Lo quisieron asaltar y sacó un arma para defenderse

Un matrimonio de Los Hornos vivió durante la madrugada de ayer una verdadera pesadilla luego de que fueran sorprendidos por dos delincuentes armados. Se trató de un atraco que mantuvo a todo un barrio en vilo y que por muy poco no se terminó transformando en una tragedia, ya que el hecho de inseguridad tuvo como colofón un feroz enfrentamiento a tiros entre la Policía y los sospechosos.

En base a lo que pudo averiguar este diario, el hecho tuvo lugar alrededor de las 2 de la mañana cuando el matrimonio se encontraba descansando en su vivienda ubicada en calle 63 entre 134 y 135.

Según fuentes oficiales, los dos sujetos actuaron todo el tiempo con capuchas para evitar que sus rasgos faciales quedaran grabados en la memoria de sus víctimas. Una de ellas precisó a la Policía que estaban vestidos de negro y “muy nerviosos”, por lo que no se descarta que hayan estado bajo los efectos de algún narcótico.

Si bien el caso es materia de investigación, todo apunta a que los intrusos entraron en la finca por una puerta trasera. Como suele suceder en estos casos, los ladrones avanzaron con sumo sigilo por la propiedad para sorprender a los dueños de casa cuando aún se encontraban durmiendo y así evitar dejarles margen para escapar, encerrarse o pedir auxilio.

Los damnificados recién tomaron conciencia de la presencia de intrusos en su hogar cuando sintieron zamarreos y palmadas en el rostro. Sin mediar palabra, ante los rostros sorprendidos y temerosos de sus víctimas, los ladrones exigieron a la pareja que guardara silencio y permaneciera inmóvil.

Luego, dando por sentado que en la casa había una fuerte suma de dinero en dólares, uno de los integrantes del clan le advirtió a los propietarios, con un arma de fuego en la mano, que si no entregaban “la plata grande iban a terminar muertos”.

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Todo apuntaba a que esta situación iba a terminar convirtiéndose en uno de los tantos casos de asaltos millonarios. Pero ocurrió una situación inesperada que, muy probablemente, no figuraba ni en el peor de los escenarios que proyectaron los delincuentes: terminar huyendo y esquivando plomos.

Según indicaron las fuentes consultadas, el dueño de casa orquestó una arriesgada maniobra de engaño. Primero se ganó su confianza mostrando colaboración con los sujetos. Luego aseveró que tenía un dinero guardado y que, muy a su pesar, lo terminaría entregando para evitar cualquier contingencia negativa. Fue así que obtuvo el permiso para dirigirse al lugar en el que tenía guardada su arma, aunque solo la mostró.

Los ladrones jamás creyeron que iban a terminar recibiendo el “tiro por la culata”. De un momento a otro, toda la energía y empeño que estaban poniendo en esta empresa delictiva debieron canalizarlos a cumplir un único objetivo: correr por su vida.

Pocos fueron los metros que pudieron andar, ya que la Policía los interceptó en 62 entre 134 y 135 y allí se libró un feroz tiroteo que “despertó a medio barrio”.

La tensión en la zona se elevó aún más cuando los sujetos escalaron una casa y comenzaron a caminar por los techos con el objetivo de hallar un lugar propicio para esconderse. A uno de ellos le sirvió este recurso, ya que no pudo ser hallado y así eludió la detención.

Pero el otro, apenas aclaró, fue descubierto detrás de un tanque de agua y terminó reducido y esposado.