Massa-Rossi, los elegidos: la fórmula de unidad del oficialismo

Así lo anunciaron en Unión por la Patria tras una reunión entre el ministro de Economía y Cristina Kirchner. Qué pasó con la opción “Wado” de Pedro-Manzur y con Scioli

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Mariano Pérez de Eulate

mpeulate@eldia.com

Pocas veces se vio un cierre de listas tan desprolijo en el peronismo. A las 21 de ayer, un tuit de Unión por la Patria, la nueva marca electoral del oficialismo, confirmó que tendrá una lista de consenso para las elecciones de octubre próximo, previo test de las Primarias. El candidato presidencial será el ministro de Economía, Sergio Massa, y su compañero de fórmula el jefe de Gabinete, Agustín Rossi.

La noticia llegó después de una reunión entre Massa y Cristina Kirchner en el Senado e infinidad de cruces de llamadas y contactos con gobernadores e intendentes del peronismo, que rechazaban el escenario del duelo interno que estaba planteado hasta ayer.

El jueves, Eduardo “Wado” de Pedro había lanzado su propia postulación presidencial en las redes y luego se comunicó por diversos canales oficiales que integraría fórmula con el gobernador tucumano, Juan Manzur. El ministro del interior es un hombre leal a Cristina Kirchner, por lo que buena parte del kirchnerismo salió a apoyarlo inmediatamente. Imposible que diera ese paso sin su venia, se analizó con lógica.

Pero durante toda la jornada de ayer nadie se animó a confirmar que la fórmula De Pedro-Manzur fuera finalmente la que el cristi-camporismo-massismo (la real mesa de conducción de UxP) presentaría en las Primarias contra el desafiante Daniel Scioli, embajador en Brasil y supuestamente respaldado por el presidente Alberto Fernández.

El video de “auto venta” difundido por Wado no alcanzó para instalar la certeza de que Cristina lo respaldaba. Y la Vice nunca salió a hablar públicamente.

Las versiones, guerra de nervios e incertidumbres que surcaron ayer al peronismo se explicaron en parte por ese silencio notable de Cristina, que es la líder del espacio mayoritario del PJ: si lo dice ella es oficial; si no habla son sólo versiones. Y entonces todo es posible. Aún la posibilidad del papelón, que desde hoy salpicará a varios actores involucrados en este novela, incluida ella misma.

Massa no se había pronunciado

Massa tampoco había dicho palabra sobre el binomio. Ni un tuit escribió, ni un emoji con el pulgar hacia arriba. ¿No estaba de acuerdo? Él y Cristina son socios coyunturales en la faena de armar las listas para octubre. Se suma a esa mesa Máximo Kirchner, dueño del PJ bonaerense. Massa siempre consideró los pedidos de sectores internos para que sea candidato presidencial con la condición de que no hubiera PASO. Lista única, respaldo total.

El jueves a la noche, la Vice y el ministro de Economía cenaron hasta pasadas las 23. De allí habría salido un acuerdo: si no se conseguía para hoy la lista de consenso, previo convencimiento a Scioli para que se baje de la pelea interna, se confirmaría la fórmula Wado-Manzur. Se llegó a grabar un video conjunto entre los dos para tal fin. No se puso al aire porque pasaron cosas.

Por la mañana, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela aseguró en una entrevista radial que sus colegas de Santiago del Estero y Catamarca le habían contado que cuando ese dúo se juntó el jueves con el presidente Alberto Fernández, éste les dijo lo siguiente: a) “Scioli no es mi candidato”; y b) “Ustedes pongan a Massa que yo pongo al vicepresidente de esa fórmula”.

Un golpe

Ese dato fue un golpe para el proyecto De Pedro y Manzur. ¿Entonces Alberto estaba dispuesto a negociar que no haya Primarias? Está claro que gobernadores e intendentes del PJ nunca quisieron las PASO presidenciales, lo que en verdad no sorprende porque el peronismo es mucho más afecto al “dedazo” para determinar una postulación tan crucial como esa.

Pero tampoco les cerraba Wado como la figura detrás de la que habría que encolumnarse. Se escucharon argumentos reservados referidos a su bajo nivel de conocimiento, a la dificultad de despegarlo de su impronta hiper kirchnerista, que en muchas provincias es un lastre, y a los resquemores que a pesar de sus buenos modales sigue generando en los factores de poder. “Fórmula para perder”, se reprochó desde las provincias. Nada de esto se dirá nunca en público, desde ya.

Contrariamente, Massa siempre fue señalado por mandatarios y gremialistas como el indicado para encabezar la famosa lista de unidad o de consenso, a pesar de que claramente no le está yendo bien en el manejo de la economía.

Sucede que para el mundo peronista tradicional el ministro, que es el hombre fuerte del gobierno, es el único que puede garantizar una llegada a las elecciones sin que todo estalle antes de la peor manera. Massa es el que maneja la relación con Washington, con China y con organismos de crédito internacionales. Todas usinas donde se pueden pedir fondos urgentes para tratar de arribar a fin de año sin hecatombe o incluso tornarse más competitivos electoralmente.

De hecho anoche fuentes del PJ confiaban en que, confirmado Massa como candidato presidencial, el Fondo Monetario terminara con las dilaciones que viene mostrando para concretar los desembolsos que reclama el país y reformular el acuerdo vigente.

El supuesto chat

Massa ayer había tenido un gesto, tal vez pedido por Cristina o en acuerdo con ella: hizo trascender, en forma medio berreta porque nadie se creyó que fue una filtración, un supuesto chat interno de su grupo de trabajo en Economía, en el que ratificaba que no renunciará a su cargo.

“No hay nada dramático ni que sea de vida o muerte. Que la economía siga funcionando normalmente y que hagamos nuestro laburo, ¿sí? El lunes tenemos que seguir haciendo las cosas para solucionar los problemas serios que tiene la economía y el país”, dice. En verdad parece un guión que no suena al Massa real, que en los cierres de listas es un ave de presa, pero que para él también resultaba necesario como para alejar cualquier fantasma de quiebre dentro del Gobierno ocasionado por las discusiones sobre la definición de candidaturas.

La presencia de Rossi

La presencia de Rossi en la fórmula supone el visto bueno de Alberto, como escucharon los mandatarios en aquella visita. De hecho, en la reunión crucial del Senado estuvo Juan Manuel Olmos, vice jefe de Gabinete y su delegado. Fernández aparece así entregando la única bandera que le quedaba. No impulsar una PASO real es traicionarse a sí mismo: en retirada y desgastado, casi que lo único que podía ofrecer como legado de su gestión era cumplir su promesa inicial de democratizar al peronismo nacional, que formalmente conduce. El consuelo, tal vez la mini- venganza: Cristina no pudo poner un candidato propio.

¿Y Scioli? Siendo un pacifista casi zen, había sorprendido su inusual tenacidad para competir con el kirchnerismo y plantarse ante la presión de los camporistas. Lo dicho: todos apostaban que lo hacía con el respaldo velado de Alberto. Llegó a lanzar su candidatura en un teatro porteño y ofreció cargos por doquier. Al cierre de esta edición no había noticias suyas. Frente a lo que parece una unidad casi total del otro lado, resulta improbable que siga otro camino que el de la resignación. Otro motivo de celebración para Massa, que lo desprecia.

Scioli había sorprendido con su tenacidad para plantear su precandidatura

 

 

Massa-Rossi

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