¿De qué color es la literatura?

“Azul”, fue elegida como la palabra más bella del idioma español. Los escritores representan una gama multicolor. ¿Las mujeres ven más y mejor los colores que los varones?

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Por MARCELO ORTALE

marhila2003@yahoo.com.ar

Una vez al año en sucesivos países de habla hispana se elige a la palabra más bella del idioma español. Es una suerte de rito que se cumple cada Día del Libro y no la eligen académicos sino gente del común. El que vota tiene que fundamentar la elección. Una encuesta interesante, que atrae la participación de miles de personas.

Hace unos años ganó la palabra “generosidad”, que fue propuesta por José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente de España: “es la palabra que más humanos nos hace, dijo en su voto. Era nada menos que el presidente de España, corría con el caballo del comisario. Y en ese concurso le ganó a la palabra que había propuesto el novelista español Arturo Pérez-Reverte, un fanático velerista navegante en el Mar Mediterráneo.

 

“Todos vivimos en un planeta azul; el color azul tiene la connotación de seguridad”

 

Pérez Reverte había elegido la palabra “ultramarinos”, porque “tiene latín, mar, aroma y memoria”. Una lástima que no haya ganado “ultramarinos”.

El concurso es organizado por diversas entidades literarias. En el que tuvo como escenario a la exótica isla de Curazao en el Caribe, impulsado por una institución que convoca a escritores, por primera vez triunfó una palabra que nombra a uno de los colores. Ganó la palabra “azul”.

Más allá de las preferencias plásticas de cada quien, pareció justo darle cabida y reconocimiento a un color. Un color que triunfó sobre todas las demás palabras del idioma español.

Tal como se informó, la gente que votó por “azul” invocó algunas de estas razones: “todos vivimos en un planeta azul; el color azul tiene la connotación de seguridad, honestidad, tranquilidad; es el color que transmite estabilidad, y relajación; el azul también puede evocar la paz”.

 

“Las mujeres pueden llegar a percibir hasta cien veces más colores”

 

Un chiquito de una primaria caribeña fundamentó: “Porque empieza por la primera y la última letra del abecedario... y azules son dos de las cosas que más me gustan: el mar y el cielo”.

EL ARCO IRIS EN LA LITERATURA

Pierre Auguste Renoir explicó el asunto a su manera: “Una mañana a uno de nosotros se le terminó el negro y ese fue el nacimiento del Impresionismo”. El color fue la muerte del negro.

“Los objetos no tienen color, nosotros los percibimos así por la longitud de onda de la luz que reflejan. Y la detección final depende de los conos, unas células fotorreceptoras situadas en la retina”, dice la española Graciela Pablos en un artículo publicado en el diario El Mundo titulado “¿Por qué las mujeres distinguen mejor los colores?”

 

El verde era el preferido de Pablo Neruda, aunque algunos aseguran que fue el amarillo

 

Sigue señalando: “Tenemos alrededor de seis millones de conos y si estos no funcionan correctamente se producen anomalías como el daltonismo. Esta condición es de hecho más frecuente en hombres que en mujeres, y el motivo es el mismo que explica que ellas puedan tener mayor capacidad para diferenciar colores.

El motivo exige ya conocimientos médicos. Las mujeres tienen, a partir de los cromosomas propios un ADN especial del género, “una visión tetracromática, lo que implica que pueden llegar a percibir hasta cien veces más colores” que los varones sostuvo la especialista.

El artículo de la Pablos originó respuestas de los lectores y –aunque no venga al caso- resulta importante siempre hacer un recreo sobre el asunto de que se trata. Así que a continuación se refleja la airada reacción de un lector español...

“Pues nada oye, no sé qué pintamos los hombres en la sociedad. Abres este periódico y encuentras diez artículos en la misma línea: mujeres que triunfan, las mujeres perciben más colores, mujeres olvidadas en la historia, el patriarcado nos oprime, las cifras de la violencia machista... Pues nada oye, ya que tan bien distinguen el malva del lila, a ver si el próximo niño que caiga a un pozo, baja una brigada de mujeres a rescatarlo”,

COLORES PROTAGONISTAS

Los colores fueron y son protagonistas esenciales de novelas, cuentos y poemas. Ya desde sus títulos muchas de las grandes obras literarias se relacionaron con los colores. El tema no es antiguo, mantiene vigencia: el joven novelista Martín Blasco escribió una novela, La oscuridad de los colores, cuya trama ocurre en la Argentina del primer Centenario.

En la literatura más tradicional puede hablarse, entre muchas otras, de La letra escarlata (Nathaniel Hawthorne); La milla verde (Stephen King); La flecha negra (Robert Louis Stevenson); La mujer del pelo rojo (Orhan Pamuk); El caballero del jubón amarillo (Arturo Pérez-Reverte); El hotel azul (Stephen Crane); La casa verde (Mario Vargas Llosa) y, entre los argentinos Todo verdor perecerá, de Eduardo Mallea, uno de los mayores y más injustamente olvidados novelistas de nuestro país

El verde en la literatura, el misterioso color verde. El verde que era el preferido de Pablo Neruda, aunque no faltan quienes aseguran que fue el amarillo. El chileno tenía metáforas y gustos cambiantes.

El verde relaciona a la humanidad con el mundo natural, pero en la literatura ese vínculo siempre tiene que ver con situaciones enigmáticas, con misterios profundos. El caso más nítido es el hermético romance gitano “Verde que te quiero verde” de Federico García Lorca.

 

El color verde relaciona a la humanidad con el mundo natural

 

“Verde que te quiero verde/ verde viento verdes ramas/ el barco sobre la mar/ y el caballo en la montaña.//Con la sombra en la cintura/ ella sueña en la baranda/ verde carne, pelo verde/ su cuerpo de fría plata...”. Los mejores críticos hundieron el bisturí en este romance de García Lorca y no pudieron desentrañar su sentido. Su texto permanece invicto, de pie contra el tiempo.

Una de las novelas de Mallea tiene ese color incluido, Todo verdor perecerá. La expresión parece nítida, pero no se sabe si viene del paisaje árido de donde era el escritor, de Bahía Blanca, barrido por soles y vientos cargados de arenisca. O si deriva de una frase bíblica, que se atribuye el profeta Isaías. Si el verde perece, no hay más vida.

 ¿Cómo no hablar aquí de la segunda novela de Vargas Llosa, La Casa verde, cuya técnica y estilo son renovadores, que transcurre en la selva amazónica peruana, con ríos torrentosos y puertos mágicos. El color del título no es adjetivo, forma parte de un concepto integral, integra el nudo de la propuesta narrativa.

EL COLOR DE LA ALEGRÍA                  

Los colores acompañaron siempre a los escritores. No hay novela, cuento o poema que sea incoloro.  La sinestesia en la literatura es una figura retórica que consiste en la atribución de una percepción a un sentido que no le corresponde. Cada color equivale a un concepto. Sinestesia viene de una palabra griega que significa “unión de los sentidos”.

Cada uno que mira un color, siente algo. Y sobre este punto los críticos literarios investigaron, hasta llegar a convenir que existen conclusiones dominantes. Una pregunta y su respuesta pueden servir para ejemplificar: ¿De qué color es la alegría? La respuesta de los críticos literarios, surgida de la obra de muchos autores, es la siguiente: el color de la alegría es el amarillo. También se lo considera como el color de la protesta.

Del azul ya se ha dicho algo, pero falta señalar que Rubén Darío escribió su libro Azul y revolucionó el estilo y el enfoque del idioma español. Ese libro fue el punto de partida del Modernismo, una propuesta estética e ideológica que a principios del siglo pasado le dio empuje a la intelectualidad americana, sometida hasta entonces al dominio de la literatura francesa.

¿Por qué eligió Darío el color azul? Así lo explicó él libertador literario nicaragüense: El color azul es el color del ensueño, el color del arte, un color helénico y homérico, color oceánico y firmamental”.

EL COLOR DE LA LITERATURA

Pero los datos colectados coinciden en destacar que el rojo es el color preferido de la literatura, el más cargado de significados, el elegido. No debiera olvidarse que el corazón es rojo, la sangre es roja, el amor es rojo. La pasión y la muerte también son rojas, aunque a esta última se la vea primero negra o gris. Este es el  dúo –pasión y muerte- que viene de la Biblia, que llena de metáforas el mundo literario. En la plaza de toros el público delira porque transita del negro al rojo, del rojo al negro. De la vida a la no vida y cuando el torero se florea con el toro, de la no vida a la vida.

Entusiasmado, uno de los críticos llegó a decir en uno de sus ensayos que “la literatura es roja”, aunque el color de la poesía es el violeta. En psicología se ha dicho que el violeta –que está en medio del azul (color frío) y del rojo (color caliente)- es el color que más íntimamente se relaciona con las emociones.                 

Martín Blasco, Arturo Pérez-Reverte, Stephen King y Federico García Lorca

 

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