Juan José Sagarra

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Distintas expresiones de dolor provocó el fallecimiento, a los 73 años, del abogado laboralista Juan José Sagarra. Reconocido por una larga actuación profesional desde el estudio jurídico que compartía con colegas y en algunos espacios oficiales, sobresalió, además, por un carácter ganado por la gracia y la simpatía.

Había nacido el 20 de mayo de 1949 en esta ciudad. Descendiente de abuelos con trayectoria destacada (el paterno, Ciro Sagarra, fue un prestigioso escribano; y el materno, Juan José Alsina, fue dos veces intendente de La Plata, como así también diputado y ministro de Hacienda), creció junto a sus padres Ismael Sagarra y María Pura Alsina Aramburú, y sus hermanos María Sara e Ismael Jorge.

Cumplió con los estudios primarios en la escuela pública de su barrio de Plaza España y luego se recibió de bachiller en el Colegio Nacional “Rafael Hernández”. Siguió la carrera de Abogacía en la Universidad Nacional de La Plata y se especializó en Derecho Laboral.

Ya graduado formó junto a su primo, Héctor Granillo Fernández, un estudio jurídico desde el que asesoró y representó a una gran cantidad de clientes y, por otra parte, desarrolló toda una trayectoria en el Hipódromo de La Plata.

Entre sus principales gustos y preferencias figuraba la práctica del tenis, y como hincha de fútbol fue un ferviente seguidor de Gimnasia y Esgrima La Plata.

Fue dueño de una personalidad que tuvo como principal rasgo el humor: era divertido, ocurrente, y se expresaba con un singular uso de la ironía. Muy sociable, animaba cuanta reunión lo convocara y cosechó amistades en todos los ámbitos en los que se involucró.

También se debe mencionar su valentía y entereza. Muestra de esas virtudes resultó la actitud que adoptó frente a una enfermedad que soportó durante casi diez años y que supo llevar adelante con un marcado optimismo.

Se había casado con Alicia Travería Vilanova y con ella construyó un familia de fuertes vínculos. La muerte de su esposa, su compañera incondicional, le ocasionó un dolor irreparable, pero supo apoyarse en la contención de sus tres hijos, Victoria (abogada), Juan Ignacio (abogado) y Milagros (arquitecta), principales fuentes de orgullo.

También encontró consuelo y motivo de alegrías en el amor de sus nietos Isabel, Helena, Joaquín, Francisco y Santiago, a quienes adoró.

 

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