Ciudades con las cosas claras: proyectos urbanos que marcan tendencia

Desde las arenas saudíes hasta las planicies del sur brasileño, pasando por las grandes capitales de Occidente, avanzan intervenciones de alto impacto, tan osadas como innovadoras e inspiradoras

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En la actualidad, cerca del 56 por ciento de la población mundial vive en ciudades. Y se estima que, hacia 2050, el porcentaje crecerá al 70 por ciento. En este contexto, los debates acerca de cómo encauzar el crecimiento se replican en todas las grandes urbes, y se acumulan las propuestas innovadoras. Algunas son proyectos fastuosos que parecen inspirados en películas de ciencia ficción, y otras, planes de desarrollo e integración territorial minuciosamente diseñados y ejecutados en etapas por organismos específicos, que trascienden a los gobiernos en el tiempo.

Con fuerte repercusión en diferentes ámbitos de la Ciudad, la nota recientemente publicada por este diario respecto del crecimiento indiscriminado de la mancha urbana platense puso en foco una cuestión que, tanto en el “primer mundo” como en latitudes más cercanas, se afronta a partir de conceptos claros y técnicas de avanzada, e invitan al descubrimiento, la discusión, y por qué no, a imaginar cómo repercutirían en nuestro medio.

THE MUKAAB (Riyad, Arabia Saudita)

A tono con las aspiraciones épicas de los dueños del petróleo de Medio Oriente, The Mukaab se presenta como un cubo descomunal, con la altura de un rascacielos y la pretensión de ser “el primer destino experiencial e inmersivo del mundo”.

El Mukaab es una de las piezas del faraónico plan “New Murabba”, que intentará que la capital saudita sea una especie de Las Vegas corregida y aumentada, “el centro del ocio más importante del mundo”. El consejo Public Investment Fund Public, presidido nada menos que por Mohammed bin Salman bin Abdulaziz, lo caracteriza como una “puerta a otro mundo” con dos millones de metros cuadrados de espacios comerciales, administrativos, hoteleros, residenciales y atracciones turísticas.

El gigantesco cubo, de 400 metros de lado, contará con un diseño de fachada exterior de triángulos yuxtapuestos, una piel que usará “tecnología digital y virtual con lo último en holografía” para mostrar experiencias digitales inmersivas y mappings tanto en el exterior como el interior. Un sistema de transporte interno conectará sus espacios de uso común con más de cien mil departamentos y nueve mil habitaciones de hotel.

El New Murabba busca reconvertir 19 kilómetros cuadrados en el propio centro de Riyad. Como la mayoría de los proyectos de gran envergadura, no está exento de polémica; en este caso, de tono religioso, ya que para algunos musulmanes es demasiado parecido a la Kaaba, una construcción cúbica situada en la mezquita Masyid al-Haram, dentro de La Meca, que es uno de los lugares más sagrados del Islam. Toda emulación, y más con fines recreativos, sería para los radicales una suerte de profanación.

IL BOSCO VERTICALE (Milan, Italia)

Inaugurado en la zona comercial milanesa de Porta Nuova Isola, como parte de un proyecto de renovación comandado por el estudio Hines Italy, el Bosco Verticale (Bosque Vertical) es una de las medidas contra el “sprawl” o la expansión urbana más innovadoras y prometedoras. Consiste en sendas torres, de 80 y 112 metros de altura, que albergan 480 árboles grandes y medianos, 300 pequeños, 11,000 plantas y 5,000 arbustos. La impactante creación del arquitecto y urbanista peninsular Stefano Boeri “apila” el equivalente a 20 mil metros cuadrados de bosque, casi tres canchas de fútbol, sobre apenas 1.500 de superficie urbana.

Según su creador, es sostenible: una iniciativa de reforestación metropolitana que contribuye a la regeneración del medio ambiente sin la implicación de expandir la ciudad en el territorio, en el marco de un modelo de densificación de la naturaleza dentro de las ciudades. Las diferentes especies vegetales se distribuyeron de acuerdo con su altura y la exposición al sol de la fachada.

En la sintonía de las experiencias de “rewilding”, algo así como “renaturalización”, la diversidad de las plantas, regadas por un sistema de reutilización de “aguas grises”, ayuda a crear humedad y absorbe el CO2 y el polvo, produce oxígeno, protege a las personas y las casas de la radiación solar, modera las altas temperaturas y la contaminación acústica.

“La creación de una serie de Bosques Verticales en la ciudad puede establecer una red de plataformas ambientales que darán vida a los parques principales de la ciudad” sintetizan sus impulsores, “conectando esos espacios verdes y entrelazando varios espacios de crecimiento espontáneo de vegetación”.

KINDER LAND BRIDGE (Houston, EEUU)

Días atrás se inauguró en un parque de Houston un proyecto “verde” que, de acuerdo con sus diseñadores, ejemplifica una de las tendencias de “la nueva era de la movilidad”, y “puede revolucionar el aspecto de las autopistas y mejorar la congestión urbana”.

Ubicado en el Memorial Park, el Kinder Land Bridge es una reestructuración de la Memorial Drive, una avenida de seis carriles que atraviesa el parque natural más grande de la ciudad de Houston, en Texas, y que conecta el distrito del Downtown -microcentro- con el emergente distrito del Uptown -macrocentro-.

El parque, inaugurado en 1924, es uno de los más populares de la metrópolis, cuarta en población de los EEUU con casi dos millones y medio de habitantes. Nació sin avenidas internas, pero el auge del automóvil llevo a su parcelamiento mediante calles de diferentes anchuras.

Años atrás, la firma de paisajismo Nelson Byrd Woltz propuso una reforma. “Nuestra idea fue hacer un movimiento de tierra masivo para atravesar los seis carriles de la avenida”, describió Thomas Woltz: “así que diseñamos cuatro túneles de concreto y alto rendimiento: arcos parabólicos, estructuras geométricamente fuertes, y después levantamos el suelo para recubrirlos”.

El resultado es una colina verde que transforma una infraestructura desgastada en un espacio público nuevo y atractivo: el Kinder Land Bridge se eleva 12 metros. “Houston es una ciudad plana, y esta altura permitirá que la gente reúna a ver la salida y puesta del sol”, imagina Woltz: “queremos conectar a las personas entre sí y con el sentimiento de que todos compartimos el mismo planeta. En mi opinión, es un triunfo del verde sobre el gris”.

THE LINE (golfo de Aqaba, Arabia Saudita)

Es una “utopía urbanística” promovida por el todopoderoso príncipe bin Salman, tal como The Mukaab; en este caso, con un costo de quinientos mil millones de dólares, acogerá a 9 millones de personas dentro de un mega-pasillo recto de cientos de kilómetros, amurallado por dos enormes paredes de espejos para que se camufle por el entorno y que en su interior se cree un hábitat de vida más sosegado.

“La ciudad del futuro” tendrá 500 metros de altura, 200 de anchura y 170 kilómetros de longitud entre el mar Rojo y una cadena montañosa del interior árabe. Un tren de alta velocidad pasará por debajo de los edificios espejados. Para alimentar a sus residentes, el proyecto prevé una modalidad de agricultura vertical integrada en los edificios. Y los residentes pagarán una suscripción para que se les sirvan el desayuno, el almuerzo y la cena. El microclima será templado, y la energía y el agua renovables.

También habrá un estadio deportivo a más de 300 metros de altura y contará con un puerto para yates que se encontrará debajo de un arco, entre ambos edificios. No habrá autos ni contaminación por combustión. En los apenas 34 km2 de The Line, “cada vecino podrá cubrir todas sus necesidades diarias con un paseo de cinco minutos”, se asegura.

Su sistema de transporte público será un tren de alta velocidad, capaz de desplazarse de un extremo a otro del “pasillo”, en veinte minutos, destacan las autoridades sauditas: “se trata de un nuevo enfoque para el diseño urbano, la idea de superponer las funciones de la ciudad verticalmente, brindando de ese modo a las personas la posibilidad de moverse sin problemas en tres dimensiones”.

Las primeras proyecciones estiman que, en etapas, la construcción de The Line, diseñada por Morphosis Architects con la participación de una decena de otros estudios, podría tardar 50 años.

NORDHAVN (Copenhague, Dinamarca)

Es una propuesta de “desarrollo urbano integrado”, como respuesta a la fragmentación y los contrastes que muestran numerosas ciudades densamente pobladas, del tipo de las que pueden verse en casi todos los países “en desarrollo”. En Copenhague, frecuentemente señalada como una de las mejores ciudades del mundo para vivir, la prosperidad trae aparejado un crecimiento que obliga a crear espacio para nuevos residentes, sin extender la mancha urbana.

La transformación del distrito portuario de Nordhavn busca contrarrestar la tendencia al aumento del desplazamiento en la capital danesa, creando nuevos hogares, comercios y centros laborales para que los vecinos accedan en bicicleta o viajando en trenes urbanos. CPH City & Port Development es la firma detrás de la movida, una empresa estatal de desarrollo urbano establecida por la legislación nacional, propiedad conjunta de la ciudad de Copenhague (95%) y el estado danés (5%).

Nordhavn tendrá espacio para 40.000 residentes y otros tantos trabajadores. Transformará la antigua zona industrial de Copenhague en un distrito urbano denso y compacto, con muelles y embarcaderos y rodeado de canales y mar abierto que definen el contorno de varios islotes. El plan incluye una red de plazas, parques, paseos y espacios públicos, cada uno con alguna singularidad.

La mayoría de sus edificios tendrá de 3 a 6 pisos, y las parcelas son relativamente pequeñas. Se busca densificar, pero preservando una “escala humana”. El tráfico de vehículos se planifica priorizando a los usuarios de las vías públicas, con un tercio de ciclistas, otro de colectivos y otro de autos. En ese sentido, planean que el servicio de autobuses opere a lo largo de un “circuito verde” y que haya una “super ciclovía”.

El gobierno local exige que se garantice que al menos el 25 por ciento de las viviendas en los nuevos distritos sean “de interés social para residentes de bajos ingresos”, administradas por una empresa de vivienda social subsidiada por parte de los gobiernos nacional y local.

THE HIGH LINE (Nueva York, EEUU)

Uno de los ejemplos más conocidos de “vías verdes”, el reciclado de antiguos tendidos ferroviarios en desuso que permite conservar el patrimonio al tiempo que ofrecer alternativas de esparcimiento, y hace un valioso aporte ecológico. Es un antiguo ramal elevado de 2,3 kilómetros que atraviesa el West Side de la isla de Manhattan, cancelado en 1983 y que estuvo varias veces a punto de ser demolido.

Sin embargo, la comunidad de los barrios que recorría se organizó contra el desmantelamiento, e hizo notar que el histórico viaducto se había convertido, como consecuencia del abandono, en un próspero y floreciente jardín lineal de plantas silvestres. La ONG Friends of the High Line logró que en 2003 la alcaldía de Nueva York respaldara la reconversión en paseo público.

Hoy es una de las principales atracciones turísticas de la “Gran Manzana”, con más de 8 millones de visitantes por año que disfrutan de jardines, muestras de arte, performances en vivo, y una variada oferta gastronómica, todo desde una pasarela que ofrece vistas únicas de la ciudad.

El proyecto de regeneración neoyorquino inspiró a muchos en otras latitudes. Por ejemplo, en Bangkok, donde ante la escasez de espacios verdes también se convirtió un tramo de una antigua línea de ferrocarril eléctrico inconclusa, sobre el río Chao Phraya, en un jardín elevado peatonal y mirador natural de la mayor metrópolis tailandesa, que alberga a diez millones de habitantes.

PLAN MAESTRO IPPUC (Curitiba, Brasil)

A la hora de citar ejemplos de planeamiento eficiente y con resultados positivos, sin remontarse a ciudades europeas o asiáticas con abultados presupuestos y abundancia de recursos, el nombre de Curitiba es uno de los que más suelen mencionar arquitectos y urbanistas.

En la capital del estado brasileño de Paraná, a mediados de la década del ‘60, el acelerado crecimiento de la población, y por tanto del área urbana, motivó un llamado a concurso público para elaborar un Plan Director, que fue aprobado en 1966.

El plan supeditó el crecimiento, que imaginó lineal, a la tripleta Transporte Colectivo/ Sistema Vial/ Uso de Suelo. Y activó un organismo clave, el Instituto de Pesquisa e Planejamento Urbano de Curitiba (IPPUC), para monitorear y coordinar la ejecución del Plan Director. A lo largo de sucesivas administraciones, la dependencia se encargó de “leer” la dinámica de la ciudad y hallar soluciones a los problemas y desafíos.

En los años ‘90, Curitiba inició su salto al siglo XXI con medidas orientadas al desarrollo sostenible. Entre otras, prohibió el tránsito de autos en el centro histórico, dejando estos espacios exclusivamente para ciclistas y peatones. Creó parques en antiguas canteras y recintos industriales, forestó, y 30 años después tiene 52 metros cuadrados de áreas verdes por persona -en CABA son 5-, más de un millón de árboles plantados y una red de 28 parques y bosques.

Pero la columna vertebral del éxito es su sistema de transporte, que cuenta con más de 250 líneas y 30 terminales, y cubre al 100 por ciento de la población. Se paga un solo boleto antes de subir, que permite tomar todos los micros necesarios para llegar a destino. Los recorridos están estratégicamente interconectados, y se complementan con el subte y el tranvía, lo que reduce la presencia de coches particulares. Los urbanistas subrayan que “es una demostración de cómo el sistema de Transporte puede inducir una ocupación del territorio ordenada, cuando se trabaja en conjunto con el sistema vial y el uso del suelo”. En la ciudad se recicla el 70% de la basura, y hay más de 100 kilómetros de bicisendas. Siete de cada diez ciudadanos se movilizan en bicicleta.

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Muchos proyectos buscan contrarrestar la tendencia al aumento de los desplazamientos

 

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