Busca recuperar la solidez perdida

Dolor, bronca y algo de impotencia. Con esas sensaciones dejó Estudiantes el Guillermo Laza el viernes por la tarde, luego del agónico gol de Nicolás Demartini que privó al Pincha de una nueva victoria, la cuarta de manera consecutiva.

El equipo de Eduardo Domínguez dominó prácticamente todo el trámite del encuentro ante los de Rubén Darío Insúa, pero las falencias tanto en ataque como en defensa (sobre todo estas últimas) le volvieron a costar caro. Sacando contadas excepciones, una constante de un equipo que, tal cual dejó el claro el entrenador en conferencia de prensa, “por eso tiene los puntos que tiene”.

El Pincha ha dejado atrás su peor pasar en el certamen y llegó a las 27 unidades obtenidas, lejos del líder Vélez, que ha mostrado una regularidad que al León le costó y mucho. Sin embargo, el dato que llama la atención de Estudiantes es la cantidad de goles que ha recibido y, sobretodo, las pocas veces que Matías Mansilla se ha ido a su casa sin tener que sacar la pelota del fondo de la red. De más está decir que el arquero no es el principal responsable de lo dicho, pero sí uno de los protagonistas que más lo sufre.

A lo largo de las 19 fechas que llevan disputadas en la actual Liga Profesional, los dirigidos por Domínguez han recibido 20 goles. Es decir, 1,05 por jornada. Como contrapartida, suman 22 a su causa, lo que da un promedio de 1,15. De esto se desprende que el margen es ínfimo, algo que preocupa puertas adentro a un entrenador que incluso lo ha reconocido tras el 1 a 1 frente al Guapo el pasado viernes.

“Es así. Lo tenemos que seguir trabajando”, consideró en cuanto a eso. “Hicimos muchos cambios en casi todos los partidos, no es excusa. Pero es un claro déficit que tiene el equipo, por eso tenemos los puntos que tenemos”, indicó en la sala de prensa del Guillermo Laza. “Es claro: si nos hacen menos goles, vamos a ganar más partidos. Eso lo tenemos que entender. Creo que está claro”, completó minutos después del festejo agónico de Demartini.

Más allá de los pocos goles convertidos y los varios recibidos, lo que llama la atención de Estudiantes, y a la vez explica la irregularidad que no le ha permitido pelear también este torneo, son las pocas vallas invictas que ha logrado.

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Hasta el momento han sido apenas cinco en las 19 fechas disputadas: dos en el inicio del certamen allá por mayo, dos en el reinicio tras el parate por la Copa América que se disputó en Estados Unidos, a fines de julio, y la restante semanas atrás, a fines de septiembre.

El Pincha suma sólo cinco vallas invictas en las 19 fechas disputadas en la Liga Profesional

La primera de las mencionadas llegó en el 1-0 frente a Tigre en el José Dellagiovanna de Victoria por la fecha 1, en tanto que la segunda en el 2-0 ante Deportivo Riestra de la fecha 2 en UNO. Luego, de manera continuada, en los capítulos 6 y 7, ambos con dos empates sin goles. Frente a Unión en el Jorge Luis Hirschi, y ante Huracán en el Tomás Adolfo Ducó. La última, bastante más reciente por cierto, en el 1 a 0 frente a Defensa y Justicia en UNO por la fecha 16, el 28 de septiembre pasado.

De esto se desprende que en los 14 partidos restantes, al Pincha le han convertido los 20 goles que lleva recibidos hasta el momento y que, como contrapartida, sólo festejó 18. Es decir, 1,42 el promedio en cuanto a los recibidos y sólo 1,28 en cuanto a los festejados.

Todo esto muy alejado a lo que fue la actuación defensiva en la pasada Copa de la Liga que terminó con conquista albirroja en Santiago del Estero frente al Fortín, hoy por hoy el equipo con mejor saldo de la Primera División y, como consecuencia de ello, el único líder.

VOLVER A SER EL QUE SUPO SER, EL OBJETIVO DE CARA A DICIEMBRE

Si bien efectivamente como manifestó Domínguez tras el 1 a 1 ante Barracas Central, dentro del actual trayecto “hubo muchos cambios”, el equipo no termina de encontrar la solidez que lo llevó a la conquista del certamen previo.

A diferencia de lo que viene haciendo en la Liga Profesional, el Pincha terminó la mencionada Copa de la Liga con apenas 11 goles recibidos, contando etapa regular y también aquellas de eliminación directa, y 24 convertidos.

Además, en lo que se refiere a las vallas invictas, supo conseguirlo en 9 de los 17 encuentros disputados. Es decir, algo más de la mitad. Ocho de ellas se dieron en la fase inicial (Belgrano, Unión, Racing, Tigre, Newell´s, Gimnasia, Central Córdoba de Santiago del Estero y Boca) mientras que una, en el 3-0 ante Barracas en Cuartos, en las definiciones mano a mano. Posteriormente llegarían los dos empates por 1 a 1, ante Boca y Vélez, y las sendas definiciones desde los doce pasos donde Matías Mansilla se destacó por completo para así bordar una nueva estrella en el escudo del León.

Frente a esto, Domínguez tiene el gran desafío de retomar aquella solidez que caracterizó a los suyos hace apenas algunos meses. Y si bien es cierto que en el medio hubo un mercado de pases y se han ido jugadores importantes para la estructura como Eros Mancuso y Zaid Romero, varios de los actores defensivos aún permanecen en el plantel. Por mencionar a algunos de ellos, Luciano Lollo y Gastón Benedetti (titulares en la final frente a Vélez), como también Federico Fernández (a quien le ha costado por las reiteradas) o Santiago Ascacibar y Enzo Pérez, encargados también del equilibrio albirrojo.

Estudiantes se encuentra a semanas nada más de un nuevo encuentro, en el que definirá al mejor del año en el Trofeo de Campeones que se jugará en diciembre. Y de cara a dicha final, Domínguez tiene una misión: volver a ser el equipo sólido que supo ser. Ya lo dejó claro el entrenador, “Si nos hacen menos goles, vamos a ganar más partidos”.

Ascacibar, Meza, Pérez y Boselli, a pura charla en City Bell / EDLP