Balbo salió caro y mal: otro técnico que no funcionó

El ciclo de Abel Balbo tuvo un final anunciado. Si bien todavía no firmó la rescisión de su contrato, lo hará entre hoy y el lunes por la mañana para ponerle punto final a su ciclo, que tuvo poco y nada de bueno y demasiados errores de manejo no aptas para la Primera División.

Muy caro resultó su paso por Estudiantes, ya que en su contrato se incluyó parte del dinero que él mismo pagó para romper su vínculo con Central Córdoba y tendrán que indemnizarlo ya que tenía contrato hasta diciembre de 2023. Su paso no sentó bases sólidas para un futuro inmediato.

El exjugador de la Selección terminó aceptando que lo mejor era dar un paso al costado, pero antes acordó algunos números para él y su cuerpo técnico. Fumaron la pipa de la paz que no dejó conforme a ninguna de las partes, pero era lo mejor.

Balbo comenzó su ciclo el pasado 5 de diciembre con una larga pretemporada durante la que llegaron nombres importantes como Guido Carrillo y Santiago Ascacibar, ambos surgidos de la institución. Todo se desmoronó con el inicio de la competencia por la falta de resultados y de funcionamiento.

Gustavo Matosas fue el otro ciclo reciente que duró apenas siete fechas. Fue en 2017

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Un viejo clásico porteño que se roba la atención

El ciclo Balbo tuvo solamente siete capítulos, seis de la Liga Profesional y uno por la Copa Argentina (eliminó a Independiente de Chivilcoy). Fueron dos victorias (la de Copa Argentina y ante Godoy Cruz), dos empates (Arsenal y Sarmiento) y tres derrotas (Tigre, Lanús y Unión). El rendimiento alcanzó apenas un 38,07% de eficacia.

En ese tiempo fue de mayor a menor. Sus ideas se fueron confundiendo en la medida que arrancó la competencia. Falló en el pedido de jugadores y en el armado de los equipos. Tiene superpoblación de volantes central y en Santa Fe jugó sin un “5” posicional. Dejó a los cuatro referentes en el banco de suplentes y al capitán le avisó el mismo día del partido. No tuvo manejo de grupo en absoluto y eso que había llevado a Julio Lamas. ¿Cuáles son los centrales titulares?

Por supuesto que no es el único responsable. Hubo dirigentes que lo fueron a buscar, lo escucharon y analizaron su propuesta. Los que vieron el rumbo que tomaba y acompañaron sus pedidos. A ellos también los sorprendió pero puertas adentro quedaron “heridos” por una decisión que costó muy cara.

Y los jugadores no quedaron bien en esta fotografía. Más allá de la confusión que irradió el DT no estuvieron a la altura y gastaron el crédito de “paciencia” que le queda a los hinchas.

BALBO, COMO BERNARDI, MATOSAS, MILITO Y DESÁBATO

Desde que Juan Sebastián Verón es presidente o vicepresidente de Estudiantes se fueron sucediendo los técnicos, muchos de ellos con un paso poco fructífero.

El primero fue Gabriel Milito, un caso emblemático. En su primer ciclo tuvo una buena performance. Pese a eso siempre fue mirado de reojo por los hinchas. Lo clasificó a la Copa Sudamericana y renunció.

Lucas Bernardi cosechó apenas el 45% de los puntos en 26 partidos en la temporada 2017/18

Lo sucedió Nelson Vivas. El equipo fue protagonista de los dos torneos que jugó, pero una prematura eliminación en la Copa Argentina lo dejó sin cargo. Echarlo fue un error que luego lo pagó caro.

El uruguayo Gustavo Matosas se hizo cargo del equipo luego de un interinato de tres partidos de Leandro Benítez. Duró apenas 7 partidos, cuatro por la Sudamericana y tres por el torneo. Se fue, peleado con los jugadores y con los dirigentes. No dejó nada.

Otra vez un interinato del Chino y la llegada de Lucas Bernardi, un técnico que no le gustaba al hincha pero logró en el inicio resultados positivos. Luego fue perdiendo peso y una mala copa Libertadores lo dejó sin cargo. Fue el primer entrenador insultado por todo el estadio en un partido como local. Renunció.

Su reemplazo fue un pedido de los socios: Leandro Benítez. El exjugador del Club se hizo cargo del equipo, con pocos refuerzos y muchos juveniles. No le fue del todo bien y se marchó. Volvió Milito, que salvo una racha positiva (ganó cuatro partidos seguidos, entre ellos el clásico) no le encontró la vuelta. También se fue solo.

Asumió Leandro Desábato que no pudo nunca plasmar una idea: su equipo no pudo ganar un partido y apenas marcó dos goles. Se fue por pedido de la dirigencia.

Ricardo Zielinski fue la mejor apuesta futbolística y en duración: en casi dos años dirigió 92 partidos entre torneo local, Copa Argentina y Copa Libertadores. Ganó 40, empató 28 y perdió 24.

Ahora está encaminado el arribo de Eduardo Domínguez, un técnico con espalda pero ¿con material como para sacar adelante esta situación?