Habló el policía acusado del doble femicidio en La Plata: "Recuerdos borrosos"
Edición Impresa | 30 de Junio de 2023 | 04:14

A diferencia de lo que suele ocurrir, el policía Nazareno Sebastián Miño, acusado de ser autor de un doble femicidio en Arturo Seguí y, de intentar matar a un hombre en ese mismo hecho, se presentó a la indagatoria ante la fiscal Ana María Medina y aceptó declarar.
Según confiaron a este diario fuentes judiciales, lo hizo durante un buen rato, en el cual contó en detalle el drama que tenía con su expareja respecto de la tenencia y manutención de sus dos hijos menores de edad. Habló de los celos de ella y de la permanente manipulación que sufría.
Ese, según el relato que hizo ante las autoridades, fue el motivo que lo llevó a ir a la vivienda de la calle 411 entre 156 y 157.
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Sin embargo, a contrario de lo que habían mencionado algunos testigos del caso, Miño aseguró que, al intentar hablar con Victoria, la hermana presuntamente lo atacó con un palo por la espalda. Y después ya presenta recuerdos confusos y algo borrosos, indicaron los voceros consultados.
“Ahí ya no sé, tengo el arma en la mano, pero ya no sé, tengo imágenes del arma en mi mano, yo apuntando, escucho gritos, gritos, y después no sé qué pasó. Solo sé que estaba en el patio de adelante, vi a mis nenes, les dije vamos y salí con ellos para la calle”, destacó de acuerdo a los mismos informantes.
Previa introducción de cómo se fue dando su relación con Díaz, desde que la contactó a través de las redes, pasando por el primer embarazo a poco de conocerse y de cómo interactuaban a nivel familiar, empezó a desmenuzar los problemas que tuvieron por la tenencia de los chicos y de la separación, explicaron allegados a la pesquisa, que agregaron: “Por alimentos me descontaban del sueldo el 30 por ciento y ella quería más. Me presionaba con los nenes. No me dejaba verlos”.
Se sentía malAnte esa situación, contó que empezó a dormir mal, que se sentía mal, que no tenía ganas de hacer nada.
También que por una denuncia de violencia de su ex, Asuntos Internos le quitó el arma y lo mandó a una junta médica y psicológica.
Por eso necesitó de un tratamiento y de unas seis sesiones hasta que lo rehabilitaron.
Miño, siempre en función de lo narrado por personas cercanas a la investigación, contó de un episodio por el que estuvo internado dos semanas en el hospital de Melchor Romero. “Tuve un brote de emociones”, indicó.
Acto seguido, después de dar detalles de su historia familiar, de cuando él era chico, dio por finalizada su declaración.
De todas formas, trascendió que al salir de la finca, tras la balacera, el policía llamó a su madre, le dijo que se había mandado una macana y le pidió que cuidara bien a los hijos. Después se entregó en el Destacamento de Arturo Seguí.
Los cargos que pesan sobre Miño son por los delitos de “homicidio triplemente agravado por el vínculo -expareja-, por tratarse de un hombre contra una mujer mediando un contexto de violencia de género y por el empleo de un arma de fuego; homicidio doblemente agravado por tratarse de un hombre contra una mujer mediando un contexto de violencia de género y por el empleo de un arma de fuego; y homicidio en grado de tentativa agravado por el empleo de un arma de fuego, todos ellos en concurso real”.
Esta figura, cabe destacar, al margen de la coartada planteada en la indagatoria, representaría en un juicio oral una pena de prisión perpetua.
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