VIDEO. Pasaron más de 70 años y el águila de Plaza Italia volvió a moverse
Edición Impresa | 29 de Noviembre de 2024 | 02:12

Tras algunas maniobras, la enorme grúa dispuesta para la tarea pudo finalmente levantar la emblemática águila de bronce que caracteriza Plaza Italia para el traslado a su lugar original, el centro del espacio verde de 7 y 44. La etapa siguiente de trabajo, que demandará un mes, será remover el resto de las piezas del monumento. Ahora, se podrá culminar con el reimplante de “Alla Fratellanza”, el nombre de la obra del escultor Abraham Giovanola que simboliza el hermanamiento de las comunidades italiana y argentina.
El procedimiento es parte de la remodelación de la plaza céntrica, que incluye la “mudanza” del monumento al sitio donde se emplazó por primera vez en 1917, sobre la línea de la continuidad de la avenida 7, mirando el águila hacia el sudeste, (la dirección cardinal especificada en los documentos históricos). Antes de reubicarla -luego de que fuera movida en la década de los ´50, cuando se abrió la calle central-, se le practicará un proceso de restauración.
Con el operativo de ayer concluyó la primera fase. Tras extraer todos los remaches de ese sector del monumento, se retiraron el águila, las dos banderas que porta el ave y parte de la roca (también de bronce) donde se apoya la figura del animal y con lo que termina de configurarse el conjunto escultórico. Un segundo fragmento de esa última pieza se mantuvo amurada y desde ahí comenzarán a desmontar lo que resta de la obra a partir de diciembre.
El procedimiento de desarme fue, en rigor -más allá del esfuerzo técnico que debió realizar la empresa Rol Ingeniería- un acto por demás emotivo. Se contó con la presencia del intendente Julio Alak y de descendientes del escultor que la plasmó en metal, sus bisnietas Analía Goñi y Adriana Giovanola. Ambas se refirieron con nostalgia al relato familiar sobre su antepasado artista y destacaron la complicada tarea de reubicar el monumento.
“Estamos acompañando la obra de nuestro bisabuelo, nuestro nono. Para nosotros siempre fue un orgullo desde chiquitos cuando nos contaban nuestros papás. A mis chicos, cuando veníamos de la colonia del Colegio Nacional y pasábamos por acá, les decía: ‘Miren que ese monumento lo hizo el tatarabuelo de ustedes´”, comentó Goñi en pleno descenso de la escultura. Luego, podrían acercarse y tocarla.
Del grupo escultórico se conoció que sólo las banderas pesan unos 500 kilos, y junto al águila con su apoyatura en la roca completa 4 toneladas. Por lo que se verificó después del desarme el ensamble para erigir la obra, más de un siglo atrás, fue realizado con una notable prolijidad, según señalaron los responsables del operativo que alcanzaron a observar al detalle la técnica constructiva. Si bien se trata de tres piezas unidas por numerosos perfiles, a la vista aparecen como un único cuerpo.
Una vez abajo se verificó que el águila se halla en muy buen estado, con la típica pátina del tiempo que vuelve al bronce de un color verdoso, lo que se respeta en toda tarea de restauración y que por lo tanto no se retira y se limpia la pieza de manera superficial.
En total, el monumento consta de cinco piezas: el águila con las banderas y la roca donde se apoya, tres columnas y dos capiteles, uno superior y otro inferior de mayores dimensiones y más ornamentado. Todo se despliega a una altura de 22 metros y en dos materiales, bronce y granito.
A continuación, anticipó el ingeniero Hugo Maluéndez, se llevará a cabo una serie de cateos, tendrán que romper algunas partes de hormigón, quitar el perfil para liberar el segmento del bronce que resta extraer y el capitel de la columna superior. Esos trabajos, demorarán “unas dos semanas”, puntualizó el profesional. Luego, bajarán el resto de las piezas.
Mientras tanto, lo que se va desmontando se guarda en una celda al pie de la estatua. Todo el conjunto pasará por un proceso de restauración antes de volver a ensamblarse y relocalizarse.
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