La Plata se tiñó de celeste: aluvión de uruguayos para presenciar la Final del Mundial Sub 20

Desde las primeras horas del domingo y luego de cruzar el Río de la Plata o atravesar la frontera terrestre en un viaje de varias horas, una multitud de fanáticos de Uruguay invade este domingo La Plata para ver a su selección disputar la final del Mundial Sub-20 ante Italia. El color celeste y el termo bajo el brazo se impuso en las calles de La Plata y una frase común se repitió en varios rincones: "Vamo arriba..."

Tanto en los trenes de la Línea Roca, como en ómnibus que arribaban a sus respectivas terminales, las banderas uruguayas se hicieron ver.

Beneficiados por el cambio monetario, la mano de la Autopista hacia La Plata fue muy transitada por vehículos oriundos de tierras charrúas.

"Era muy llamativo en la Autopista, de cada 10 autos en un momento casi 4 eran con patentes uruguayas", describió un lector de EL DIA.

Pasado el mediodía, muchos de los hinchas charrúas se reunieron en un punto en común: la esquina de 9 y 51, frente al Teatro Argentino en el hotel donde se concentra la juvenil Celeste.

Cerca de las 15, los jugadores le devolvieron la muestra de cariño a su gente saludando desde uno de los ventanales del hotel.

Banderas uruguayas, camisetas celestes, algunas enseñas de Nacional y Peñarol -los dos clubes más importantes del país suramericano- inundaban desde primera hora las calles de La Plata y fueron ocupando, a medida que pasó el tiempo, las gradas del coliseo platense.

Aficionados con carteles de Soriano, el departamento (provincia) desde el que viajaron; otros con el lema "Fuerza Uruguay" y otros recordando que "tres millones de esperanzas siempre suman", en alusión a la población de Uruguay, se veían ya en el transcurso del encuentro previo a la gran final.

"CUANDO JUEGA URUGUAY"

Como en una voltereta del destino, la noche previa al encuentro se vivió un momento muy emotivo en Buenos Aires, ya que el cantante uruguayo Jaime Roos, una de las figuras más reconocidas de la música de ese país y destacado por la vinculación del fútbol con sus composiciones, actuó en el legendario Luna Park ocho años después de su última presentación en la capital argentina.

"Soy celeste, soy celeste, celeste soy yo". Esa cantinela fue entonada por miles de personas -muchos uruguayos residentes en la capital argentina y otros que habían aprovechado la circunstancia del fútbol para cruzar al país vecino- ante el silencio y la admiración del músico y su banda.

 

 

La historia alienta a los hinchas de la Celeste a confiar en ganar una nueva Copa del Mundo: los dos títulos que tiene Uruguay en el Mundial de mayores los consiguió en la región, en Montevideo en 1930 y en Rio de Janeiro en el 'Maracanazo' de 1950.

Con gorros, banderas y bufandas, miles esperan horas antes del duelo ante Italia deleitándose con cortes de carne en los alrededores del Diego Armando Maradona de La Plata, la sede del partido decisivo.

"Esta vez está todo el pueblo detrás de los gurises (niños) uruguayos", dijo a la AFP Dilton Raimondo, un campesino (57 años) de Colonia, un departamento cercano a la frontera con Argentina.

Vestido de pies a cabeza con los colores de la selección, Raimondo viajó por siete horas en autobús para ver a los futbolistas que dirige el DT Marcelo Broli, los nuevos consentidos de Uruguay.

GARRA CHARRUA

En las calles cercanas al estadio la fiesta es charrúa. Antes de entrar al escenario Antonio Prendez se toma un mate, la infusión de yerbas típica tanto en Uruguay como en su vecina Argentina, para descansar del viaje de 12 horas.

"Verdaderamente vino la gente de Uruguay masivamente e indudablemente viven muchos uruguayos en Argentina, entonces sí, somos locales", dice.

Jubilado con 68 años, Prendez confiesa su cariño por el goleador Anderson Duarte, Fabricio Díaz, Sebastián Boselli y el resto del plantel.

"Tienen algo muy importante, quieren salir adelante, quieren representar al país de la mejor manera y tienen actitud", dice.

Sin ser el equipo más vistoso, Uruguay es uno de los dos mejores planteles del Mundial a punta de corazón y 'garra charrúa'. Ni siquiera las lesiones han detenido sus ansias por conseguir la medalla dorada.

En la semifinal ante Israel, Broli tuvo varios jugadores convalecientes en el banquillo de suplentes. Otros estaban en la enfermería o suspendidos.

"Lo que nos importa es todo lo que han sufrido, la garra que han metido, han jugado lesionados (...) No importa tanto cómo jueguen sino que les vaya bien", asegura Raimondo.

EL RECIBIMIENTO EN MONTEVIDEO

En Montevideo preparan un gran recibimiento sin importar el resultado del domingo para este equipo, que devolvió la ilusión a una pequeña nación de 3,5 millones de habitantes.

Pocos hinchas de Corea del Sur e Israel, que juegan en la previa el partido por el tercer puesto, se mezclan entre la masa celeste. Los italianos son imperceptibles.

La mayoría del estadio gritará con el acento de los orientales. En total tiene una capacidad para 53.000 espectadores, es decir el equivalente al 1,5% de la población de Uruguay.

En La Plata las entradas para el juego son un tesoro y los revendores están pidiendo hasta 250 dólares, según dijeron hinchas uruguayos a la AFP.

Mariana Colombo, una instructora de un gimnasio de 40 años, su hermano y sus tres sobrinos son de los afortunados que tienen un lugar para ver un partido histórico.

"Nos vinimos todos los que pudimos a apoyar a nuestro país, la verdad que es la primera vez que sentimos esto así, como si estuviéramos en nuestra casa, es increíble", dice.

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