Lluvias, sequía y calor: la crisis ambiental no tiene punto de retorno

Los fenómenos extremos serán los protagonistas de los próximos años. Los especialistas no auguran los mejores escenarios, pero aseguran que aún se puede trabajar para evitar catástrofes peores

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La ciudad de Venecia es uno de los puntos turísticos más convocantes del mundo al que llegan miles de personas al año atraídos por los canales que cruzan la ciudad. Pero este año quienes fueron en búsqueda de sus vacaciones soñadas se encontraron con una triste postal los caminos de la ciudad estaban secos.

Esto ocurre en una época en la que habitualmente los lugareños suelen estar preocupados por las inundaciones, pero esta vez debido a una conjunción de factores la baja de agua es tal que las góndolas, los taxis acuáticos y las ambulancias se vieron obligados a dejar de navegar por la ciudad. Según indicaron los expertos, este triste panorama se debe a la combinación de la falta de lluvias, un sistema meteorológico de alta presión, la luna llena y las corrientes marinas.

A miles de kilómetros de ahí, en California, la situación es completamente opuesta. A comienzo del año, el estado fue azotado por fuertes precipitaciones que provocaron desbordes de ríos e inundaciones, por lo que los habitantes se vieron recluidos durante días en sus hogares.

Este intenso periodo de lluvias fue provocado por un fenómeno conocido como “ríos atmosféricos”, que a pesar de no estar “relacionados con el cambio climático” los investigadores aseguraron que “los aumentos en las temperaturas atmosféricas y oceánicas globales permiten que los ríos atmosféricos se vuelvan más fuertes” y así aumenta la posibilidad de que ocurran precipitaciones intensas.

Por más que parezcan eventos que no tienen relación alguna, ambos son las dos caras de una misma moneda, que tienen por detrás nada más ni nada menos que el cambio climático.

Las consecuencias de la crisis ambiental

Se tiende a pensar que el cambio climático solo se ve en el incremento de las temperatura, pero tiene muchas más consecuencias que en el último tiempo se hicieron visibles.

En Argentina las incesantes olas de calor que se sufrieron durante este año pusieron en el centro de la agenda la problemática, es que “las altas temperaturas de este verano están completamente asociadas al cambio climático”, aseguró la ambientóloga Agustina Mina.

Pero a pesar de que la preocupación generalizada comenzó a ganar espacio hace relativamente poco tiempo en la opinión pública, la verdad es que los expertos lo venían advirtiendo desde hace tiempo. “En los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), se venía plasmando que una de las consecuencias del cambio climático era el aumento de la frecuencia de las olas de calor y este verano en Argentina estamos batiendo récords de olas de calor y temperaturas extremas en diferentes puntos del país, tal como lo había pronosticado el IPCC”, señaló.

El calor no es el único indicio de las consecuencias del cambio climático, el frío también, sobre todo cuando viene de manera inesperada como ocurrió hace semanas atrás, momento en el que incluso llegó a nevar en Sierra de la Ventana en pleno verano. Es que una de las características de la crisis ambiental es el “aumento de la frecuencia de fenómenos extremos que pueden ser tanto temperaturas altas como bajas”, indicó la especialista y añadió “por lo tanto sí, que disminuya tan bruscamente la temperatura siendo que veníamos de una ola de calor claramente tiene que ver con eso”.

No hace falta aclarar la forma en la que los cambios abruptos de temperatura repercuten en la vida cotidiana, sobretodo cuando en la ciudad se vienen registrando temperaturas altísimas en los últimos días que hacen que transitar las calles sea una verdadera odisea.

Pero además de esto hay que tener en cuenta que la crisis climática afecta a diferentes sectores y esferas como “la economía, la salud humana y la biodiversidad”, enumeró Mina.

Lo que hace que el foco siempre esté puesto en el aumento de la temperatura es que es un factor que desata otro tipo de consecuencias como por ejemplo las sequías. “En este momento en nuestro país estamos atravesando el ciclo de La Niña, que aunque es algo natural que siempre esperamos que ocurra, en esta oportunidad tuvo una intensidad que resultó por demás dañina”, explicó.

“El derretimiento de los glaciares, el aumento en la frecuencia e intensidad de sequías en algunas regiones y el de las precipitaciones en otras, son todas problemáticas que se desprenden de la suba del calor”, detalló la ambientóloga.

A esto se le suma que “nuestras ciudades no están preparadas para estos fenómenos que pueden causar inundaciones”, auguró.

La conservación de la biodiversidad, es otro de los factores que preocupa a los especialistas debido a que los pronósticos indican que se espera la extinción de especies. Esto se debe a que el cambio climático “disminuye el rango de condiciones aptas para ciertas especies y la incertidumbre en torno a esto es grande porque puede traer consecuencias colaterales”, sostuvo y explicó: “Una especie que se extingue de forma directa puede generar indirectamente la desaparición de otra con la que estaba relacionada, por un fenómeno al que se lo conoce como ‘cascada’”.

¿Se puede revertir la situación?

Las estimaciones de los especialistas prevén dos escenarios posibles, uno en el que la temperatura global aumente 1,5 grados centígrados por encima del nivel preindustrial y otro -mucho más grave- con un incremento de 2 grados centígrados.

“Ya no vamos a poder volver a los niveles preindustriales de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, pero lo que podemos hacer es trabajar para que de todos los escenarios posibles terminemos con el mejor”, argumentó la ambientóloga. En ese sentido remarcó que todos los países “deben trabajar en estrategias de mitigación para disminuir las emisiones de dióxido de carbono, para eso hay que trabajar ya en la transición energética, dejar de lado la energía proveniente de combustibles fósiles por las renovables, en la restauración de los ecosistemas y la reforestación”.

Esto debe ir de la mano con las reformas que tienen que implementar las ciudades para estar preparadas para los intensos periodos de precipitaciones que se vienen, es que “deberán adaptarse para evitar o prevenir las inundaciones”. En esa línea las autoridades “tienen que comenzar a trabajar con las poblaciones vulnerables para que puedan enfrentar el cambio climático de la mejor manera y empezar a diversificar los cultivos para poder contar con los alimentos necesarios para abastecer a toda la sociedad”, cerró.

 

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