La inédita danza de candidatos en el FdT y la refutación de la premisa del Presidente “Jefe”

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Por MARIANO PEREZ DE EULATE

mpeulate@eldia.com

El peronismo vive una situación inédita en tanto partido que gobierna: en el año electoral, surgen como hongos los candidatos presidenciales. Es la refutación de la premisa histórica intestina de que el Presidente en ejercicio es el “Jefe”. Es que Alberto Fernández carece de esa característica en términos lo suficientemente amplios como para liderar a todo el justicialismo. Sólo conduce a un grupúsculo de incondicionales que, por ejemplo, abona su candidatura a la reelección. Que sería algo normal en otras circunstancias, pero en este oficialismo se ha vuelto un tema de discusión. Ahí surge, pues, el primer postulante anotado del PJ: el actual mandatario que invoca, casi en soledad partidaria, su derecho constitucional a la continuidad.

Es que para casi todo el Justicialismo ese escenario con Alberto intentando repetir es una tesis inviable, suicida. Pero el hombre insiste y lo seguirá haciendo por varias semanas más. No parece razonable para su propia supervivencia política que sucumba a las presiones kirchneristas que le caen por estas horas para que anuncie, en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, que “se baja de todo” para “facilitar la unidad del Frente de Todos”.

Es altamente improbable encontrar en la historia reciente un caso de un ministro, de un gobierno de cualquier signo político, que desafíe al Presidente en ejercicio. Es lo que pasa con Eduardo “Wado” de Pedro, el titular de Interior, crédito de La Cámpora para pelear la presidencia (¿en lugar de Alberto o contra él en la Primaria?), bajo el supuesto gaseoso, “a chequear” como se dice ahora, de que es mejor candidato que el jefe de Estado. Wado se ofrece como la alternativa superadora de su jefe formal. Su líder real, obviamente, es Cristina Kirchner, la vicepresidenta.

Se supone que por su ADN cristi-camporista Wado encarna lo que el kirchnerismo dice que debería haberse hecho a partir de 2019 pero Alberto no hizo. Lo increíble es que a pesar de esa desaprobación ni el ministro ni ningún compañero de agrupación renunciaron al Gobierno. Debe ser una suerte de resistencia desde adentro. Una verdad de perogrullo en el oficialismo dice que Cristina es la dirigente del PJ que mejor mide. También es la que tiene el techo electoral más bajo, aunque esto no se dice tanto, tal vez peleando codo a codo con el desgastado Alberto. Hay toda una movida en ciernes para convencerla de que revea su postura de bajarse de cualquier candidatura, incluida la presidencial. Algo que probablemente ella no quiera ni pensar, pero que sus acólitos insisten en pedirle sin contemplar que podría ser presa fácil en un eventual ballotage. Esa puerta, pues, aún no está del todo cerrada.

DESTINO ATADO A LA ECONOMÍA

El otro hombre apuntado por el “sistema” -entendido éste como “ese” grupo indefinido de influyentes, tanto fuera como dentro del peronismo- es el ministro de Economía Sergio Massa. Debe ser la persona que más veces dijo que no quiere ser candidato presidencial. Pero la verdad, preso de su historia, es que nadie le cree. Le ponen fichas gobernadores y sindicalistas, por ejemplo. En todo caso, su destino se ata a que logre domar un poco la inflación y maquillar el tenor del ajuste económico que lleva adelante. Massa puede ser un candidato competitivo si tiene algo concreto que defender, no sólo las postales de Narnia que relata Alberto cada vez que habla de su gestión.

“Si Wado no se presenta, yo voy a ser candidato a Presidente”. Esto lo dijo... ¡Juan Grabois! El dirigente social, antes llamado piquetero, que se ha convertido en el hombre que más cáusticamente maltrató al Presidente. Más que Cristina, que ya es mucho decir. El jueves en La Plata, junto a Axel Kicillof, lo definió como “tibio”, “mediocre” y “cobarde”. El gobernador, acaso incómodo, no se atrevió a tanto, aún cuando se sabe que tiene diferencias con Fernández. Lo de Grabois, de buen diálogo con el Vaticano y con Máximo Kirchner, tal vez sea para meter presión. Es que para ciertos observadores habla en nombre de otros socios de la alianza gobernante que no pueden usar su brutalidad sin que explote todo por los aires.

Desde Tucumán, Juan Manzur no ha renunciado a su sueño de ser el candidato de la unidad. Cuando llegó a la jefatura de gabinete, en teoría para darle poder a la Liga de Gobernadores -él lo es de esa provincia- e inyectarle volumen político a un gabinete mediocre, automáticamente se empezó a hablar de él como presidenciable.

Arrancó comiéndose los chicos crudos, mucho protagonismo. Terminó volviendo a Tucumán para ser el candidato a vicegobernador de su ex vice, que ahora va como el uno de la fórmula. Trasciende que luego de la elección provincial de mayo, arrancaría otra vez su proyección nacional. Se vaticina en este espacio que será tarde: en Manzur prevaleció la seguridad de cuatro años tucumanos frente a la lotería de que el peronismo retenga el poder a nivel nacional.

Y así llegamos a Daniel Scioli, el último auto anotado en la carrera presidencial. Con su filosofía de boy scout (siempre está listo para todo) el ex gobernador bonaerense acaba de anunciar que quiere competir en las PASO del Frente de Todos. Se aclara: es el embajador de Fernández en Brasil. No queda claro si habló con el Presidente sobre su decisión, que anunció en redes “con más fe y esperanza que nunca” (dixit)

Scioli, un anti grieta dentro del peronismo, acaso huela una posibilidad de revancha, ya que en 2015 perdió el ballotage con Mauricio Macri por un pelito. Todavía no se han hecho encuestas con él entre las opciones de candidatos. Tal vez especule con dar alguna sorpresa en ese campo.

 

FDT

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