Una ostensible mejora en la lucha contra la venta ilegal en La Plata

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El notorio descenso de la presencia de vendedores ambulantes en el casco céntrico de La Plata evidencia que fueron muy exitosos los primeros pasos del acuerdo alcanzado por puesteros y manteros con el Municipio, para dejar de comerciar en la vía pública. Como se sabe, la medida acordada hace poco menos de un mes alcanza a vendedores que operaban en las calles 8, 12 y diagonal 80, quienes, según se informó oficialmente, aceptaron relocalizar su actividad.

La experiencia negativa a lo largo de décadas dejó a la vista que en anteriores ocasiones y, luego de largas negociaciones en las que llegaron a definirse lugares para radicar a manteros y puesteros en predios especiales, las iniciativas no arribaron a buen final y los vendedores irregulares volvieron a veredas y plazas de la Ciudad. Por eso el comercio local destaca ahora esta mejora ostensible que se está dando en la lucha contra la ilegalidad y espera que la situación continúe por esta senda.

En esta oportunidad, con la firma del acuerdo denominado Programa de Reconversión de la Venta Ilegal, adhirieron a sus cláusulas un total de 900 vendedores informales.

Según se informó, el mayor núcleo integrado por senegaleses junto a otros grupos de vendedores ambulantes fueron relocalizados en distintos paseos de compras y locales comerciales que están ubicados en diferentes puntos de la ciudad. Durante la primera etapa, la Municipalidad procedió a la reubicación de los vendedores que ocupaban el espacio público de las plazas San Martín, Italia y Rocha, para instalarlos en el Paseo de Compras Meridiano V.

Como se sabe, distintas entidades representativas del sector comercial apoyaron en las últimas semanas el programa impulsado en La Plata. Especialmente después de que meses atrás se publicó un relevamiento realizado por la Cámara de Comercio platense, que reflejaba un crecimiento, sostenido mes tras mes, del número de puestos informales. Al conocer ese trabajo, desde la Federación Empresaria local se emitió un comunicado que contenía expresiones elocuentes: “No se soporta más la competencia ilegal”.

Pero por entonces, a pesar de los insistentes y fundados reclamos del sector empresario, la venta ilegal se reprodujo en forma exponencial en la ciudad capital de la Provincia, donde desde hace años estuvo en extrema desventaja el comercio establecido, que tributa impuestos y tasas municipales, que cumple con numerosas exigencias administrativas, que abre fuentes laborales con la contratación de personal y que, por lo general, sin local propio, debe afrontar, entre otros, el gasto de un alquiler.

Se ha dicho ya y es preciso insistir: los problemas que plantea la crisis económica son de magnitud y el empresariado puede dar fe de ello. La venta ambulante -que se encuentra prohibida en no pocos distritos del Gran Buenos Aires- es exactamente lo contrario de lo que se necesita para que el país se desarrolle y avance. Por eso resulta fundamental que esta nueva experiencia que se impulsa para erradicar el flagelo, dé resultado. Y se mantenga en el tiempo.

 

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