La derrota ante un rival de menor nivel indica con claridad el momento que vive

Lo más grave que le pasa al Pincha es que dejó de ser un equipo confiable. Tenía todo para ganar, no supo hacerlo y terminó jugando muy flojo

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Por MARTIN MENDINUETA

@firmamendinueta

Estudiantes perdió por Estudiantes. Se complica solo. Debe pararse frente a cualquier espejo del Country y reprocharse en forma severa el hecho de haberse convertido en un equipo que no inspira confianza.

Tan grave como sus falencias es que le haya ganado un equipo que no lo supera ni en riqueza individual, ni en funcionamiento colectivo.

Cuando parece tener todo como para ir hacia el arco rival convencido y facturar la victoria, súbitamente, se desinfla, pierde consistencia y permite que su oponente (bastante limitado por cierto) le haga daño, y hasta se crea que merece lo conseguido.

Se desconocen los términos que utilizó Domínguez en el diálogo final con sus dirigidos, pero está claro que no debe estar conforme.

ROLLHEISER, ASCACIBAR Y GODOY, LO MEJOR DE UN EQUIPO IRREGULAR

Sólo el momento poco confiable que vive Estudiantes pudo concebir la incógnita que matizó el trámite del primer tiempo.

Como muestra errores a la hora de encimar en la marca, y les está faltando precisión a sus delanteros, el Pincha de Domínguez permitió que un Barcelona de juego liviano pudiera hacerle daño y ponerlo tenso.

 

El técnico le dio a Guido Carrillo un importante voto de confianza que el 9 no pudo aprovechar

 

Si se hubiera ido al descanso perdiendo, los reproches hubiesen retumbado en el vestuario visitante. Está claro que el partido (y la llave completa que actúa como antesala de los octavos de final) dependió y depende de lo que hiciera el mejor de los dos; y ese, aún con este flojo presente, es el León.

Lo que dejó el primer capítulo fue un diagnóstico certero: Si Estudiantes recupera una versión acorde a su potencial (la que mostró en los primeros de este ciclo), establecerá diferencias notorias ante un rival permeable y de menor personalidad.

En el segundo tiempo el visitante bajó su nivel. A contramano de lo que se esperaba, y luego de haber constatado las limitaciones del dueño de casa, su prestación perdió consistencia, especialmente en la mitad de la cancha. Allí hubo una floja tarea del Corcho Rodríguez, que no pesó en ninguna faceta del juego.

El que volvió a destacarse con nitidez fue Benjamín Rollheiser. Hizo tanto estando en el campo que, cuando lo cambiaron, dejó un vacío evidente.

Tal como ya lo ha dicho con total claridad el director técnico, Rollheiser es el único que aporta desequilibrio con su gambeta y potencia para el traslado. Su salida, faltando un cuarto de hora para el cierre, decretó el final de las ilusiones albirrojas. La esperanza por empatar se fue con el ex-River; como si sólo se sintiera cómoda y a gusto con la valentía de sus intentos.

Estudiantes volvió a quedar encerrado en el mismo laberinto donde viene extraviándose.

RENDIMIENTOS MUY BAJOS LO EMPUJARON HASTA LA DERROTA

No hay caso, el uruguayo Méndez quiere y no puede. Pone su mejor voluntad, pero queda lejos del gol, y de que los hinchas propios lo califiquen en términos elogiosos.

Guido Carrillo se destacó saliendo del área y cuidando el balón de espalda al arquero Burrai. Adentro del rectángulo clave para cualquier delantero no estableció diferencias.

 

Barcelona es un equipo de fútbol liviano. Si el León mejora un poco, es candidato a ganar

 

Detrás de Rollheiser, aparecieron con algunos méritos el Rusito Ascacibar y Godoy. El autor del gol ratificó su perfil: cuando ataca es peligroso y cuando le toca defender, no lo hace con rigurosidad que le demanda su posición en el campo.

El Corcho Rodríguez, tanto y tantas veces elogiado por algunos, anoche terminó observando como los de amarillo tocaban la pelota en tres cuartos de cancha.

Benedetti fue otro que no anduvo bien. Su zurda ha perdido incidencia. Quedó a mitad de camino defendiendo y pasando al ataque.

Ante este panorama fue lógico lo ocurrido. Estudiantes, a partir de errores que afloraron con claridad en el segundo tiempo, le inyectó vigor a quien terminó siendo su verdugo.

Lo mejor es que la serie está abierta. Permanece la incógnita y hasta le abre la puerta al optimismo Pincha la entidad del oponente. Lo peor y lo mejor son conceptos que están íntimamente relacionados. Es malo, y peligroso, que vuelva derrotado por un equipo tan limitado. Es bueno, y alentador, que el mismo rival sea el que se va a presentar el martes próximo en el estadio UNO.

 

Estudiantes

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