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Séptimo Día |UNA ESCRITURA SALVAJE, UNA VOZ IRREPETIBLE

La brutalidad de Aurora Venturini

“Las primas” es una obra inclasificable que explora los márgenes de la familia, el lenguaje y la percepción. Un clásico contemporáneo que desborda toda etiqueta

La brutalidad de Aurora Venturini

La argentina -y platense- Aurora Venturini / Web

29 de Junio de 2025 | 02:48
Edición impresa

Cuando “Las primas” ganó un premio en 2007, pocos sabían quién era esa autora “nueva” llamada Aurora Venturini. Tenía 85 años y un currículum inverosímil: amiga de Sartre y Simone de Beauvoir, exiliada en París durante décadas, doctora en filosofía, traductora de Rimbaud, discípula de Marechal. Pero lo verdaderamente desconcertante no era su biografía, sino su libro: una novela escrita con errores gramaticales, frases torcidas y un ritmo espasmódico que parecía más cercano a la fiebre que a la literatura.

Y sin embargo, lo que parecía torpe era pura potencia. “Las primas” no está mal escrita. Está escrita de otra manera. Como si Venturini hubiera encontrado una lengua propia y la hubiera defendido a puño limpio, contra todas las convenciones. La narradora, Yuna, es una adolescente que vive en una familia disfuncional, rodeada de mujeres deformes, violentas, melancólicas. Es una niña que ve demasiado, que piensa en una sintaxis propia, que dibuja, que cuida, que narra. Y lo que narra es un mundo brutal.

Las primas de Yuna —Carina, Betina, Petra— tienen discapacidades físicas o psíquicas. La madre de Yuna es una mujer neurótica, violenta, que maltrata a su hija sin tregua. Yuna, a pesar de todo, o quizás por todo eso, ama. Ama a sus primas, a su hermana, a su mundo roto. Y lo cuenta con una lógica afectiva que no sigue las reglas de la Real Academia, sino las de su sensibilidad.

LA ESCRITURA

La prosa de este libro es uno de los grandes hallazgos de la literatura argentina de este siglo. Es una escritura desviada, rítmica, corporal, como si las palabras no salieran de la cabeza sino del estómago. Yuna no narra como una escritora: narra como alguien que está viviendo y pensando al mismo tiempo. Por eso hay errores, repeticiones, neologismos. No es ignorancia: es intensidad.

Este gesto estético —el de escribir como se puede, no como se debe— tiene raíces profundas. Hay algo de Arlt, algo de Manuel Puig, algo de Copi. Pero también hay algo completamente nuevo. Una voz que no se parece a ninguna otra. Una lengua en carne viva.

Es un libro sobre cuerpos diferentes, sobre la violencia doméstica, sobre el deseo y la inteligencia en contextos adversos. Pero es también un libro sobre el lenguaje. Sobre cómo se habla cuando nadie nos enseña a hablar. Sobre cómo se narra cuando no hay modelo posible.

A lo largo de la novela, Yuna va creciendo. Se forma, estudia, se vuelve artista. Encuentra un lugar en el mundo, sin dejar de pertenecer a su familia disfuncional. Esa tensión —entre la lucidez y la locura, entre el arte y la marginalidad— es uno de los motores secretos del libro. Yuna no quiere escapar. Quiere comprender. Quiere contar.

La elección de narrar desde un personaje con una educación lingüística limitada y con una inteligencia distinta (nunca del todo definida) es un riesgo. Pero es también un acierto. Porque obliga al lector a descentrarse. A entrar en un universo sin comodidades. Leer “Las primas” es una experiencia sensorial. Hay que dejarse llevar por el ritmo, por el tono, por la mirada. No hay que corregir a Yuna: hay que aprender a leerla.

Aurora Venturini sabía perfectamente lo que hacía. Se ocultó tras un seudónimo para que no la juzgaran por su pasado, por su edad, por su figura excéntrica. Quería que el libro hablara por sí mismo. Y habló. Gritó, incluso. Con esa voz inusual que no pide permiso y que, una vez escuchada, no se olvida más.

Ojo. No es una novela sobre la discapacidad, ni sobre la familia, ni sobre el arte. Es una novela sobre la diferencia. Una diferencia que no se lamenta, ni se romantiza, sino que se vive con fiereza. En un mundo literario que muchas veces premia la corrección y la imitación, Venturini aparece como una anomalía gloriosa. Una escritora que, en su vejez, decidió no agradar, sino hacer estallar.

Este libro no se parece a ningún otro. Y eso es lo mejor que se puede decir de una novela.

Las primas
AURORA VENTURINI
Editorial: Tusquets
Páginas: 216
Precio: $39.900
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