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Política y Economía |¿Hubo desplante argentino?

El acto del Papa sin el canciller que trajo más tensión en la relación

Fue para conmemorar los 40 años del Tratado de Paz con Chile por el Canal del Beagle. Francisco hizo una mención de Cristina

El acto del Papa sin el canciller que trajo más tensión en la relación

Papa Francisco /ap

26 de Noviembre de 2024 | 02:18
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El Vaticano organizó ayer una suerte de celebración del 40° aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, firmado en la Sala Regia de la Santa Sede el 29 de noviembre de 1984. El acuerdo, alcanzado gracias a la mediación del papa Juan Pablo II, puso fin a un peligroso conflicto bélico que estaba por iniciarse por cuestiones limítrofes. El papa Francisco recibió a delegaciones de los dos países, pero no estuvo allí el canciller argentino Gerardo Werthein. Sí asistió su par chileno, Alberto Van Klaveren. La ausencia, que algunos observadores vaticanos definieron como desplante, metió más ruido en la ya de por sí difícil relación entre el Pontífice y el gobierno argentino.

Werthein explicó el faltazo en discrepancias que hubo la semana pasada, durante el G20, entre el presidente Javier Milei y su par de Chile, Gabriel Boric. En declaraciones periodísticas, el canciller se encargó de dejar en claro que la ausencia no fue un gesto en contra del Papa ni de la Iglesia, sino contra Boric, que desde el otro lado de la cordillera no creen. Una suerte de desaire hacia Boric, que comulga con ideas de izquierda. Así, la delegación argentina tuvo una presencia, digamos, rebajada porque fue encabezada por el embajador ante la Santa Sede, Luis Pablo Beltramino, mientras que del otro lado fue el jefe de la diplomacia chilena.

Qué dijo FRancisco

En su discurso, en el que reflexionó sobre la paz y la amistad, las dos palabras que le dan título al Tratado (que fue fruto de negociaciones que duraron seis años para resolver las diferencias por el conflicto del Beagle, que se inició en 1978) el Papa fue muy diplomático y sobrevoló ese contraste. Dijo que el acuerdo, logrado gracias a la mediación de los cardenales Antonio Samoré y Agostino Casaroli, “constituye un modelo a imitar”. Y pidió que su “espíritu de encuentro y de concordia entre las naciones, en América Latina y en todo el mundo, deseoso de la paz, pueda ayudar a multiplicarse en iniciativas y políticas coordinadas, para resolver las numerosas crisis sociales y medioambientales que afectan a las poblaciones de todos los continentes, perjudicando especialmente a los más pobres”.

No obstante, tiró una sutil observación. Fue cuando recordó que en ocasión del 25º aniversario del mismo Tratado, el 28 de noviembre de 2009, “se tuvo un acto conmemorativo aquí en el Vaticano, realzado por la presencia de las presidentas de Argentina, la señora Cristina Fernández de Kirchner, y de Chile, la señora Michelle Bachelet”. El no era el Pontífice, claro.

“En aquella circunstancia el Papa Benedicto XVI puso de relieve cómo Chile y la Argentina no son sólo dos naciones vecinas, sino mucho más. Son, dijo, dos pueblos hermanos con una vocación común de fraternidad, de respeto y amistad, que es fruto en gran parte de la tradición católica que está en la base de su historia y de su rico patrimonio cultural y espiritual»”, evocó Francisco. ¿Un palazo al libertario y su tendencia a romper con todo aquel con el que no coincide?

Esto sucedió durante la mañana argentina. Luego, la jornada transcurrió con versiones que emanaban de Roma sobre alguna molestia del Vaticano. El dato abrió especulaciones sobre el posible viaje de Francisco al país en 2025, pero sólo fueron eso: especulaciones sin ninguna información oficial. Hubo absoluto silencio oficial en Roma. La visita seguiría en pie.

En Buenos Aires el Gobierno también mantuvo silencio pero, como era esperable, corrieron muchas versiones sobre la decisión de no mandar al Vaticano ni siquiera al vicecanciller, Eduardo Bustamante.

Se sabe que es tensa la relación entre el gobierno y el Papa. La Rosada no olvida las durísimas críticas de Jorge Bergoglio a la represión ordenada por el Ministerio de Seguridad, que encabeza Patricia Bullrich -una mimada de Milei-, contra quienes protestaban por el veto a la nueva fórmula jubilatoria en septiembre pasado. Aquella vez el Pontífice dijo: “En vez de pagar la justicia social, pagaron el gas pimienta”. Una frase con claro destino de título. Pero hay sospechas de que otros temas profundizaron la distancia entre las partes, que viene desde la época de la campaña electoral, cuando Milei dijo cualquier barbaridad del Papa (luego, es verdad, se disculparía). El mandatario y Francisco difieren muchisimo sobre la posición frente a Israel en la guerra que se combate en Medio Oriente y, sobre todo, luego del ataque salvaje de la agrupación terrorista Hamas.

Se conoció hace diez días el contenido de un nuevo libro pontificio sobre los movimientos migratorios, con una frase acerca de la guerra. Allí el Papa sugirió investigar si Israel estaba cometiendo genocidio con el pueblo palestino de Gaza.

Se sabe del alineamiento absoluto de Milei con Israel. Hace días, en un evento de la Cámara de Comercio argentino-israelí, el jefe del Estado argentino anunció que firmará un memorándum para combatir “el terrorismo y las dictaduras”. Dijo: “Mientras los kirchneristas hacían un memorándum con Irán, nosotros hacemos uno con Israel”.

Durante el acto de ayer en la Sala Regia -allí se firmo el acuerdo en los 80- el Papa habló de la “prepotencia del invasor”, en referencia ineludible al gobierno de Israel y también al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, aunque también habló de una “invasión provocada” a Ucrania. Milei, por su parte, se siente amigo del presidente ucraniano Volodimir Zelenski.

Lo cierto es que fuentes oficiales deslizaban ayer bajo anonimato en diferentes medios que el Presidente, en definitiva, sigue pensando que “el Papa juega políticamente en Argentina” y tiene “una gran afinidad con dictadores comunistas”. Tampoco cayó bien que Francisco haya mencionado en su discurso a la expresidenta Cristina Kirchner. “Podría no haberla mencionado; lo hizo de modo explícito”, se quejaban los mileistas.

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