Las Extraordinarias ponen más tensión entre el Gobierno y aliados
Edición Impresa | 3 de Diciembre de 2024 | 03:00

La mesa chica de Javier Milei decidirá en soledad, en las próximas 48 horas, “el temario” con el que aspira a convocar a sesiones extraordinarias del Congreso. Además del propio Presidente hablamos de un espacio integrado por la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el asesor, Santiago Caputo; el vocero Manuel Adorni y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Se supone que antes del fin de semana debe hacerse efectivo el llamado. La inclusión del Presupuesto 2025 aparece lejana. Milei pretendería prorrogar una vez más el de 2023 para así manejarse con más discrecionalidad en las decisiones. ¿Y Ficha Limpia, ese proyecto caído que enturbió la relación con los aliados del PRO? Tampoco hay certezas. Por el contrario: probablemente no sea incluido.
Sí podría incluirse la anulación de las Primarias Abiertas y Obligatorias y las vacantes para ocupar juzgados federales, dos ítems por los que el oficialismo vendría charlando subterráneamente con el principal partido opositor: el PJ/kirchnerismo.
Hasta ayer, el Gobierno no daba señales de querer sentarse a consensuar la agenda de las extraordinarias con sus aliados parlamentarios, en especial el macrista PRO. Al que le debe bastante. Por ejemplo, el sostenimiento a los vetos de las leyes de financiamiento universitario y de movilidad jubilatoria que fueron cuestionados en el Parlamento por el espectro opositor no dialoguista.
No asoma en agenda una reunión de “coordinación legislativa” entre LLA y los diputados del PRO, como solía ocurrir hasta hace semanas atrás. Lo dicho: no logró atenuarse la tensión de los últimos días, que se profundizó por la caída del debate sobre la Ficha Limpia (que una persona con condena en dos instancias por corrupción no pueda presentarse como candidato a nada) que se dio el último jueves.
El proyecto nació en el partido de Macri, apoyado incluso por otros opositores, pero por segunda vez no pudo tratarse porque no hubo quórum para sesionar. Los libertarios colaboraron con ausencias para que no se reunieran los 129 diputados imprescindibles para el inicio.
Eso aumentó la desconfianza preexistente en el macrismo respecto a un supuesto pacto entre Milei y el kirchnerismo para postergar un proyecto que hubiera impedido que Cristina Kirchner -condenada a prisión por corrupción en dos instancias- se presente como candidata el año próximo.
Uno de los puntos del supuesto acuerdo incluirían el apoyo K a Martín Menem para que sea reelegido como presidente de la Cámara de Diputados, en la sesión de mañana.
En el Gobierno salieron a cruzar esas versiones que abonan la supuesta componenda. Que incluiría otro punto: la derogación de las PASO, algo que buscarían -cada uno por diferentes motivos- los mileístas y los kirchneristas pero que es rechazado por el PRO y por partidos opositores como la UCR, a los que siempre ese mecanismo les fue útil para ordenar su propia interna.
Así, sin la comunión con PRO, surge la duda: en dónde se apoyará Milei para sacar los proyectos que mande en Extraordinarias, período en el que, se recuerda, sólo se abordan temas pedidos por el Ejecutivo. ¿Y si termina siendo la confirmación del acercamiento con los K?
No está claro que en la convocatoria a extraordinarias se incluya la discusión de los postulantes del Gobierno para integrar la Corte Suprema de Justicia. Es un tema que inquieta al oficialismo, por el cual ha tenido conversaciones con el peronismo. Los libertarios temen que una posible designación por decreto y en comisión del juez federal Ariel Lijo y del catedrático Manuel García-Mansilla, como se analiza, termine por implosionar esos puentes. Lo advirtió José Mayans, jefe cristinista en el Senado: si el Poder Ejecutivo avanza por decreto, los 33 senadores del rechazarán las designaciones de los jueces.
La Constitución Nacional prevé los nombramientos en comisión como un mecanismo de excepción cuando el Congreso está en receso, pero define que “expirarán” cuando comience un nuevo período ordinario. Para que dichas designaciones no sean transitorias, el Gobierno deberá acercar posiciones con el kirchnerismo, determinante para reunir los dos tercios del Senado. El número mágico es 48. Con sus 33 senadores, UP tiene un decisivo poder de veto.
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