aumentan hasta cuatro veces la posibilidad de contraer esa enfermedad”, que por otra parte se está viendo a una edad cada vez menor, cuenta la profesional.

Mientras que el cáncer de piel “aparecía antes a los 70 u 80 años, ahora hay casos a los 30 y 40. Esto es así porque el impacto de la radiación es cada vez mayor debido al agujero de la Capa de Ozono, pero también porque los hábitos actuales tienden a una mayor exposición solar”, explica Hernández Gazcón.

EN CASO DE QUEMADURAS

¿Cómo manejarse cuando los niños sufren una quemadura solar? Lo primero que hay que hacer -explica la médica pediatra María Gabriela Gandolfi- es evaluar la gravedad.

“Las quemaduras leves se presentan luego de unas horas de la exposición solar y se caracterizan por enrojecimiento, aumento de temperatura y picazón en esa zona de la piel”, detalla la médica, quien para estos casos recomienda refrescar la piel mojando la zona con agua fría o con una compresa húmeda y más tarde colocar una loción hidratante para que se empiece a recuperar. Pero ademas, “mientras persista la quemadura se debe evitar completamente la exposición al sol”.

“Si la quemadura ocupara gran parte de la superficie cutánea o si el niño presenta náuseas, vómitos, fiebre o mareos, se debe consultar lo antes posible al pediatra o a la guardia médica”, aconseja.

Al analizar los mitos que suelen circular en torno a la exposición solar, Gandolfi señala la creencia de que si se está bajo una sombrilla no hay nada que temer.

“No todas las sombrillas ofrecen buena protección: cuanto más delgada sea la tela y sus fibras se encuentren más separadas, mayor será la cantidad de rayos que la atraviesen”, explica.

Otros mitos peligrosos -señala la pediatra- consisten en creer que las pieles oscuras no necesitan recibir tantos cuidados como las pieles claras y que en días nublados no es necesario mantener los mismos cuidados físicos y las medidas de fotoprotección, cuando en realidad el daño al que uno se expone es similar.

 

 

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